El detrás de escena de las emociones

La comunicación efectiva necesita de una escucha efectiva, es decir que recién cuando escuchamos, convertimos las palabras en mensaje. Usted puede estar leyendo esta nota y si está pensando en otra cosa y no está “escuchando”, lo escrito no penetrará en su mente.

Nuestro cerebro se muestra muy sensible a aquello que nos ocurre: ve cuán tensos, ocupados o preocupados estamos, evalúa la situación y regula nuestros niveles de atención.

Un mecanismo central para lograr que nuestro cerebro preste atención, es la emoción. Emoción y atención están muy relacionadas. Por ejemplo, cuando asistimos a una fiesta y conocemos distintas personas ¿a quiénes prestamos más atención? A quien nos hace reír, a quien nos halaga, a quien nos resulta interesante por algún motivo, etc. Es decir, a quienes tienen un impacto emocional en nuestra experiencia.

Cuando algo realmente nos importa o experimentamos un sentimiento significativo hacia ello, prestamos más atención. Toda comunicación tiene un substrato emocional, es posible verlo observando a los demás y a nosotros mismos. Por ejemplo, cuando en una discusión acalorada alguien dice: “No estoy de acuerdo con mi estimadísimo colega”, aunque la persona pretenda ser educado, el “estimadísimo” es provocado por una emoción que se opone a su significado original.

¿Por qué es importante entender el substrato emocional? En la mayoría de nuestras comunicaciones diarias tratamos de conseguir claridad y además ser creíbles. La dificultad es que la claridad no depende solamente de nuestra racionalidad, sino que puede ser obstaculizada por nuestras emociones.

Veamos la siguiente conversación:

–          ¿Estás enojada? (pregunta el esposo a su mujer).

–          No, responde ella. No estoy enojada.

Como él escucha cierta tensión en su voz, le vuelve a preguntar:

–     ¿Ni siquiera un poco?

–     Te dije que no (responde esta vez en un tono más agresivo).

–     Es que me parecía que estabas enojada (comenta el esposo).

–     Ahora sí estoy enojada. Me hiciste enojar (finaliza ella).

¿Estamos frente a un malentendido? Cuando el hombre pregunta a su esposa si está enojada, ella probablemente lo esté, pero no quiere demostrarlo para evitar un conflicto.

Por su lado, él provoca la irritación de la mujer con sus preguntas y si no estaba enojada…ahora lo está.

Hay veces en que si bien no mentimos, estamos confundidos por nuestras emociones y somos ambiguos cuando nos comunicamos. Para evitar esto, es esencial precisar nuestros sentimientos y asegurar que aquello que decimos no sea opuesto a lo que sentimos. Si atendemos al substrato emocional de nuestras conversaciones podemos comprender mejor a los demás y a ser más claros en nuestros mensajes.

Alinear los pensamientos con los sentimientos y luego con las palabras, nos va a permitir tener claridad emocional. Poder comunicar nuestros sentimientos, es esencial para obtener comprensión, apoyo, ayuda de los demás y por último es fundamental para tomar conciencia de nuestros estados de ánimo, los cuales influyen enormemente en todos nuestros actos.

                              Lic. Hugo Lavorano-M.N. 12.243

 

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