La colombofilia – A volar se ha dicho

El entrenamiento de palomas mensajeras es uno de los hobbies que data de tiempos inmemoriales y que, cuando se lo conoce, deja a más de uno con la boca abierta.

Lejos de los antiguos usos -comunicación, militar y hasta bíblico- la colombofilia podría compararse en la actualidad con un deporte. Orlando Cacheiro, quien está al frente de la heladería de Carlos Calvo al 600 desde hace treinta años, nos cuenta un poco cómo es esta actividad “por dentro”.

Orlando comenzó su hobby cuando era niño. Tenía dos o tres vecinos, en el barrio de Flores, con palomares y “para que no esté ´vagueando´ por la calle”, tal como nos cuenta, lo mandaban a jugar con las palomas. Luego, un profesor de piano y de idiomas -con quien tomaba clases particulares- lo introdujo en los tecnicismos de la colombofilia y más tarde ingresó en la Sociedad Colombófila San Lorenzo, en Flores. Hoy tiene 115 palomas mensajeras que presenta en competiciones y con las cuales lleva ganadas muchas carreras.

En Capital Federal hay dos asociaciones que desarrollan este hobby. Orlando pertenece a la Asociación Colombófila General Belgrano, afiliada a la Federación Colombófila Argentina. Desde esta Asociación se realizan, a partir del primer fin de semana de junio y hasta noviembre, las llamadas “carreras”. Las mismas consisten en llevar a las palomas, en camiones preparados para el acarreo de las aves, a diferentes puntos de suelta y desde allí se las larga, esperando que vuelvan a su palomar. Las carreras pueden ser cortas -una vez por semana- o largas -una vez cada quince días-. Cada participante lleva cinco palomas por punto, veinte en total. En la Asociación se las registra  -“Todo queda por escrito”, aclara Orlando-, se las carga en el camión y así emprenden su viaje. La noche del jueves 17 de octubre pasado, por ejemplo, los camiones salieron con 3.000 palomas rumbo a las localidades de Resistencia, Santo Tomé, La Reforma y Pedro Luro, ubicadas a 796; 715; 767 y 656 km de Buenos Aires, respectivamente. Ese  mismo fin de semana las palomas regresaron a sus palomares. En esa carrera, una de las palomas de Orlando tardó en llegar desde Resistencia a Buenos Aires poco menos de once horas.
El convoyer -que es quien se encarga de soltar a las palomas en el punto de suelta- da inmediatamente aviso del hecho al presidente de la Asociación, previo comunicado del estado del tiempo. Lo más sorprendente es el agudo sentido de orientación de las palomas. Cuando el convoyer baja la bandera y suenan las bocinas una “nube” de palomas que solo tardan unos segundos en ubicarse, sale disparada de adentro de los camiones. Las aves dan un giro en el aire y se dirigen a su palomar sin otra guía más que su propia orientación, independientemente de la cantidad de kilómetros a los que se encuentren. Cuando retornan, una gatera electrónica registra su llegada quedando contabilizado el tiempo que les lleva llegar a su palomar. Cada valor es, a su vez, registrado en el “minuto a minuto” de la página de la asociación www.pasioncolombofila.com.ar donde, además, se pueden encontrar otros contenidos recomendables como el video con una suelta de palomas y otro donde se muestra cómo se lleva a cabo el cuidado de las aves. Sin embargo, hay ocasiones en que las palomas no regresan. “Si una paloma se pierde, llaman a la Federación y de allí se comunican con la Asociación. A mí me pasó, me llamaron de Chascomús por una paloma perdida. ¡Se me han perdido muchas!” nos cuenta Orlando.

La preparación de las palomas para la carrera es rigurosa. Cada participante elige las mejores. Las aves llevan un anillo en su pata, para ser reconocidas en caso de que se desorienten y se pierdan. El anillo le es colocado a los ocho días de nacer y lleva el nombre de la Asociación a la que pertenece, así como el año y número de matriculación. “Las palomas pueden correr competencias cortas a partir de los tres meses y es recomendable que tenga las diez plumas del ala conformadas, antes de la carrera. Si no tienen las diez plumas, no sale”, dice Orlando.

El acostumbramiento -o “entrenamiento”- para la carrera dura tres meses. Consiste en permitir que las palomas salgan del palomar, den unas vueltas y vuelvan. Este entrenamiento tiene que ser periódico, de lunes a viernes, al menos una vez por día. Además hay otro entrenamiento para las aves, al mes de nacidas y se trata de ir soltándolas paulatinamente a distancias cada vez mayores. “Primero son 60 km, a la semana siguiente 70 km y así sucesivamente” aclara Orlando quien recomienda que los pichones tengan al menos cinco salidas antes de una carrera. Lo espectacular de todo esto es que los pichones, ¡siempre vuelven! “A veces antes que uno”, comenta Orlando sonriendo.

Palomas 1

El cuidado de las aves es primordial. Incluye buena alimentación, vacunas, aseo e higiene del palomar. “Cada uno tiene su librito para el cuidado de las palomas” dice Orlando al respecto. Cómo cuida cada participante a sus palomas, qué le da de comer y en qué cantidades “es un secreto” agrega suspicaz. Él las alimenta dos veces por día, las baña una vez a la semana, le aplica las vacunas una vez al año, limpia el palomar todos los días y lo desinfecta una vez por semana. Los palomares se dividen en “Volador”, donde están las palomas para correr y “Reproductor”, donde están los casales, que es la pareja de hembra y macho, para aparearse. Las palomas pueden vivir hasta 14 años.

La próxima vez que pase por la heladería de Orlando, a quien antes yo no conocía, le voy a preguntar cómo andan sus palomas y si alguna ha ganado otra carrera. Me va a encantar saber de ellas.

                                                                                              Clara Rosselli

 

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