La complicada historia que atraviesa el ex Padelai

Por Clara Rosselli, Daiana Ducca y Catherine Mariko Black

Los vecinos de San Telmo estamos expectantes de lo que el destino le deparará al conjunto de edificios del ex Patronato de la Infancia, ubicados en forma de “U” entre las calles Humberto Primo, Balcarce y San Juan. Algunas de las cuestiones primordiales que detienen su revitalización pertenecen al campo de lo legal, otras a la crisis económica en Europa que produjo una demora en el traslado del Centro Cultural de España en Buenos Aires al predio y su subsiguiente ocupación por familias con un viejo reclamo al Gobierno de la Ciudad.

Es triste que un lugar que alguna vez albergó, protegió y curó a niños sin padres, hoy navegue a la deriva de una confusión legal sobre a quién le pertenecen sus dominios y sobre quién debe ocuparse de su conservación. Es triste también que un edificio de semejante valor histórico como el antiguo Patronato de la Infancia, siga degradándose a causa de la espera de resolución de estos conflictos. Lo que el debate que actualmente rodea al “ex Padelai” demuestra es que los problemas pasados que no fueron resueltos en su momento vuelven a aparecer. Visto de otra manera, que la resolución del conflicto actual se basa primero en reconocer y entender esta historia.

El antiguo predio del Patronato de la Infancia. Foto: Archivo General de la Nación.

El antiguo predio del Patronato de la Infancia. Foto: Archivo General de la Nación.

Valor social, valor patrimonial, valor cultural.

El edificio que perteneció al Patronato de la Infancia, conocido para muchos como el “ex Padelai”, tiene un importante significado social en la historia de Buenos Aires. Hacia 1890 el movimiento higienista, apresurado por las plagas de fiebre amarilla y de cólera que acecharon Buenos Aires, motivó la erección de infraestructura hospitalaria. Era una época en que la ciudad se veía modificada por la recepción de grandes oleadas inmigratorias y con ellos el hacinamiento y la promiscuidad de los conventillos.

Bajo este panorama surge el Patronato de la Infancia, gracias a una institución de beneficencia que intentaba dar protección, ayuda y un hogar digno a los niños desamparados. Un logro del Patronato es haber sido la primera institución benéfica que patrocinó el dictado de normas jurídicas adecuadas para la protección de los menores.

Si bien en la actualidad el edificio del ex Padelai presenta cierto estado de degradación, es para nosotros, los vecinos de la cuidad, parte de nuestro patrimonio arquitectónico tangible.

El predio perteneció al complejo de edificios que integraban la “Manzana de la Residencia”, fundada por los padres jesuitas, donde se encontraban: la Casa de Ejercicios Espirituales, el Hospital de Hombres, la Cárcel de Mujeres, y la Iglesia de Nuestra Belén, conocida como iglesia de San Pedro Telmo. En el predio del Patronato funcionaba un lavadero municipal. Contaba con dispensario de lactantes y consultorios médicos con quirófano.

Los niños del patronato. Foto: Archivo General de la Nación.

Los niños del patronato. Foto: Archivo General de la Nación.

El edificio sobre Humberto Primo es atribuido al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo, quien construyera además el Mercado de San Telmo en 1897. A él se le atribuyen también el Asilo y Dispensario “Manuel A. Aguirre” edificado en Balcarce 1119. En 1913 se construye el pasaje subterráneo que atraviesa la calle Balcarce, a la altura de 1100, uniendo la Escuela de Artes y Oficios con sus talleres. Muchos vecinos antiguos del barrio todavía recuerdan ver los niños del orfanato en sus uniformes grises, o haber ido a la clínica que atendía los niños del barrio.

En búsqueda de una vivienda digna

El Patronato funcionó en esta sede hasta 1978, cuando fue expropiado por parte del gobierno militar. Entonces, el edificio se vio abandonado por varios años y luego, a partir de 1984, ocupado por familias de bajos recursos que buscaban en el enorme predio vacío una respuesta a su falta de vivienda.

