La esquina de la bicicletería
“San Telmo es nuestro ¡Es un sentimiento como la bicicleta!”
En Caseros y Defensa, justo en la esquina, está MILA un histórico negocio de bicicletas del barrio. Cuando uno sube los escalones para entrar al local, siente que su alma comienza a “pedalear” porque se abre un mundo mágico donde las dos ruedas son el eje principal de distintas formas y tamaños que cuelgan del techo; están apoyadas en el piso; entran por la puerta de la mano de algún paseante para que revisen una pinchadura, la cadena trabada o para colocar ese accesorio elegido, especialmente, para que sea más linda. Y todas esas demandas son atendidas en el mostrador de antaño, donde uno sabe que la predisposición a la consulta siempre es buena, porque ya dejó de ser un negocio y se transformó en una historia de vida barrial.
El trabajo y la vida cotidiana no dan margen para disponer de mucho tiempo, pero Silvia Milasanaskas Nieto logró hacerlo y nos respondió algunas preguntas, con el objetivo de que los vecinos sepan que MILA -como El Sol- siempre está.
El SOL: Desde que rastreamos en nuestra memoria, en la esquina de Caseros y Defensa está este negocio de bicicletas ¿Desde cuándo y por qué acá? ¿Los primeros dueños vivían en San Telmo o era su negocio pero venían de otro barrio?
Silvia: Estamos desde el año 1961 en esta esquina y anteriormente teníamos el negocio, sobre Caseros, a 60 metros de aquí. Mi padre siempre vivió en el barrio pero luego de trasladarse a este local fue cuando se casó y nacimos nosotros, que luego continuaríamos con su legado hasta la actualidad.
E.S.: ¿Toda la familia está involucrada en el negocio? Contanos quién sos dentro de esta historia del negocio familiar. ¿Hay seguidores de él o las nuevas generaciones de la familia están abocados a otros temas? ¿Los empleados son los de siempre o rotan permanentemente?
S.: Este es un negocio familiar, mis padres fueron los que lo iniciaron. Al fallecer mi padre, quedamos mi hermana (Sandra) y yo al frente del negocio y hoy nuestros esposos nos acompañan y también nuestros hijos, más allá de que tengan otras actividades.
En cuanto al personal que nos ayuda, tratamos de conservar a los empleados. De hecho ya hace muchos años que están con nosotros. Son una segunda familia.
E.S.: ¿Qué los llevó a tener un negocio de este tipo? ¿En esos años se usaban mucho o es una moda de ahora?
S.: Mi padre, Carlos, cuando tenía 18 años trabajaba armando bicicletas para una empresa inglesa. El capataz -viendo cómo lo hacía- se dio cuenta que podía progresar autónomamente y lo impulsó a independizarse. Así fue como junto a un compañero abrieron un tallercito, pero con el tiempo su socio no continuó porque se dio cuenta que ese trabajo no era lo suyo y entonces siguió solo.
E.S.: Básicamente ¿qué tiene que tener una buena bicicleta?
- : La bicicleta debe tener lo que uno necesita. Para algunos es suficiente que tenga dos ruedas y frenos; para otros que necesitan pedalear en la montaña o realizar trayectos en terrenos difíciles, necesitarán cambios de velocidad. Si la queremos usar para esparcimiento, con colocarle un canasto para llevar las cosas del mate es válido. Quienes trabajan con su bici y reparten mercadería o los carteros, tal vez necesiten usar porta paquetes. Si sabemos que vamos a andar a la tardecita-noche, debemos colocarle luces para ver y que nos vean. También hay que considerar agregarle una bocina o timbre y para los ciclistas habituales un buen casco.
E.S.:Al negocio se lo ve abarrotado de bicis de todo tipo y tamaño ¿eso quiere decir que la gente puede comprarlas porque son accesibles o porque ustedes dan facilidades para hacerlo?
S.:Los precios de las bicicletas son muy variados. Comparando otros momentos de la historia económica del país, hoy día están más accesibles. También hay que reconocer que el gobierno de la ciudad está fomentando el uso de la bicicleta y ofrece para eso planes de cincuenta cuotas sin interés para la compra de ellas. Más allá de eso, el gobierno nacional impulsa las ventas por medio del plan «Ahora 12» y eso también es una ayuda para comprar la bici en doce cuotas sin interés.
E.S.:¿Las compran armadas o las hacen ustedes?
S.: Nosotros somos armadores de bicicletas con nuestra marca MILA, de toda la vida. Ahora, debido a la demanda del público, también comercializamos otras marcas, con otros componentes; otra gama de bicicletas.
E.S.:¿Por qué antes alquilaban bicis y ahora no?
S.:Los tiempos cambian y con ellos los usos y costumbres, sin dejar de lado la seguridad. Quisimos apuntar nuestro perfil a otro público. Por supuesto que no solo nos dedicamos a la venta, sino también a la reparación y restauración de las mismas.
E.S.:Da la impresión que antes la bicicleta era para los chicos y ahora los que más quieren tener una son los grandes. Vos que sos del rubro ¿la ciudad está preparada para el auge de la bici? Si no fuera así ¿qué pensás que tendría que implementarse para lograrlo?
S.: Tiempo atrás la bicicleta era un artículo de lujo, llegó a costar tanto como un sueldo. Se regalaba para Navidad, Reyes o cumpleaños. Ahora es un medio de transporte económico, saludable y ecológico. Brinda esparcimiento, independencia, rapidez y autonomía, por eso el adulto comenzó a usarla -como en cualquier ciudad del mundo- para trasladarse; solo que aquí no la habíamos incorporado para ese fin.
La ciudad cada día está más acondicionada para recibir a la bicicleta, los que tal vez no estemos preparados somos los peatones y los automovilistas, que vivimos una vida a toda velocidad y no nos tomamos el tiempo necesario para disfrutarla…
E.S.: ¿Por qué creés que la bicicletería de ustedes perduró en el tiempo y no se fundió como otros negocios, en la época más crítica de nuestro país?
S.:Porque es una pequeña empresa familiar y, más allá de los tiempos, ponemos mucho de nosotros en ella. La queremos, cuidamos y es nuestro medio de vida, es una tradición muy aferrada, cada día tratamos de transformarla para que nos siga sorprendiendo. Amamos nuestra profesión.
E.S.: ¿Cómo ves a San Telmo teniendo la perspectiva de tantos años en el barrio?
S.: San Telmo es un barrio admirable, amado por los turistas. Son miles los que caminan por nuestras calles, se toman fotos, compran recuerdos… entonces te pregunto: ¿Por qué no lo vamos a querer? si aquí nacimos, vivimos y de aquí nos llevarán algún día… San Telmo es nuestro ¡Es un sentimiento, como la bicicleta!
Isabel Bláser/ Foto: Mónica Seoane