El Zanjón de Granados
Desde su fundación en el año 1536, una de las grandes dificultades que no permitió el desarrollo de la calle Defensa, coincidente con las necesidades del progreso de la ciudad, era pasar sobre ese riacho que Garay no tuvo en cuenta y que recibía el nombre de “Arroyo Tercero del Sur”, al que con el tiempo se lo llamó Zanjón de Granados (nombre de uno de los vecinos que tenía un solar en su orilla).
Más adelante, cuando se construyó un hospital en sus márgenes, le empezaron a decir el Zanjón del Hospital. Este arroyo, aparentemente tranquilo, tenía crecientes importantes y era difícil cruzarlo.
Desde el punto de vista vial, la única forma de atravesarlo no era construyendo una alcantarilla común (algo parece que hicieron los virreyes durante los años 1700 y 1740) sino diseñando un puente de luz importante o un túnel de desagüe. Esto último era impensable para esa época ya que no existía la tecnología para hacerlos. Había experiencia en túneles transitables por donde circulaba gente; fueron ejecutados varios, por ejemplo debajo de la Manzana de las Luces, pero no eran impermeabilizados.
Lo cierto es que las calles de tierra y el barro que se formaba eran parte de la cultura de la época. Cuando llovía el mundo de la Gran Aldea se transformaba: el arroyo crecía y cruzarlo resultaba una verdadera epopeya, porque las aguas aluvionadas arrastraban de todo: basura, animales muertos, cadáveres… y, por supuesto, las comunicaciones se interrumpían.
El Arroyo Tercero del Sur era una dramática muralla para el progreso de la ciudad y de la calle Defensa, un lugar donde se paralizaba el avance hacia el Sur, pero como «no hay mal que por bien no venga» al menos sirvió para el establecimiento de un nuevo barrio.
Al no poder pasar el escollo del arroyo, la gente se ubicaba alrededor de la nueva plaza o sobre las barrancas naturales del zanjón. Altos de San Telmo pasó a ser un lugar necesario y obligado para estar, tener paciencia y esperar que deje de llover y baje el nivel del arroyo.
Al verse afectada la comunicación con la Plaza Mayor, los Altos y sus alrededores (actual placita Dorrego) se convirtieron en un gran sitio de hospedaje. Uno de los grupos más afectados por esta espera eran los “carreros”, los que conducían las carretas. Ellos y sus bueyes no podían seguir y esto los obligaba a ocupar alojamientos de «mala muerte» y a instalar a los animales en corrales donde los alimentaban durante el tiempo de espera. La calle y la placita en esos días adquiría características diferentes y el lugar adquirió otro nombre: “La Placita de las Residencias» y la calle “El Camino del Comercio”.
Pasar ese Arroyo o el zanjón era una necesidad muy importante. No es seguro que entre los años 1700 y 1740 se hayan construido túneles y estos funcionaran. Pero sí se llegó a construir un precario puentecito de madera (1791), que fue el primero y único en el barrio de San Telmo. Técnicamente no era gran cosa, pero desde el punto de vista histórico resolvía el paso en los días normales de escasas lluvias e inclusive aguantaba el andar de las pesadas carretas.
Pero cuando había sudestada con lluvia fuerte y creciente del Rio de la Plata, otra era la historia. Resultaba imposible pasar, nadie lo hacía, algún “suicida” lo intentaba nadando. No había otra que esperar… y esa espera llegaba a durar meses.
La presencia de este famoso Zanjón ponía en evidencia la división de la ciudad -y de la calle-en dos: “El Sur» y la “La Gran Aldea”. Con el puente, en alguna medida se fueron integrando estos dos centros urbanos: el puente, por más precario que fuera, como todos los puentes del mundo los vinculaba, en este caso unía los dos “huecos” iniciales más importantes que existieron: el de la Plaza Mayor con el de San Pedro.
De todas maneras, la calle Defensa no dejó de ser la principal arteria de la ciudad, acercaba dos lugares importantes e históricos: la Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo) y el puerto en el Riachuelo (en la actual calle Humberto Primo y la placita Dorrego). En 1860 se lo entubó y pasó a la historia.
Este texto forma parte del Capítulo II, del libro Historia de la calle Defensa -Período: Llegada de los españoles hasta puerto Barracas- / autor: Ing. Mario Briski