A fines de 1991, y en un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad bajo la intendencia de Carlos Grosso, las familias del ex Padelai formaron la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Limitada. El Gobierno de la Ciudad les entregó el título de propiedad por el 70 por ciento del inmueble, para que ­–por intermedio de apoyo estatal y colaboración de las familias– se construyan allí viviendas (del restante, 25% era destinado a equipamiento comercial y el 5% a equipamiento comunitario). Pero las obligaciones de este contrato no se cumplieron y en 1996 las familias hicieron una demanda al Gobierno de la Ciudad para un traslado a otra vivienda adecuada. En el año 2000, censo por medio, el Gobierno de la Ciudad otorgó a las familias subsidios y créditos a pagar en 15 a 20 años sin interés, con la condición de que renunciaran a cualquier futuro reclamo sobre el predio. Algunas familias aceptaron la oferta, mientras otros se negaron, pidiendo “escritura por escritura”, es decir: una vivienda asegurada a cambio de irse. A principios de 2003, bajo la intendencia de Aníbal Ibarra y con el argumento de peligro estructural, desalojaron a las familias que quedaron en el predio en uno de los operativos policiales más mediáticos y controvertidas de esa época.

El acampe frente al ex Padelai. Foto: Kala.

El acampe frente al ex Padelai. Foto: Kala.

Desde agosto pasado, representantes de las familias que antiguamente habitaron el predio y que conforman la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Limitada, permanecen acampando sobre la calle Balcarce al 1100. Según Carlos Vargas, el presidente de la cooperativa, “estamos pidiendo viviendas dignas a cambio del 70% de la propiedad que es legalmente nuestra”.

En conversación con ellos, se pone en evidencia que la herida del desalojo y los acuerdos previos que no se cumplieron sigue abierta. También explica, por lo menos en parte, la dificultad de seguir adelante con un proyecto para este espacio, habiendo tanto todavía irresuelto por detrás.

Uno de los vocales de la cooperativa, Manuel Aguilar, recuerda con gran indignación: “Nos dijeron que el edificio se iba a venir abajo. Con la excusa de que nos estaban haciendo un favor, nos echaron”.

Noemí Mealla, de 41 años y madre de cuatro hijos, recuerda que: “cuando nos desalojaron éramos 8 en mi familia. Nos sacaron como si fuéramos ladrones… no importaba si había niños, mujeres embarazadas, nada… Yo soy de Jujuy y mis hermanas a raíz de esta situación se volvieron a la provincia…”.

Leonardo Zelnick, que hoy tiene 30 años pero en aquel momento tenía alrededor de cinco, dice: “Psicológicamente vivimos muy mal el desalojo, porque no fue pacífico sino que hubo una gran represión, con balas de gomas, gases lacrimógenos…”.

Después del desalojo el predio permaneció vacío y abandonado durante seis años hasta que el Gobierno de Mauricio Macri gestionó un proyecto para expropiar la propiedad y prestarlo por 30 años al Gobierno de España a cambio de su restauración y puesta en valor. La ley de expropiación del inmueble que fue aprobada por la Legislatura en 2009 estableció que el predio volvería a manos del Estado mediante una indemnización de $12.000.000 que se la destinaría a la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Limitada. El dinero fue depositado en un fondo judicial en el Banco Ciudad a nombre de la cooperativa (cuya existencia algunos estimaban seguía únicamente en nombre, sin los papeles vigentes).

Carlos Vargas, presidente de la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Ltda. Foto: Kala.

Carlos Vargas, presidente de la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Ltda. Foto: Kala.

El pasado 7 de mayo, un grupo de integrantes de la cooperativa se presentó en el predio y acampó en el patio central. Llegó el embajador de España a mediar la situación y se armó una mesa de negociación, de la cual Participaron Omar Abboud (director del Instituto de la Vivienda – IVC), el doctor García (IVC) y el procurador Ramiro Monner (Procuración General de la CABA). Las familias se marcharon ese mismo día, luego de obtener por parte de los funcionarios porteños el compromiso verbal de tratar el asunto si la cooperativa producía una certificación del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) que avale su vigencia.

