El arte de escribir
Uno de los mandatos fundacionales de la Escuela, es la adquisición del lenguaje en todas sus formas; este mandato lejos de perder sentido con el correr del tiempo, se ha ido complejizando.
La tecnología nos presenta nuevas formas de comunicación y la Escuela, como institución, debe adaptarse a ellas. Así, donde antes se utilizaba solamente el papel para escribir y los libros para leer e investigar, hoy -paralelamente- utilizamos para hacerlo, en simultáneo, los avances tecnológicos.
Este año, que tengo la suerte de ser docente de quinto grado en la Escuela Nº 1 DE 3º -Valentín Gómez- de nuestro querido barrio de San Telmo, les propuse a mis alumnos un proyecto: “La Voz de Quinto, Periódico Virtual”. De esta manera, los chicos pueden dar a conocer sus inquietudes a través del lenguaje escrito.
El aula se ha convertido en una redacción, los chicos, además de explorar distintas publicaciones, son artífices de sus propias noticias. Los quehaceres del escritor que necesitan desplegar para ello requieren de diferentes momentos: Desde el primer borrador, que se realiza en versión papel, hasta la noticia final utilizando el Programa Scribus atraviesan por diferentes momentos en la planificación de la escritura.
El proceso de escritura implica una programación, donde se deben tener en cuenta varios factores: el mensaje, el receptor, la forma que se dará a ese mensaje y el impacto que se desea tenga dicho mensaje. Es un proceso más complejo que el del habla. Y es aquí donde interviene la Escuela, acompañando a los niños en la apropiación del lenguaje escrito; es aquí, en este campo de acción, donde los docentes podemos incentivarlos no solo a reproducir la cultura sino también a crearla. De esa manera, el niño pasa de ser un mero espectador a ser el actor protagónico de su propio aprendizaje.
Para concluir, comparto unas palabras de Paulo Freire -educador, pedagogo y filósofo brasileño-: “Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra”.
Maribel F. Russo