Dos vendedores queridos de nuestras noches floreadas
Javier Ferraris vendedor de tarjetas postales artesanales
Cultivador de la pintura y poesía, se presenta con mucho respeto y apertura. Él mismo fue el que me vendió sus tarjetas cuando lo conocí.
Comenzó como un juego, junto con su compañera Marisa, regalando y homenajeando -según sus palabras- a compañeros de escuela, collages de flores; tenia 14 años. Más tarde, adquirió más oficio y sutileza y creó una nueva invención artesanal que es el armado de tarjetas con flores disecadas y también trabajos hechos a mano simulando vitreaux donde puede leerse -como un caleidoscopio- citas y frases de autores reconocidos que persiguen “una suerte de detención en el tiempo para autoconocerse y darle por un minuto una visión más humana de la vida“.
Margarita
La vendedora más popular y querible de San Telmo nos cautiva con su bella presencia y humildad como “la vendedora de rosas” o “la vendedora de fantasías”. Así aparece y en silencio nos ofrece una flor mientras la charla nos consume. Delicada, respetuosa e inocente nos convoca con su honestidad para detenernos y compartir en nuestra relación, casual o no, una mirada y una aprobación de nuestra compañera para su posterior deleite. Ella sólo aparece y luego desaparece abriendo un lugar posible en nuestro fluir nocturno.