Entre el horror y el humor
Artista multifacético, Federico Tarántola es ilustrador de revistas, columnista de medios independientes, productor y crítico audiovisual; entre otras actividades. Realizó numerosas obras para diversos medios y con diferentes técnicas. Tanto sus dibujos, como sus clips y cortos cinematográficos, se caracterizan por un estilo ácido y extremo. En el 2009 lanzó una serie de revistas independientes tituladas “Mundo James”, que reúnen parte de su obra. Al año siguiente, realizó la trilogía de cortos animados “One & Two & Three Froggy Snuff”, un recorrido por su estética bizarra, propia del cine “Clase B”. El Sol dialogó con él, para conocer los detalles de su actividad.
El Sol: Tengo entendido que el “Snuff” es un género que se caracteriza por mostrar violencia real ¿es así?
F.T.: Sí, es un género (y posiblemente una leyenda urbana) donde se expone una muerte real. Comencé en 2010 con la saga Froggy; el primer cortometraje «One Froggy Snuff», realizado con la técnica de animación «Pixelating», era una especie de corto de horror que simulaba un «snuff». Cuando continué con los episodios, la saga tomó parte de esta premisa, donde en cada capítulo -de alguna manera- siempre volvía a surgir este clima oscuro y opresor y donde las muertes /torturas de los personajes se tornaban algo onírico, casi asemejándose al infierno de un alma. Quizás con el tiempo, la saga se fue convirtiendo en comedia y atravesó distintos homenajes a la historia del cine (desde el mudo, animado, hasta el musical), pero el punto «snuff» fue justamente hacer una metáfora sobre el sufrimiento de los personajes en un mundo plagado por envidia, miedo y odio, representado por los tres Monstruos o Entidades, llamados «Los 3 Froggys».
El Sol: ¿Por qué te metés en estos temas que, en general, no son agradables al público masivo?
F.T.: Quizá de joven fui más amante del cine del terror, pero no de lo sangriento y menos del cine salvaje o con torturas. Cuando en los Froggys -o en otros de mis trabajos-, utilicé imágenes fuertes, fueron más manejadas desde el montaje y el sonido que desde la sangre en sí. Fueron como metáforas para hablar sobre el mundo violento y perverso en el que vivimos. Generalmente, muchos de mis trabajos son comedias de humor negro y también toco subgéneros, como el Gore o la animación sobrecargada de música, destellos y texturas, que sirven para ejemplificar el dolor y la angustia que vive nuestro planeta día a día.
El Sol: ¿Qué es lo que te atrae de estos temas?
F.T.: No sé si estos temas justamente me atraen. Al contrario, muchas veces me causan impresión o angustia, principalmente los primeros tres cortos de la saga Froggy (antes que se convierta en una saga de humor negro y grotesco), pero mi intención con el manejo de las imágenes, la animación, la música y el montaje fue impactar en la gente y tratar de reflejar la sociedad cruda y dura que vivimos. De alguna manera, estos cortos han servido para estudiar la violencia humana, ya que han sido proyectados tanto en festivales de cine como de manera pedagógica en colegios, penales, etc. Creo que el mejor corto (que redondea el misterio de los dos primeros) es el «3er. Froggy Snuff», donde -de manera surrealista y onírica- podemos ver a un personaje humano atado a una rutina vacía (por momentos invadida por deseos prohibidos y mucha TV) que termina convirtiéndolo en un monstruo grotesco, representante del odio en el humano.
El Sol: ¿Dónde estudiaste y quién es tu referente dentro del género?
F.T.: En 1996 -a mis 20 años- hice un curso de Introducción al Cine en el ENERC, pero ya había comenzado el año anterior filmando mis primeros cortos, incursioné como escritor y también publiqué un libro de “técnicas para copiarse en el colegio”, como ilustrador y periodista. Pero cuando sumé el cine a mi vida, no me detuve jamás y siempre lo adopté como una manera más para contar historias. Ahora, ya con veinte años de experiencia en el arte, pude profesionalizarme en diferentes rubros, principalmente como director de cine y videoclips, guionista de cine y comics, escritor, dibujante, pintor, periodista y humorista; lo que me llevó a producir muchos trabajos por encargo y también de manera independiente. Entre mis referentes principales, se encuentran Ray Bradbury, Edgar Allan Poe, Ernesto Sábato (en literatura), Lon Chaney, Buster Keaton, Alfred Hitchcock, Brian De Palma, John Carpenter, Blake Edwards, Peter Sellers y muchos más en el cine. En el rubro del dibujo, creo que Caloi, Quino, Fontanarrosa y Quinterno fueron los que encendieron mi pasión por el dibujo, que luego completé con parte del comic americano, genios como Alan Moore y Bernie Wrightson.
