El capricho de seguir siendo paraguayos

El Club Deportivo Paraguayo

Por Mariano Carril

En la frontera entre Barracas y San Telmo habita el Club Deportivo Paraguayo, que agrupa los sentires y las ganas de compartir de una de las colectividades más numerosas que existe en nuestro país.

El Club Deportivo Paraguayo. Foto: Gentileza del Club Deportivo Paraguayo.

El Club Deportivo Paraguayo. Foto: Gentileza del Club Deportivo Paraguayo.

En el año 1961, un grupo de integrantes de la colectividad paraguaya en Argentina fundó el Club Atlético Deportivo Paraguayo “con el objetivo de organizar, dirigir y fomentar el desarrollo del fútbol entre sus asociados”. Teniendo en cuenta que la actividad fundamental que agrupó a la colectividad fue el fútbol, apenas un año después de su nacimiento, el Deportivo Paraguayo se afilió a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y comenzó a disputar los torneos de Primera D.

Sin embargo, la institución fue creciendo a lo largo de los años y sus actividades se fueron multiplicando. Peñas, fiestas, charlas sobre historia y actualidad de la nación guaraní, presentaciones de libros, proyecciones de películas, etc, forman parte de la extensa lista de propuestas que convirtieron al Club Deportivo Paraguayo en un centro de referencia de la cultura y la sociedad paraguaya en nuestra ciudad.

A mediados de la década de los ‘80 se instaló la sede central del Club en Piedras 1676, entre Caseros y Finochietto. Aunque la limitación geográfica formal lo ubica en la frontera de Barracas, la vida social del Deportivo Paraguayo, acaso una de las instituciones más populares de esta colectividad, no deja de ser una referencia para el acontecer social del barrio de San Telmo.

Peña cultural en el Club Deportivo Paraguayo. Foto: Mariano Carril.

Peña cultural en el Club Deportivo Paraguayo. Foto: Mariano Carril.

“El Sol” dialogó con Gerardo Denis Vera, actual administrador de la sede de Piedras, quien nos contó cómo  fue haciéndose realidad el sueño de un lugar para los paraguayos residentes en Argentina. “Nosotros, es decir, la actual conducción, surgimos como la expresión juvenil de una camada de socios que por el año 1985 se había lanzado a la compra de esta casa. El proyecto surgió después de un festival muy grande que se hizo en el Club Huracán y que dejó un buen ingreso. Fue una actividad, nada más, algo sin continuidad, por lo que decidir comprar la casa fue algo aventurero. Pero esa iniciativa posibilitó que nos acercáramos una corriente de jóvenes”.

Denis Vera recuerda que la afluencia de jóvenes generó algunas fricciones con la dirigencia: “nos llamaban los pibes loquitos porque habíamos planteado una serie de cosas para mejorar, que desde un lugar conservador no se le dio atención. Pero entonces fuimos a elección de comisión directiva y la ganamos. Hubo que caminar porque aquí está la sede pero hay socios en todo el Gran Buenos Aires.”

El equipo femenino del club. Foto: gentileza del Club Deportivo Paraguayo.

El equipo femenino del club. Foto: gentileza del Club Deportivo Paraguayo.

Entonces vinieron los años dorados para la institución, con la realización del Campeonato de los Pueblos, un torneo que juntó a equipos de residentes que representaban a distintas localidades del Paraguay y que llegó a congregar a más de 10.000 espectadores en sus fiestas de apertura y cierre. “En el año 1990, otra locura. Compramos un predio en González Catán, para hacer un campo de deportes, que recién ahora se está terminando”, señala Denis. Fueron años en los que la entidad conoció la gloria cuando salió campeón en 1992 y ascendió a Primera C.

Desde el club reconocen que la institución no se circunscribe al barrio sino que sus actividades están orientadas hacia la comunidad paraguaya. Y que después de una época de mucho dinamismo, la vida social, de la sede de la calle Piedras, decayó durante algunos años. Denis Vera explica que “lo que tiene de característica principal este club es que todo se hace con sudor y esfuerzo, todo se hace sin un peso. Aquí no hay contribuciones ni del Estado argentino, ni del Estado paraguayo, ni de ningún grupo económico. Por eso a veces se nos critica la casa vieja o la falta de ofertas de actividades, en comparación con otras instituciones. Somos pocos pero damos todo, siempre con vocación comunitaria. De a poco se van haciendo cosas, ahora se está acercando de nuevo la comunidad paraguaya. Hay chicos de 20 años participando nuevamente, lo que nos da la esperanza de lograr otro recambio generacional. También hay muchas organizaciones del barrio que utilizan la sede  Y el club tiene el potencial de una comunidad numerosa, que comparte este sentimiento. Lo nuestro es simplemente una identidad, el capricho de seguir siendo paraguayos”.

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