El árbol terco
Por Lilita Vives. Foto gentileza de Alicia Lilo.
Había nacido hace aproximadamente quince años. Lo plantaron vecinos deseosos de “completar” una vereda más de una callecita de San Telmo. Y creció.
Creció tanto que los caminantes que pasaban creían que era antiquísimo. Pero no, era joven y con muchas ganas de crecer. Sus ramas se extendían lejos como queriendo abrazar una nubecita, su altura sobrepasaba toda expectativa racional.
Y era bello. Muy bello. En verano, su sombra era un alivio para viviendas y personas y en invierno, el despojo de sus hojas nos permitía recibir el calorcito del sol filtrado solícito entre sus ramas.
Pero un día… fue cortado. No estaba más. Apareció una imagen de pequeño tronco… vacío de ramas… sin vida, tan triste… y sí, nos dejó desolados, impotentes.
Los que amamos y respetamos la naturaleza, no encontramos palabras para explicar la situación.
Nos paralizamos. Sin embargo el árbol no, porque comenzó a prodigar pequeños brotes en su tronco y fueron, luego, pequeñas ramitas. Pero, nuevamente, el lado oscuro de quienes sienten diferente hizo de las suyas y fueron arrancadas.
¿Qué hacer?. Nos aferramos a la esperanza (esa amiga que tanto nos socorre) y esperamos que la naturaleza pueda más. Un día apareció un cartel pegado a él, pequeñito, casero, simple que decía: “Resistiré”. Y el árbol resistió. Comenzó a prodigarse en ramas de una manera increíble. Ramas que nacían e inmediatamente se “estiraban” en una longitud rápida, inusual, como queriendo evitar la permanencia de los brotes pequeños.
Y ¡está creciendo! Junto a manos piadosas, generosas, dispuestas día a día a cuidarlo colocando guías para conducir sus ramas, ayudarlas, acompañarlas, amarlas. El árbol resistió y revivió. Y está bello. Nuevamente bello, creciendo con mucha fuerza.
¡Feliz año nuevo árbol!, que viviste, fuiste lastimado, resististe, luchaste y resurgiste un día para mostrar la fuerza de la naturaleza que te sustenta, conmueve y ¿por qué no? nos enseña… claro.
Te queremos bello árbol de esta cuadra santelmeña.