En el mes de julio presentaron una copia certificada del registro de la matriculación de la cooperativa en el INAES, como así también el aval de la escritura. Pero la respuesta del Gobierno era que faltaba la documentación completa del organismo, aunque la cooperativa afirma que “los papeles se perdieron” dentro del mismo INAES. En lo concreto, hasta hoy no lograron obtener respuesta a su pedido de buscar una solución habitacional para las familias inscriptas en la cooperativa.

Todos coinciden en que su reclamo se basa en obtener una vivienda y no el dinero. Según Vargas: “Nos molesta que desde el Gobierno lo único que nos dicen es que tienen el dinero. Pero no necesitamos dinero, necesitamos la vivienda para nuestras familias. Si disponen del dinero, que nos compren la vivienda pero que nos la den con una escritura en la mano”. El presidente aclara que aún la cifra de 12 millones de pesos no es suficiente para resolver la situación habitacional de las 120 familias que hoy integran la cooperativa.

Como los integrantes de la cooperativa, que según Vargas “no tienen ningún problema con España ni con que ellos estén aquí”, la mayoría consideran que este lío legal es el resultado de la falta de responsabilidad de parte del Gobierno de la Ciudad durante las distintas administraciones que trataron el predio.

“Esto pasa porque el gobierno no hizo las cosas bien de entrada”, opina Pablo Ortíz, presidente de la Asociación de Amigos de la Plaza Dorrego. “Por haber sacado la gente con violencia en el desalojo, el lugar quedó manchado. No nos olvidemos que la ocupación del ex Padelai fue terrible para el barrio, era un lugar muy oscuro por el cual ni se podía pasar por la puerta. Pero había que tener una política de asistencia social mucha más humanista y más profunda, no simplemente esa idea de que te los saques de encima dándoles un dinero. Me gustaría que el Gobierno de la Ciudad convocara a la gente que está acampada y que solucione el problema una vez por todas”.

Protesta de la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Ltda. Foto: Kala.

Protesta de la Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo San Telmo Ltda. Foto: Kala.

“Es responsabilidad del Estado de la ciudad solucionar los conflictos pendientes”, dice Edio Bassi, titular de la librería Fedro y la revista zonal TELMA. “Pero sospecho que el Estado español tiene la excusa ideal para retirase del proyecto por problemas presupuestarios de origen, debido a la crisis europea.”

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4 Respuestas

  1. Cecilia dice:

    No eran 40 familias las que no arreglaron? y los cito: “Macri no quiere reconocer la cooperativa y el INAES tampoco, pese a que hay un registro de quienes la componen. Eramos 40 familias y quedó asentado el nombre de los asociados fundadores. La gente del INAES nos retuvo los libros. En ese tiempo, estaba Mary Sanchez como directora. Ellos querían quedarse con el predio y para eso debían disolver la cooperativa” asegura Vargas. http://observadorglobal.com/ex-padelai-desalojo-y-despues-n8874.html

  2. Cecilia dice:

    El tema es, si les dan una escritura en vez de plata. Van a aceptar el lugar que les den? No importa dónde? Porque una de las razones que dieron algunas de las familias cuando rechazaron la propuesta del crédito fue que ese terreno vale mucho más y que por ende les correspondía más. Que con la plata que les daban tenían que mudarse fuera de Capital…

  3. Laila dice:

    No entiendo algo, el desalojo cuando fue? Porque si Leonardo Z. tiene 30 y tenia 5 cuando el desalojo, debiera de haber sido alla por mediados de los 80. Pero segun la nota, no fue entonces cuando se instalaron las familias en el predio?

  4. Leonardo dice:

    Tantas consecuencias negativas que generò y sigue generando la dictadura militar. Destruyeron un horfanato y dejaron el predio desocupado durante años, con què objetivo..?? necedad, el despotismo de esos años y esa gente tan oscura…

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