Entrevista: Luis Grossman
“Nosotros necesitamos una prensa distinta: nerviosa, constante y reiterativa para vender el producto que conocen más los extranjeros que los argentinos”. El producto es la zona histórica de Buenos Aires y quien lo dice es el director de Casco Histórico del nuevo Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Luis Grossman, arquitecto que se estrena en la función pública, acusa no estar en ese lugar por afinidad política sino por pensar un casco internalizado por la población del país.
Grossman quiere lograr que el casco, como escenario visual y destino conceptual, sea conocido por los argentinos porque “los extranjeros igual van a llegar”, explica el quien fuera autor de las coloquiales columnas del diario La Nación. “No se puede vender un producto que no se conoce”, redondea.
Grossman habla de marketing en una de las zonas más heterogéneas de Buenos Aires y que tiene una dirección de Casco Histórico de siete años, período en que, quienes crearon esa dirección, tuvieron unas de las más arduas tareas: comenzar.
Su gestión se enfrenta a un intenso panorama: demoliciones de edificios protegidos, deterioro en los espacios públicos y desprotección de los vecinos; la comunidad movilizada por la limpieza; veredas que son más que “un tropezón no es caída”; negocios antiquísimos que hicieron a la fama de bohemia y que desaparecen en el marco de un auge inmobiliario; artistas que quieren una política de protección para ellos, los de la zona sur; desalojos constantes; precios que excluyen a la población tradicional; un gigante espacio bajo la autopista de la avenida San Juan usufructuado en forma privada y que ahora son persianas bajas –incluso el propio centro de información turística–; la decisión política de peatonalizar y nivelar calles y veredas y el adiós a los adoquines; entre otras realidades.
¿Qué pasará con los subsidios para puesta en valor de fachadas privadas? Estoy viendo ese tema para definir si se continuará con la línea anterior o habrá una nueva. En principio, se están entregando los que ya habían sido otorgados.
¿Limpieza? Nos reunimos con Cliba y el Ente Público de Control y habrá contenedores para el casco histórico, incluyendo algunos especiales para los gastronómicos. Juntos, vimos los lugares de acumulación de basura y tratamos varios temas de mejora de este tema neurálgico. Luego, corroboramos que la empresa está haciendo movimientos no acostumbrados en la mejora de la limpieza.
¿Parque Lezama? Hoy no es un parque. Junto al Ministerio de Espacio Público se hará llamado a concurso para ponerlo en valor, que contemple una cafetería, sanitarios, evitar el vandalismo, el deterioro y la invasión de puestos que no tienen nada que hacer allí. Quizá también poner una pérgola a la antigua feria que le otorgue límites y calidad.
¿Plaza Dorrego? La idea es que sea una plaza. Tiene la sobreocupación de la feria los fines de semana y de los bares en la semana. Si alguien que se cansó quiere encontrar dónde sentarse, no tiene lugar. Estamos trabajando en el rediseño de la plaza, que ya estaba hecho, pero queremos usar experiencias y nuevas ideas.
¿Qué sucederá con las normativas de mesas y sillas en el casco histórico? No cobraremos canon a las mesas en veredas. Sí habrá limites en la cantidad y forma. Porque el hecho de que haya mesas en las veredas es signo de alegría y vitalidad, pero no podemos dejar que obstruyan el paso de los peatones.
¿Ex PADELAI? Hay una oferta para convertirlo en un Centro Cultural de gran nivel. El proyecto está en manos de la subsecretaria de Patrimonio, la profesora Josefina Delgado.
¿Iluminación? Una de las cosas importantes es que iluminaremos la Avenida de Mayo en sintonía con los avances tecnológicos en materia de luminarias. El sistema LEC ofrece posibilidades de uso de bajo consumo. El proyecto incluiría las cúpulas y la finalización de la obra estará lista para el 25 de mayo de 2010.
Bajo autopista. No tengo ningún proyecto. Sí, tenemos que ver la posibilidad de crear centros juveniles; porque no hay en el casco lugares para expansión y formación de los adolescentes, y los espacios bajo autopista se prestan para eso.
¿Pondrán bancos en algunas calles? Pondremos cien asientos en la Avenida de Mayo y los colocaremos mirando la vereda de enfrente para poder observar la belleza de los edificios. Lo mismo haremos en Independencia y Belgrano. No tantos asientos, claro, por la vida peatonal que tiene la Avenida de Mayo.
¿Peatonalización? El ejecutor de la obra será el Ministerio de Desarrollo Urbano; nosotros somos partícipes. El concepto es que no queremos autopistas de peatones, como Florida. En principio, se peatonalizarán la calle Defensa completa –y se nivelarán veredas y calzadas–, Bolívar (por ahora en la cuadra de la Iglesia San Ignacio y el Colegio Nacional Buenos Aires), el pasaje Giuffra y San Lorenzo hasta la avenida Independencia.
