El ombú y las palmeras
El mes pasado hemos perdido otro ejemplar de nuestra flora urbana: el OMBÚ que estaba ubicado en la Plaza de las Armas, frente al Ministerio de Defensa (Av. Paseo Colón y Moreno -CABA-), fue talado por las razones que figuran en el informe profesional (PE- RESCOM-MJGGC-COMUNA1-15239314-21-ANX (1) y la Res. de la Junta Comunal-Res. de Pres.15.239.314/comuna1/21publicada en B.O. 19.5.2021 – dato suministrado por Basta de Mutilar Nuestros Árboles).
Una parte de la base de este ombú estaba afectada, tenía “fusariosis”, enfermedad generada por un hongo que ataca al tejido de ramas y tronco. Las publicaciones especializadas detallan: “Fusarium oxysporum habita en el suelo y desde ahí se transmite; este patógeno es de clima cálido y se desarrolla óptimamente a 28° -las temperaturas más cálidas o frías pueden hacer más lenta su proliferación-. De igual forma, suelos con PH ácido y de textura arenosa son preferidos por este patógeno, al igual que condiciones de humedad en el suelo”. Por este motivo el GCBA procedió a descoparlo, para evitar un posible desprendimiento.
Teniendo en cuenta las circunstancias y analizando el entorno del ejemplar en cuestión, sumamente añoso y los cambios producidos en su hábitat, concluimos que: LA CEMENTACIÓN DE LA SUPERFICIE, podría haber contribuido a su deterioro, ya que la zona que antes era absorbente ahora no lo es, por lo tanto, el agua de las precipitaciones descargaba en mayor volumen sobre el ombú aumentando la concentración de humedad en la plantera. Se puede ver -claramente- que la inclinación del suelo en ese sector es en dirección hacia donde estaba el ejemplar destruido; la plantera del mismo se había transformado en una especie de embudo que absorbía mucha más agua, que antes de las obras del Parque del Bajo.
Recordemos, como consecuencia de la crisis climática, que en la ciudad las lluvias anuales aumentaron un 32% en los últimos 50 años.
Asimismo, en el descope realizado oportunamente, la maquinaria usada dañó enormemente a las raíces sanas, lo que agravó la situación.
Sabiendo que la obra del Parque del Bajo se inauguró en mayo de 2019, podríamos preguntarnos: ¿Por qué se enfermó este ejemplar, tan rápido? ¿Hubo algún control de la planta, por los cambios realizados en su entorno, desde 2019? ¿Pudo afectarlo la obra realizada? ¿Al planificar la misma, se contempló la condición fitosanitaria de la flora del lugar? ¿Correrán la misma suerte, las tipas que allí se encuentran y que habitualmente son podadas en exceso?
Con la obra del Paseo del Bajo se han perdido definitivamente árboles añosos y centenarios. Los análisis técnicos realizados en el lugar no ponen el foco en lo ambiental, ni en el cuidado y la preservación, ni en el bien común (reparo ante las altas temperaturas; fijación del suelo; contención de los vientos que llegan a la ciudad; etc.), como tampoco en la salud pública (que siempre prioriza el volumen del follaje para la oxigenación, la atenuación de la incidencia de los rayos solares -UV- que propician el cáncer de piel y generan enfermedades en los ojos, etc.) y, menos aún, en el desmedro del paisaje urbano.
Otra pregunta que nos hacemos insistentemente es: ¿Qué sucede con las PALMERAS históricas de Plaza de Mayo?
Desde que las obras de remodelación de la Plaza terminaron, en mayo/2018, notamos que las zonas cercanas a las fuentes están constantemente con excesiva humedad. Tan es así que, debajo de la grama bahiana colocada, hay sectores con barro.
Este exceso de humedad repercute en el hábitat de 4 de los 8 ejemplares centenarios de Palmera Phoenix Canariensis (nota aportada por el Lic. en Diseño de Paisaje Fabio Márquez) plantados por el Director de Paseos (1880-1890) Eugène Courtois, durante la intendencia de Torcuato de Alvear. (Ver:“Una mirada a los espacios verdes públicos de Buenos Aires durante el siglo XX” de la Dra. Sonia Berjman).
Desconocemos si es por excesivo riego o por pérdida de cañerías, pero esta situación -perdurable en el tiempo- puede ocasionar severos daños a dichos ejemplares.
Por todo lo expuesto, esperamos que esta situación se revierta a la brevedad y que podamos contar con un plan de mantenimiento apropiado para el arbolado urbano, en el que se ve un evidente maltrato.
Casco Histórico Protege