Esa pequeña comunidad
Por Isabel Bláser
Cuando logramos juntarnos con otros individuos estamos potencialmente creando un grupo. Ahora bien, el hecho de unirnos, no significa que podamos construir relaciones. Si esto se da, nos transformaremos realmente en un grupo al que nos unen emociones, a través del tiempo compartido.
Al encontrarnos con los demás, no solo hacemos acto de presencia sino que cada uno de nosotros está entregando al resto parte de su individualidad. He aquí cuando los miedos emergen y las dudas de si nos aceptarán como somos o si deberemos sobreactuar para que no nos rechacen, mostrando lo mejor de nosotros, hace que nos relacionemos cautamente porque tampoco sabemos si ese perfil es lo que el conjunto de los integrantes espera.
Al principio, todo es imprevisto y a veces hasta decepcionante. En ese momento, la figura del líder -que puede surgir espontáneamente o, en algunos casos, deliberadamente- juega un papel preponderante llegando, en muchos casos, a ser él el que convoca por su sola presencia y autoridad. Si esto se produce, todos los miembros que integran esa pequeña comunidad grupal, comienzan a involucrarse creando así un verdadero lazo de unión.
En ese instante es cuando cada uno se ubica en el rol, acorde a sus habilidades y allí comienzan a tomarse las decisiones buscando metas donde todos se involucran, lográndose de esta manera lazos amistosos en los que no solo se tiene en cuenta la tarea a cumplir sino lo que le pasa a cada uno como persona con esta unión.
Es verdad que no es fácil. Es verdad que es un desafío. Es verdad que hay que dejar de lado los egos, pero también es verdad que los logros compartidos hacen que las alegrías sean más rotundas y determinantes porque conllevan con ellas la satisfacción de ver al resto tan o más satisfechos que uno mismo por la concreción de un sueño grupal.
La comunidad necesita de la unión de los individuos con el objeto de lograr grandes metas que no serán posibles si uno de ellos lucha y el resto espera ver solo resultados, sin involucrarse. Por eso, la sociedad realiza los grandes cambios cuando se llega al consenso grupal que termina dejando de lado la suma de individualidades para producir una marca social histórica.