“La democracia es un sistema imperfecto, pero es el mejor que conocemos”
Víctor Santa María, sindicalista y empresario.
La cuadra de Venezuela al 300 está prácticamente toda dedicada al Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH), uno de los que más beneficios brindan a sus afiliados. Además del enorme centro deportivo y del edificio dedicado a la capacitación, a la altura del 370 se encuentran las oficinas del Grupo Octubre, que gestiona el diario Página 12; la revista Caras y Caretas y las emisoras de radio AM 750, FM 89.1 y FM 94.7; entre otras. La conducción -tanto del sindicato como del multimedios- está a cargo de Víctor Santa María (53), hijo del “histórico” José Francisco (Pepe) Santa María.
En 1992 el joven creó la Fundación Octubre, motor cultural que gestó, entre otros proyectos, el Centro de Formación Profesional Nro. 28, Ministro José María Freire. Allí se dictan carreras como: Electricidad, Plomería, Gasista Matriculado, Seguridad e Higiene, Idiomas y Gastronomía; entre otras. Además, la mencionada Fundación otorga los Premios Democracia, que distingue a los talentos jóvenes de Literatura, Investigación, Artes Visuales y Música.
Santa María (h) también fundó la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la primera en América Latina creada por una organización sindical. Fue el Secretario Gremial de la Juventud Peronista más joven a nivel nacional. En 1994 organizó el Primer Encuentro de Hijos de Trabajadores de Edificios del Mercosur. Cinco años más tarde, fue electo legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En 2010 creó la Unión Iberoamericana de Trabajadores de Edificio y Condominio (UITEC), la asociación regional de los sindicatos del rubro, abierta a otros sectores interesados en la defensa de los derechos del trabajador. Ese mismo año puso al aire la AM 750, dirigida por Eduardo Aliverti, que cuenta con producción propia.
También fue pionero en el tema de la conciencia ecológica: recibió premios -como el Fidel, que otorga la Fundación SOS Vida- por su defensa del medio ambiente. En 2011 el sindicalista fue distinguido con el título Honoris Causa, otorgado por la Honorable Academia Mundial de Educación, por su compromiso por la excelencia y calidad educativa. Por su parte, el Parlamento Internacional de los Estados para la Seguridad y Paz de Sudamérica lo nombró “Embajador por la Paz y Seguridad en el Mundo”.
Santa María recibió a El Sol en su despacho del segundo piso del edificio histórico que -según nos contó en la entrevista-, perteneció al sobrino de Belgrano.
Empresario, sindicalista, político: ¿En qué rol te sentís más a gusto?
V.S.: Sin duda representando a los trabajadores es el lugar donde me siento más cómodo. El mejor cargo que tengo es representar a mis compañeros.
Cuesta imaginar a este hombre -que no deja de mirar su celular y su reloj- limpiando la vereda o sacando la basura con su uniforme de fajina, pero asegura que así empezó: “A los 21 años, fui encargado de un edificio en Flores durante dos años y medio. Más adelante, fui elegido delegado sindical y luego congresal de la Federación”, explica.
Pareciera que la impronta de tu gestión en el sindicato está enfocada en la educación ¿Es así?
Yo diría que mi gestión tiene dos pilares fundamentales: la comunicación y la cultura. No se trata solo de discutir los convenios salariales, sino también de lograr buenos planes de salud, formación y educación.
Convida el primer mate, que luego seguirá cebando su asistente. Conversa mirando a los ojos, aunque se limita a responder las preguntas, sin explayarse demasiado en las respuestas. Habla escuetamente de su infancia en Mataderos: de esa etapa recuerda en especial a su abuela y las reuniones con sus amigos. Su padre era encargado de un edificio en ese barrio del oeste porteño, hasta que la familia se mudó a Retiro (donde vive actualmente).
¿Cómo fue transitar la adolescencia durante la dictadura?
Hubo como dos etapas: la primera parte, de 1ro. a 3er año, fue en Barracas. Y luego, de 3ro a 6to año cursé en un colegio industrial, el ENET Nro.12, de Retiro; siempre en la escuela pública. Después vino la Guerra de Malvinas y empecé a militar en el Centro de Estudiantes. No fue nada fácil.
Teniendo en cuenta tu relación con los medios ¿Cuál creés que es su rol actualmente?