El Sol: Justamente, no pude evitar relacionar a esa madre cadavérica de tu película con «Psicosis» de Hitchcock ¿Fue intencional?
F.T: Sí, absolutamente. «Mad-ddre» (el octavo episodio de la saga Froggy) fue un homenaje a «Psicosis», principalmente porque en ella se muestra el «verdadero» monstruo que habita en el humano. Esta película, que se erige sobre un largo videoclip, es una versión al revés y grotesca (por el género grotesco en sí) al estilo argentino, cuyo referente es la obra teatral «La Nona». En ella trato de explayarme más en el universo de esta especie de Froggy-Humano que es el personaje de Phillip Caligari (un sátiro demente, cantante, conductor de tele y alcohólico, que aparece por la mitad de la saga) y creo que la mejor elección fue bucear en lo que sería su hogar y su relación con su madre muerta. Así vemos que el paseo que Caligari y Mad-ddre realizan, es una sátira sobre la impunidad y desmesura mental en la sociedad, donde un asesino psicópata pasa casi inadvertido en una sociedad saturada en consumo y egoísmo.
El Sol: ¿Por qué en la saga se habla en castellano pero con acento norteamericano?
F.T.: El tema del «spanglish» surge en el cuarto episodio, un mediometraje animado que homenajea al cine de terror en la era muda. Allí Phillip Caligari, quien, para el final del capítulo, tiene un videoclip propio, donde su voz es la primera en oírse en toda la saga. En este punto para mi era importante remarcar que este “universo Froggy” no tiene un lugar específico en el mundo, sino que es el mundo en sí (representado por el Pueblo de Tammerlane) y que su lenguaje no es inglés o español o francés, sino son todos los idiomas mezclados. Y ahí mismo, en esa mezcla, residirían muchos dobles sentidos, metáforas e ironías que -con el paso de los capítulos- llevaría a que este raro lenguaje se vuelva cotidiano. Es por eso que muchos episodios de la saga han tenido que subtitularse en inglés y español, para ser proyectados en lugares donde se hablan esos idiomas.
El Sol: ¿Cuáles son tus proyectos?
F.T.: Estoy trabajando en la preproducción de la película musical «The Froggy Musical», pero desde un ángulo distinto, dejando de lado el estilo animación, videoclip y experimental, para hacer una comedia musical donde se mezclen los efectos especiales, escenografías, coreografías y grandes vestuarios. Además, cuento con un gran elenco que incluye a Rita Terranova, Norma Aleandro y Gerardo Baamonde, entre otros. Es una producción grande, quizá no muy explorada en Argentina, que implica un gran desafío así como lo fue sumar el elenco y la preproducción. Este año, luego de otros proyectos, espero poder retomar la búsqueda de subsidios y capital para llevarla a cabo. Por otro lado y más cercano, se encuentra la realización de una serie de sketches para televisión, muy al estilo de los grandes del humor argentino y de un tipo de comedia más clásica y un humor ‘blanco’. Esta serie está basada en los personajes de unas tiras que realicé hace unos años y tiene como protagonista central a Tito y su hermano, dos adultos que piensan y se visten como niños de cinco años. En este caso, tengo la suerte de haber podido encabezar el elenco con dos genios del teatro y la televisión como son Ivan Moschner y Gerardo Baamonde. Y finalmente algunos proyectos que van desde el videoclip para algunas bandas y otros proyectos de tinte más experimental, que involucran la comedia y animación.
El Sol: ¿Cómo conseguís los medios para llevarlos a cabo?
F.T.: En el caso de mis proyectos he tenido la suerte de contar con buenos amigos, colegas y colaboradores, que pertenecen al cine y teatro nacional o bien son artistas del underground. En el caso de las co-producciones, quizá no he tenido las mejores experiencias, principalmente porque no todos cumplen como uno espera y, en muchos casos, también me he cruzado con personas/jes que más que sumar, terminan ‘tirando abajo’ la idea. Por eso y si bien considero que mis proyectos son de todo el equipo en sí, prefiero tomar las riendas de la producción para llevar a cabo cada tarea y comenzar, terminar y lanzar estas obras a la pantalla del mundo (vía festivales, ciclos, webs, etc.) y disfrutar -junto al elenco, equipo y público- de estas obras «inesperadas», entre terroríficas y humorísticas, para seguir narrando mi visión del mundo en el que vivimos.
Diana Rodríguez