Escuela Rawson: emergencia por quita de subsidios

El subsidio de mantenimiento edilicio para las escuelas públicas porteñas fue suspendido este año tras la promulgación de la Ley de Emergencia Edilicia. Como muchas otras, las escuelas de San Telmo quedaron a la deriva y son las cooperadoras quienes tienen que hacerse cargo de los arreglos con el dinero que aportan los padres. Ahora, las escuelas no sólo están en emergencia edilicia sino también en emergencia administrativa.


Las escuelas porteñas recibían cuatro subsidios: el de material didáctico, el de equipamiento, el de transporte y el de mantenimiento edilicio. Éste último, que oscilaba entre 4 y 10 diez mil pesos anuales, se suplantó por un pago mensual de 1.500 pesos para pequeños arreglos (que tampoco pueden administrar las cooperadoras, sino, por decreto, los directores).
Clarín dio el primer indicio de que algo andaba mal: a comienzos del ciclo lectivo informó que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sólo había pintado tres escuelas. Al día siguiente, un memorando oficial prohibió a los docentes, directores y supervisores hablar con la prensa.
En la escuela Guillermo Rawson (colegio modelo), ubicada en Humberto 1º 343,  peligra el suministro de gas y el techo del comedor se está desmoronando. La cooperadora llamó al Call Center –única manera de contacto entre las escuelas en emergencia y el Gobierno de la Ciudad-, pero no logró una respuesta concreta. Fue entonces que los padres decidieron hacerse cargo del arreglo para restituir el servicio de gas.
Pero, hoy, temen perderlo nuevamente: si a mediados de junio, cuando las bajas temperaturas del invierno digan presente en las aulas, el gobierno no ha implementado las normativas para la prevención de incendios, la empresa prestadora del servicio se verá obligada a cortar el gas una vez más.
“No es justo hacerle pagar al padre que ya aportó con su impuesto.  ¿Por qué tiene que pagar de nuevo si le dijeron que la ecuación era gratuita?”, protestó Analía Hers, presidenta de la Asociación Cooperadora Rawson. Tras calificar como “muy ineptos” a quienes reciben los reclamos, agregó que su lucha “no tiene que ver con desestabilizar al Gobierno”  sino que sólo exige ser atendida.
Hers puso especial énfasis en la esencia de las cooperadoras: “Lo que nos une es el interés por el bienestar de nuestros hijos y por mantener viva la educación pública y hacerla crecer; tenemos tanto orgullo de eso que ni siquiera podemos pensar en hacerla competir con la privada”.
Ricardo Fuentes, delegado de las cooperadoras del Distrito Escolar Nº 4, dijo: “Nos da la pauta de que el gobierno porteño no quiere a los padres adentro de las escuelas controlando. Los rehenes son los chicos”. Al cierre de esta edición, ninguna escuela había recibido ningún pago.
—César Salvucci

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