Muchas radios cerraron y esto hace que no fluya la pluralidad de voces; hay una concentración de medios. Creo que hubo un momento bisagra en 2015, cuando en la Argentina se empezó a discutir sobre la transparencia en la comunicación. Antes del 2010 era un tema tabú, no se hablaba de Magneto o de los Mitre. Me parece que hay que democratizarlos.
¿Cómo lograste introducir los temas ambientales desde el sindicato?
El encargado de edificio tiene mucho que ver con el cuidado del ambiente. Desde el uso responsable del agua, pasando por los residuos hasta el uso de energías renovables. Nuestro gremio fue el que empezó a usar las pistolas reguladoras de agua, por darte un ejemplo. Cuidar la naturaleza es mucho más que proteger a las ballenas y los pingüinos empetrolados, sin desmerecer esas tareas. De hecho, trabajamos conjuntamente con Greenpeace en diversas campañas. Pero en una ciudad como Buenos Aires, donde viven más de 3 millones de habitantes, es necesario y más productivo el concepto de “ecología urbana”.
Hace hincapié en que “el origen de la Fundación Octubre fue abrir un espacio cultural de cara a la sociedad”. Creó el Bachillerato a distancia, previo a la Ley de Educación de 1995.
En momentos tan difíciles como el actual ¿Qué puede hacer un sindicalista por su gente para hacer valer sus derechos?
Tratar de buscar defender los derechos colectivos de los trabajadores y que todo el sistema de contención que tienen muchos sindicatos -llámese obras sociales, los temas de acción social, de turismo, de capacitación, de formación- estén en marcha y se mantengan lo mejor que se pueda. Siempre teniendo en cuenta que son tiempos muy difíciles, porque los ingresos de los sindicatos son a través de los sueldos de los trabajadores y la cantidad de afiliados que tienen. Entonces, en un momento tan particular como este en donde bajan de forma nominal los salarios y la cantidad de trabajadores, se complica.
¿Qué te pasa cuando ves que hay dirigentes sindicales corruptos que se enriquecen a costa de los trabajadores?
En esos casos seguramente la Justicia tendrá que actuar y ver qué pasa. Es como cuando hay corrupción en cualquier ámbito institucional: un club de fútbol, una ONG, etc. Distintos son los gobiernos, porque rige la Ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública. Pero por supuesto hay que combatir la corrupción y tratar de denunciarla en todos los ámbitos con hechos concretos y reales y también apoyar esa acción con las pruebas necesarias en la Justicia.
¿No creés que la CGT debería tomar medidas más concretas frente a la crisis social?
La CGT es un órgano colectivo que representa a un grupo muy heterogéneo de trabajadores, donde las circunstancias y las necesidades de cada uno de ellos son muy diferentes. Creo que lo interesante de todo este tiempo es que el movimiento obrero se pudo mantener unido y respetar esas necesidades de cada uno de los sectores. Por supuesto que algunos de ellos quieren que la CGT tenga una actitud mucho más combativa, con medidas concretas y otros, al contrario, piden que haya un mayor diálogo con el gobierno porque creen que es la mejor solución para lograr sus objetivos. Hay que tratar de nivelar, para que no se desequilibren los intereses dentro de la CGT. Hasta ahora, desde ese punto de vista, lo ha hecho muy bien porque ha realizado medidas de fuerza muy concretas, como son los paros, las movilizaciones y también marcando cuáles son las necesidades de los trabajadores en general.
Si bien no vive en San Telmo, señala que se mueve mucho por la zona, donde, además, tiene muchos amigos. El edificio donde estamos -que cuenta con un hermoso jardín al aire libre, una sala de teatro y de cine, los estudios de radio y oficinas- era, anteriormente, la casa de los periodistas Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti. “Cuando nos vendieron la casa, en la escritura figura que es un lugar histórico que perteneció a un sobrino de Belgrano”, comenta Víctor y agrega: “En la esquina, funcionaban los talleres donde se imprimía el diario La Prensa”.
Hablando de la crisis económica y social -otra de las tantas que atravesamos como país- menciona la frase popular: “Te vas de la Argentina una semana y cambia todo. Volvés después de 10 años y está todo igual”. (Risas)
A pesar de todo, destaca que “la democracia será un sistema imperfecto, pero es el mejor que conocemos”.
Texto y foto: Diana Rodríguez