Dibujando la memoria de Buenos Aires: Guillermo Dinwoodie evoca nuestra historia arquitectónica y personal

Casi todos los que vivimos en San Telmo conocemos sus dibujos, impresos en los individuales del bar El Federal o el imán de delivery de la pizzería Pedro Telmo. Pero pocos conocemos su rostro y menos todavía su extraña mezcla de genio y disoluto. En postales por 2 pesos cada una, vende sus dibujos de edificios y lugares emblemáticos de Buenos Aires caminando por sus veredas. Tiene un conocimiento profundo de la historia arquitectónica de la ciudad y una mirada que capta tanto lo material como la esencia invisible de un lugar o una persona.


Dice que empezó a dibujar edificios porque “siempre estuve mucho en la calle, vagabundeando”. El artista enuncia: “Camino mucho a la noche, cuando los bares están abiertos y las iglesias están cerradas” y da la impresión de que podría contar unos cuantos relatos de las calles oscuras de Buenos Aires.
Guillermo Jerónimo Dinwoodie nació en 1963 y se crió en Barracas, frente a la Plaza España. Fue a un colegio industrial, trabajó en fábricas y en un tiempo hacía enhebradores de agujas que vendía en la zona de Balvanera. Pero su trayectoria como dibujante empezó en la Plaza Lavalle, donde vendía sus trabajos frente al Teatro Colón, uno de sus primeros objetos de observación.
Dinwoodie es autodidacta, aunque fue incorporando los consejos y comentarios que le dieron artistas, arquitectos y comunicadores visuales a lo largo del tiempo. “Estoy aprendiendo a dibujar, todavía estoy adquiriendo la óptica del trabajo”, insiste.


Hoy, vive en el barrio de Congreso, cerca de la Avenida de Mayo. Entre 1988 y 1995 vivió en Los Patios de San Telmo, sobre el pasaje San Lorenzo, cuando el lugar era “oscuro, descuidado e informal”. Al recordarlo, no olvida que de ese mismo lugar “salieron los primeros esclavos liberados en 1913”.
La gama de sus dibujos incluye muchos de los edificios históricos y bares notables de la ciudad, incluyendo el Teatro Colón, Tribunales, la Casa de Gobierno y los palacios Barolo y De las Aguas. En San Telmo ha dibujado la ex embajada austríaca (Perú y Belgrano), el Edificio de los Ingleses (Caseros y Defensa), la Torre Dodero (Caseros y Bolívar) “desde donde se miraba el movimiento del puerto porque el dueño de la casa tenía una empresa fluvial”, cuenta.


Además, han pasado y pasan por su pluma los bares El Federal, Pedro Telmo, La Coruña, El Hipopótamo, Todo Mundo!, Guebara, La Coruña, Dorrego, el Mercado de San Telmo, la Iglesia de San Telmo y el Colegio Rawson, entre otras fachadas que evocan, incluso, lugares que ya no están, como la antigua zapatería de la esquina de Balcarce y Estados Unidos.
“Los edificios me gustan y los antiguos más porque costaba mucho esfuerzo construirlos -dice el dibujante-. Mirás y ves un edificio; pero detrás de la fachada o detrás de los detalles de su interior, como esa lámpara o ese reloj (señala objetos de la confitería Puerto Rico), hay muchas horas de trabajo. Son muy caros estos sitios, tienen otro elemento que las construcciones modernas no tienen”.


“La obra humana tiene que ver con la exhibición de poder. Las cúpulas, por ejemplo… Las personas construyen una cúpula como en la búsqueda de Dios. Y esa cúpula queda como una afirmación que dice: ‘nosotros hicimos esto’”, explica.
La sutileza de lo que hace se nota más aún cuando explica porqué sus imágenes provocan eco en sus clientes: “Este conjunto de trabajos tiene que ver con la memoria. Las personas que estuvieron en ese lugar se acuerdan de su pasado. La gente me compra los postales porque ve un bar y dice ‘iba a comprar cervezas acá cuando era chico’ o ‘jugaba a la pelota en este parque’. Un mismo lugar puede representar distintas memorias para distintas personas en diferentes épocas”.
—Catherine Black
Para saber más sobre Dinwoodie o pedir un trabajo en particular: [email protected]

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5 Respuestas

  1. diego dice:

    hola… que tal? conozco a din desde los años 90 de la plaza san telmo, siempre le compraba sus obras hasta que un dia pasado de copas le compre como 20,los tuve guardados mucho tiempo hasta que un dia en casa los pegue en una pared y resulto que todo el que venia se quedaba encantado con sus trabajos,realmente merece un reconocimiento de parte de todos nosotros, los andantes de esta maravillosa ciudad, desde ya gracias por tu arte y conta conmigo en lo que pueda, por que ya te siento amigo.
    saludos , de este humilde admirador.

  2. Guillermina dice:

    Pasando nuestras vacaciones de invierno de 2019 en Buenos Aires, tuvimos la posibilidad de cruzarnos con este gran artista en Celta bar. Quedamos enamorados de sus dibujos, los cuales atesoramos con mucho cariño y admiración.
    Gracias por compartir su historia.

  3. San dice:

    Acabo de encontrar uno de sus trabajos. Recuerdo que lo conoci con una compañera de la facu, en el bar de paseo colon y cochabamba. Las dos le compramos y yo todavia lo tengo.

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