“El futuro es nuestro por prepotencia del trabajo”

La actriz Estela Garelli hace honor a la frase de Roberto Arlt:

La vida es una sucesión de pequeños detalles: el agua fresca lista sobre la mesa, una huerta en el balcón, una sonrisa franca, la manera en que le habla a su hijo. Eso es lo que observo estando en la casa de Estela Garelli, la actriz santelmeña que brilló en el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) -que acaba de finalizar- con la obra “Millones de segundos”, que recibió tres premios ACE, uno de ellos el de mejor espectáculo de teatro alternativo. La pieza continúa hasta fin de marzo, todos los sábados a las 20:30 en El Extranjero Teatro (Valentín Gómez 3378).

Egresada del ISER en la especialización Doblaje -entre otros estudios complementarios como canto, danza contemporánea, flamenco y tango- viene de un año intenso, ya que en 2018 hizo cuatro obras, tres de ellas en simultáneo: la mencionada “Millones de segundos” (escrita y dirigida por el español Diego Casado Rubio), “Creo en un solo Dios”, de Stefano Massini -que cosechó elogios del público y la crítica- y “Jettatore”, el clásico costumbrista de Gregorio de Laferrere. Sobre este último, Estela cuenta que se trató de un ciclo de Teatro argentino, teatro leído organizado por la Fundación SAGAI -Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes-: “Hicimos funciones en El Tinglado (Mario Bravo 948, CABA) y en la Biblioteca del Congreso de la Nación (Hipólito Yrigoyen 1750, CABA), con dirección de Rubens Correa y actores increíbles”. Garelli destaca: “Para mí fue un gran aprendizaje componer ese personaje con humor, ya que, en general, me convocan para hacer tragedias o dramas y es diferente el tipo de energía que requiere la comedia”.

Hablando de energía ¿Cómo fue la experiencia de hacer tres obras al mismo tiempo?

E.G.: Se dio así: los jueves a la mañana hacía funciones de “Jettatore” para colegios; el mismo día a las 20:30, “Creo en un solo Dios” y los sábados, “Millones de segundos”. Tres obras muy distintas entre sí. Lo viví con mucho agradecimiento.

También hiciste “Estilo Esther”, la serie web ganadora de la Bienal de Arte Joven

Sí, fue una sorpresa el personaje de Esther, por el que recibí el premio como “Mejor actriz protagónica en comedia”, en el Los Ángeles Web Fest y como “Mejor actriz”, en el Bilbao Series Land. En 2018 también filmé “Música para casarse”, la ópera prima de José Militano. Tanto la serie como la película se pueden ver actualmente en la plataforma gratuita CINE.AR Play. Se abrió un mercado amplio en ese sentido; de hecho fui jurado en el Festival de Series Web de la Argentina, que se llevó a cabo en teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875, CABA), el año pasado.

¿CINE.AR Play significa una nueva pantalla importante de difusión para los actores, no?

Totalmente. Genera una visibilidad permanente. Además, en el caso de las películas argentinas si no logran un cupo de ventas en las salas cinematográficas, la primera semana, se levantan. Lo bueno es que los que entran a la plataforma -a través de la computadora- también se cuentan como espectadores para el INCAA. También es muy relevante para los actores, lo que hace la Fundación SAGAI por nuestros derechos en la Argentina y en el exterior. Por ejemplo, cuando se dio “Nano” (la telenovela protagonizada por Araceli González y Gustavo Bemúdez) en España, me enviaron el dinero por los derechos, muchos años después de su paso por la televisión argentina. Lo mismo ocurrió con “Apasionados”, la película de Juan José Jusid, en la que también participé. Por otro lado, SAGAI ofrece capacitaciones gratuitas para los miembros y allí entreno cada vez que puedo. Estoy muy agradecida a esa institución, que -a través de un concurso de cortos- posibilitó que luego se filmara “Alanis”.

¿O sea que la película protagonizada por Sofía Gala Castiglione -quien recibió la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, entre otros galardones importantes- fue, originalmente, un cortometraje?

Sí, fue un gran desafío, ya que para pasar del corto al largometraje tuvimos que filmar en tres semanas porque Dante (el bebé de Sofía) crecía rápidamente. Tuve que volver a filmar algunas escenas del personaje de la trabajadora social. Anahí Berneri es una directora fuera de serie, muy comprometida con el trabajo. Tuvo un problema en una rodilla y casi no podía caminar. Así y todo, mientras filmamos en las escalinatas de Comodoro Py y en un departamento de La Boca, nunca tuvo un mal tono para con el equipo y siempre fue muy respetuosa de los momentos de amamantamiento y de sueño de Dante. Además, el guión del largo -que escribió junto con Javier Van de Couter- abordó el tema de la prostitución desde una mirada profundamente humana.

En ese sentido, también participaste del colectivo de actrices que se manifestó antes del debate de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo…

Sí, la primera acción de “la colectiva” fue que actrices reconocidas por el gran público firmaran una carta de apoyo a las mujeres anónimas, con un mensaje contundente. El objetivo nunca fue que las mujeres salieran a abortar en masa, sino que dejen de morir en abortos clandestinos. A medida que nos fuimos aunando empezaron a llegar un montón de denuncias espeluznantes desde todas las provincias del país sobre violaciones, en su mayoría, intrafamiliares. Aprendí muchísimo sobre los tiempos y las metodologías de interrupción voluntaria del embarazo. Muchos años antes, durante una gira que hice por el Sur, me alojé en casa de mujeres socorristas que asistían a las mujeres en este procedimiento. Más allá de mis creencias personales, aquello me hizo tomar conciencia de que muchas se mueren porque no están acompañadas por la ley ni por la medicina. La diferencia entre la vida y la muerte depende de la condición económica de la mujer, como así también el trato que recibe en esa circunstancia.

 ¿Cómo es tu relación con San Telmo?

Nací en San Antonio de Padua y me fui de mi casa a los 21 años para venir a estudiar teatro a la CABA. El primer escenario al que me subí en mi vida, fue el del Teatro Margarita Xirgu y ahí decidí que no me quería bajar nunca más. Después estudié en la Escuela de Teatro de Buenos Aires (de Raúl Serrano, quien fue mi maestro) y, ya entonces, me dije: “Quiero vivir en San Telmo”. Antes viví en Caballito y en Congreso y -en 1994-, embarazada de mi hijo, me mudé a este barrio que amo. Así concreté los dos sueños que tenía: no bajarme más del escenario y vivir en este hermoso lugar.

Texto y foto: Diana Rodríguez

 

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