La colectividad de la Marina Grande de Sorrento: Los italianos que trajeron la Fiesta de Santa Ana y el buen pescado a nuestro barrio

Desde el Golfo de Nápoles a la calle Balcarce
El 26 de julio se realiza en San Telmo la procesión anual de Santa Ana, patrona de los pescadores de la Marina Grande, un pueblo pintoresco al pie del acantilado que lo separa de la ciudad de Sorrento, en el golfo de Nápoles. Ese día, la comunidad santelmeña presencia todo el ritual de una fiesta patronal del viejo continente: flores, confeti, banderitas multicolores flameando sobre la Iglesia de San Pedro González Telmo, fuegos artificiales y una procesión con cantos en italiano por las calles del barrio.
En el desfile, dos santos —Santa Ana y San Antonino, patrono de la ciudad de Sorrento— salen de la iglesia sobre lechos de flores cargados al hombro de los varones, una imagen que evoca la historia de esta colectividad de inmigrantes que llegó a la Argentina a principios del siglo XX y se estableció en San Telmo.


Herminia Salvatore -hija de Angel Salvatore, uno de los fundadores de la comunidad que llegó a los 14 años, en 1923- cuenta: “Había mucha hambre en Europa en ese momento y nuestros abuelos trajeron los inquietudes y la religión de su país natal. Al principio los hombres que llegaron eran solteros y vivían en los conventillos concentrados en la calle Balcarce entre Estados Unidos y Juan de Garay. Nuestros abuelos iban a comprar pescado en el mercado que había sobre Paseo Colón entre México y Chile, y lo vendían con la palanca y las canastas por la ciudad, a veces caminando desde la Plaza Italia hasta San Telmo en un día”.
En la Revista de Santa Ana publicada por la colectividad en 1981, hay un homenaje a “D. Antonio”, otro pilar fundador de la colectividad, que ilustra algo de la experiencia de aquellos hombres en tierra lejana.


“Este es D. Antonio. 72 años. Tres hijos italianos y uno argentino. Eterno habitante de San Telmo. Este es aquel joven sorrentino —hijo y nieto de pescadores— que caminó las calles de Buenos Aires una y mil veces, desde el Mercado de Paseo Colón y Chile hasta Salguero, desde Díaz Vélez y Gascón hasta Boedo; con frío, con lluvia, con sol, con esa misma fe inquebrantable que allá en Italia le impedía salir a trabajar los sábados por la noche porque los domingos había que concurrir a la iglesia, a pedirle a Santa Ana —la Patrona de la Marina Grande— que bendijese a cada pescador y a su familia. Aquel Antonio preferido de muchas familias, que “peleaba” honestamente con otros vendedores ambulantes —en cuyas canastas abundaban la pescadilla y los langostinos— a quienes permitían entrar en los hogares con los pies mojados, según recuerda hoy D. Antonio con tono risueño: ‘era otra gente… si ahora hasta mi señora me echa afuera’”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, dice Herminia, ya había una colectividad notable en la zona, cuyo rubro principal era la pesca y la venta del producto de ésta.
En 1950 se formó la Sociedad de los Pescadores de la Marina Grande de Sorrento, asociación que empezó a organizar las fiestas patronales y actividades sociales de la comunidad, incluyendo la compra de un terreno y la construcción de un edificio con salón de fiestas sobre Cochabamba, donde vive Herminia junto a Antonio Ferola, su marido.
Ferola es secretario de la Asociación Católica de la Marina Grande de Sorrento, que organiza la fiesta de Santa Ana, la madre de la Virgen María que es protectora de las madres, además de ser patrona de los pescadores. En la misa que precede la fiesta anual de San Telmo, las madres deben llevar una flor blanca para cada uno de sus hijos.
Parece que Santa Anta siguió bendiciendo en el Nuevo Mundo, porque según los historiadores la industria pesquera se desarrolló en la Argentina gracias a los inmigrantes italianos, sobre todo aquellos que vinieron de las regiones de Génova y Nápoles. Muchos se establecieron en La Boca, pero San Telmo fue el núcleo de la colectividad de la Marina Grande de Sorrento, y gracias a ella se instalaron en el barrio varias pescaderías que trabajaban con parientes que pescaban en Mar del Plata y abastecían los mercados de Buenos Aires.

Preservar la tradición
En una época hubo al menos cinco pescaderías en San Telmo, cuenta Luis Salvatore, hermano de Herminia y dueño de “San Antonino”, la única pescadería que queda en el barrio -sobre Bolívar, entre Humberto Primo y Carlos Calvo-. Entre 1968 y 2001 se hallaba en el Mercado de San Telmo, cuando éste todavía tenía 200 puestos tradicionales (¡incluyendo 50 carnicerías!), relata Luis. Un contraste dramático con los locales de antigüedades y souvenirs para turistas que lo llenan ahora.


Pescadería San Antonino

Pescadería San Antonino

“San Antonino” se trasladó a su ubicación actual porque es un local propio en vez de un puesto alquilado. Allí venden mercadería fresca traída cada día desde Mar del Plata. Además de la amplia selección de pescados y mariscos, se puede comprar platos preparados como pastel de brótola, paella marinera, cazuela de mariscos, ceviche, empanadas de bacalao, mejillones a la provenzal y hasta chutneys y postres caseros. El restaurante del primer piso abre para eventos privados y está a cargo de Claudio, uno de los cuatro hijos de Luis y su esposa María Rosa.
Antonieta e Israel, hermanos de Claudio, atienden junto a sus padres “San Antonino”, y en la calidad del local se siente ese elemento indescriptible que distingue un emprendimiento familiar de uno sin raíces tradicionales. Hay una armonía e informalidad que denotan el conocimiento profundo de un rubro a lo largo de generaciones; el asentamiento de la gente en su oficio que lo vuelve natural y merecedor de orgullo.
Antonieta dice que lo que disfruta de su trabajo es justamente la cuestión familiar: “te une más el saber que nuestros papás, abuelos, tíos -todos- pertenecen a esto. Además, porque es la única pescadería que hay acá”.
Es cierto que muchos negocios familiares están desapareciendo de nuestras calles, al igual que la colectividad de la Marina Grande de Sorrento, que “se fue desparramando por todas partes”, según Herminia. Pero por suerte cuando les preguntamos a Antonieta y su novio Emanuel Pesci si tienen planes de mantener la tradición de San Antonino, la respuesta es un firme “sí”

—Catherine Mariko Black

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6 Respuestas

  1. josefa dice:

    muy bueno

  2. Gustavo Romano dice:

    Hola, hace mucho busco a mi familia de Napoles. Estuve alli en 1970, en la calle Via Lucca de Penne Nº 1 en Nápoles. El nombre de mi tio es/era Antonio Romano y perdi rastros…HABRA ALGUNA POSIBILIDAD A TRAVES DE AQUI? GRACIAS!!!

  3. roberto Di Bernardo dice:

    hola
    los molesto para pedrles el telefono de la Sociedad Napoliyana de la calle Cochabamba
    gracias

  4. vanesa dice:

    hola buenos dias! me gustaria saber si tienen ballet en la colectividad o si saben de alguna porque estoy interesada.. si me podrian pasar algun dato .

    muchas gracias

  5. milena dice:

    Quiero llevar a todos mis alumnos a la procesión de Santa Anna!!!

  6. Susana dice:

    Me interesa saber los horarios de la Procesión. Muchas Gracias. SALU2

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