¿Y los colectivos? Estamos conversando con las empresas de transporte por varios temas: los colectivos no deben doblar de calle a calle y, sobre todo, en las esquinas de San Telmo donde a veces no hay ochavas y suben a la vereda. Deberían doblar de avenida a avenida o de avenida a calle, pero no de calle a calle. Otro tema es que los micros no son micros, son macros; por eso se discute su porte e impacto. Además, los transportes turísticos deberán ser más pequeños y livianos. Otro de los puntos importantes es que hay buena disponibilidad de acceso en el sentido este/oeste, y no en norte/sur. Si sólo quedan la 9 de julio y Paseo Colón, es imprescindible encontrar alguna alternativa intermedia. Hay una posibilidad de que los colectivos entren hasta la mitad del territorio. Todo está en análisis.
¿Cuál es el objetivo de nivelar veredas y calzadas? Hay una discusión de buen tono en ese sentido con el arquitecto José María Peña –quien salvó al casco histórico por su obstinación–, porque él sostiene que hay que conservar veredas y calles, y yo, que una calle no es peatonal si conserva eso, porque uno sigue pensando que en cualquier momento alguien aparecerá de atrás y lo levantará. El camino debe ser libre y plano.
¿Van a sacar los adoquines de esas calles? Es posible que se coloquen adoquines lisos. Podemos conservar algunas cuadras, así como en Florida se ven las piedras de la época de la colonia. Quizá en alguna cuadra para que sea vea en forma retrospectiva cómo era esa calle. Pero no nos engañemos: los adoquines no estaban en la época de la colonia, son posteriores. El adoquín no es un material para que camine una persona; se hizo para los carros con llantas de hierro.
¿San Telmo perdería parte de su alma? El toque nostálgico es válido pero no conduce a nada. Si no, habría que volver a usar la cocina económica y el inodoro con cadena. No podemos ser modernos de puertas para adentro y antiguos de puertas para afuera. Los edificios deben conservar su dignidad, arquitectura, belleza. En cuanto a dónde camina la gente, hay que ponerlo a la altura de las circunstancias. Nunca hubo tanta gente como ahora circulando por esas veredas. Es difícil encontrar el equilibrio porque el péndulo va desde el que quiere demoler todo al que quiere conservar todo. Para caminar por San Telmo no te vas a poner miriñaque. No hay que embalsamar a la ciudad, ni disfrazarla.
Modernizar y conservar: es una línea delgada… La palabra no es modernizarla. Es actualizar, valorizar, dinamizar. Porque hay muchas arquitecturas que se pueden ver mejor si el entorno se jerarquiza.
Cambio poblacional y un jefe de gobierno empresario ¿pueden convertir a San Telmo en un barrio elitista? No depende de uno; sí, de la presión inmobiliaria. Yo quisiera que se mantenga el vecindario que está y, para eso, uno intenta que sea más limpio, iluminado, para que el vecino se sienta más reconfortado. Pero si viene alguien y le ofrece cuatro veces más de lo que él pensaba cobrar por su bien, nos excede. No quisiera que pase lo que pasó en Palermo: que la frivolidad y lo fashion invadan un barrio que no se lo merece. Queremos conservar la personalidad, la esencia, la sustancia que tiene el casco histórico.
Para pedidos, reclamos, denuncias y propuestas:
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—Nora Palancio Zapiola
Hola, gente de «El Sol de San Telmo», me parece muy buena esta nota que hicieron al Sr. Director del Casco Histórico! en cuanto a los «cambios» que se proyectan hacer en nuestro barrio, (tema que nos interesa a todos los que lo habitamos y que preocupa a muchos) espero que las autoridades competentes hagan las cosas privilegiando la conservación del estilo antiguo, ya que si en su momento se le da intervención a gente capacitada en los distintos rubros, seguro es posible mejorar el tránsito peatonal en las calles que se piensan «peatonalizar» sin alterar demasiado el estilo propio del barrio. Es decir: me parece bárbaro que se ponga el acento en facilitar el tránsito peatonal por la cantidad de gente que circula por ciertas calles de San Telmo, especialmente los fines de semana, pero POR FAVOR que no le quiten la esencia al barrio poniendo cosas demasiado «modernosas» porque entonces será una pena, y no piensen que soy de la época del miriñaque: a la gente en general, y particularmente el turista que nos visita tanto, le atrae no sólo los barcitos, restaurantes y negocios varios de la zona, sino especialmente ese estilo tan especial, colonial, bohemio, artístico e indescriptible de San Telmo: mejorémoslo, respetando su estilo y su historia. Saludos, y felicitaciones por el diario. Belén.
Al arq. Grossman le demolieron una casa histórica y un mural premiado en Bolívar e Independencia…en las narices, a cuadras de su despacho.
Estoy justamente leyendo un reportaje de abril pasado en la revista TodoObras y en un momento dice que «fue a visitar la Manzana de la Luces», y que fue «a ver una obra en la esquina de Defensa y Carlos Calvo». Habla como si fuera un turista. Lo peor de todo es cuando dice que «es necesario que el Casco Histórico se concentre en un área menor a la actual». Menos mal que hay gente que trabaja de verdad y logra por ejemplo que el APH1 se haya ampliado la semana pasada.
También hay un proyecto de ampliar la protección a un polígono de Barracas cercano a San Telmo y están esperando desde hace dos meses el informe de Casco Histórico para seguirlo.
De cuarta, Grossman. Ponete las pilas o renunciá.