Ezequiel “Cheché” Alara

OTRO VALOR INTANGIBLE.

Salido de las veredas de nuestra pequeña aldea donde sus pasos seguramente iban y venían tratando de hacer surcos, con sus pies y a través de sus sueños, que profundizaran sus convicciones de músico en un mundo donde las artes son elogiadas y admiradas en “los otros”, “Cheché” Alara (50) empujó su destino hasta romper las barreras de sus propios límites.

Hijo de una familia histórica y respetada en el barrio (la artista visual y educadora Gloria Audo y el abogado/psicólogo/escritor José María Fernández Alara), comenzó como un muchachito que estudiaba y tocaba jazz en Buenos Aires.

Entre los 8 y los 18 años se formó con el Maestro Manuel Fraga quien lo introdujo a tocar en la bodega del Café Tortoni como pianista de la Creole Jazz Band. También, entre otras actividades, participó en la primera versión de Drácula en el Luna Park y acompañó a Marikena Monti en sus interpretaciones. Pero su despegue comenzó cuando fue becado por la Berklee para estudiar en Boston. Estando allí viajó a Los Ángeles para hacer una maestría y terminó radicándose en 1995; para sobrevivir tocó en clubes de jazz, fiestas y bares porque según sus palabras “los argentinos tenemos habilidad para solucionar problemas. Está en nuestro ADN, todo el tiempo estamos afrontando obstáculos, saltando vallas, proponiendo ideas y ese concepto de ir para adelante me marcó mucho”.

En 1999 lo llamaron para una audición como pianista de Cristina Aguilera quien, prácticamente, estaba iniciando su carrera. Eso más sus expertise musical, provocó que se le abrieran las puertas de la industria por las preferencias musicales de ese momento. De tal manera trabajó -entre otros- con Barbra Streisand, Stevie Wonder, Mike Patton, Lady Gaga, Alejandro Sanz, hasta ser hoy un compositor, productor discográfico, director de orquesta, tecladista y referente de la industria musical de Estados Unidos.

Con todo este bagaje profesional y con una enorme experiencia de vida fuera de sus raíces, es elogiable que nunca se olvida de ellas cuando se lo escucha o lee en alguna nota periodística donde recalca una y otra vez lo importante que para él “fue crecer en Argentina y aprender y desarrollarme como persona y como músico hasta cierto punto es parte de quien soy y lo llevo a donde voy y no lo olvido, eso es importante para mí…”.

El 4 de febrero ppdo. en el Crypto.com Arena de Los Ángeles, por octavo año consecutivo fue el director musical y productor de los Grammy (en 2019 ganó el Grammy al Mejor álbum de Pop Latino junto con la compositora Claudia Brant), liderando un equipo de más de 50 técnicos, sonidistas, productores, instrumentistas donde era el único latino.

Cheche eligió a los ejecutantes, el repertorio, los arreglos e incluyó dos temas de Charly García y una canción de Carlitos Balá que seleccionó para la categoría de álbum de música infantil, cosa que siente como “pequeños homenajes a mis artistas favoritos porque son canciones maravillosas que marcaron determinados géneros y tienen una energía que funciona muy bien con el clima festivo de los Grammy”.

Este “porteño de alma”, como se autopercibe, dice también -en una nota para el diario La Nación-: “Extraño mucho caminar por San Telmo”. Nada que agregar…

                                                                                                           Isabel Bláser

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