¡El librero del año es santelmeño!
“Simplemente un día vinieron unos editores de la Fundación El Libro y me comentaron que había sido elegido como Librero del Año. El premio fue una sorpresa, no me lo esperaba” nos comenta con suma modestia Daniel Rodríguez Bottari, de la librería Fedro (Carlos Calvo 578), cuando se refiere al Premio “Elvio Vitali” al Librero del Año, que le fue otorgado por la Fundación El Libro en el marco de la 39° Feria Internacional del Libro. La sorpresa fue general y acogida con alegría por todos los santelmeños, considerando que es un premio que se concede a nivel nacional.
La Fundación El Libro agrupa diferentes entidades relacionadas con escritores, libreros, librerías y con la industria editorial. Desde hace 39 años viene organizando la Feria Internacional del Libro, entre otras actividades. Anualmente desarrolla las Jornadas Profesionales, previas a la feria, en las que otorga diferentes premios a nivel nacional. El pasado 24 de Abril, una placa oval -conmemorando su labor- le fue entregada a Daniel en La Rural, donde hasta el 13 de Mayo se desarrolla la Feria del Libro.
El anuncio fue inesperado para Daniel quien, sumido en las tareas de la librería y escaso de tiempo, está alejado de las actividades que tienen que ver con la organización de la Feria del Libro y las Jornadas Profesionales, de las actividades de la Cámara del Libro y de las editoriales y de la industria del libro en general. Sin embargo, no deja de reconocer que la importancia del premio significa que con él se “reconocen a librerías independientes, que no pertenecen a las cadenas de librerías y que tienen que ver con el barrio”, según sus palabras.
Cuáles fueron las pautas de elección del librero de año por parte de La Fundación, no lo sabemos. Daniel no separa librero de librería y supone una evaluación general de las actividades que se desarrollan en Fedro, de la repercusión de la actividad misma de la librería, de la atención al público, de alguna referencia escuchada en el “mundo de libreros y editoriales” y del trato comercial que se tenga con las editoriales. “El mundo de libreros y editoriales -si bien hay muchos en el país- es bastante chico. Nos conocemos todos, para lo bueno y para lo malo” dice Daniel y agrega con una sonrisa “Hay una buena reputación de la librería, no de mí solamente. El premio es personal pero sin duda tiene que ver con el lugar, con lo que construimos acá entre todos”.
Fedro nació hace ocho años en un barrio donde no había tantos locales comerciales ni tiendas ni cadenas internacionales de cafeterías. Pululaban algunos anticuarios por la calle Defensa, un par de barcitos y comercios de barrio; era un lugar “sin muchas expectativas económicas”, como les habían asesorado a los actuales y desde siempre dueños de Fedro. Pero ellos ya se habían asentado en el barrio y les gustaba. Además, aquí no había, o eran muy pocos, comercios de venta de libros nuevos. Desde el comienzo Fedro empezó a tener una clientela de vecinos y, de a poco, además de la venta libros, implementaron otras actividades como ciclos de lectura, charlas, exposiciones de arte, reuniones de vecinos preocupados por el barrio, hasta reuniones de El Sol de San Telmo se llevan a cabo allí. “Las propuestas venían de afuera hacia adentro” comenta Daniel. Escritores, poetas y artistas del barrio se acercaban a la librería a pedir espacio donde realizar sus actividades y así, la librería fue convirtiéndose en nexo entre el barrio y sus vecinos. Y ese nexo es justamente lo que Daniel destaca de la labor de Fedro y termina “Nosotros tenemos las puertas abiertas. Este es un ámbito donde se puede dar el diálogo.”
El librero detrás del premio
Daniel es de profesión abogado, pero de vocación librero. “Yo empecé a trabajar con el libro antes de recibirme de abogado, fue algo paralelo, mientras estudiaba ya trabajaba, así me fui haciendo el oficio. Lo otro -la abogacía- es una actividad profesional, que también desarrollo, pero mi actividad central, por decisión propia, tiene que ver con el libro”. Comenzó trabajando, en 1992, en Böhm una tradicional librería fundada por pioneros en la zona de Pinamar, Villa Gesell y Cariló. “Allí estabán instalados desde principios de siglo XX. En la década del 50´ abrieron librerías en la costa”, nos cuenta Daniel, quien trabajó mucho tiempo con la familia Böhm hasta abrir Fedro. Actualmente sigue vinculado a ellos.
Cuando se le presentó el momento de elegir qué prioridad darle a su actividad, optó por ser librero, una profesión que lleva en el alma. “Yo elegí el tema de los libros, que es muchísimo trabajo y que económicamente no es un gran negocio. Pero es algo que elegí. Entonces lo económico pasa a un segundo plano”. Daniel me cuenta que ser librero no es fácil, que hay que encargarse de la contabilidad y la administración de la librería, que hay que organizar los libros que llegan, ordenarlos y acomodarlos, recibir a los corredores de las editoriales; entre otras cosas. Pero lo lindo es el contacto con la gente y quedarse charlando con los vecinos.
Y con la misma sonrisa con que me recibió, me despido de este amigo del barrio que, además, ahora ¡es el Librero del Año!.