La esquina de los sueños
Adrián Cellone es el mago de la esquina de los sueños del Mercado de San Telmo. Es coleccionista, desde hace 27 años.
Todo comenzó con «Marcelo», un muñeco de los años cuarenta. Lo vio en una obra de teatro y cuando se dio cuenta que lo iban a tirar, lo pidió y se lo regalaron. La curiosidad, el interés provocado por Marcelo, lo llevaron a investigar en la historia de los muñecos. Le preguntó a Antonio Caro (artesano, restaurador de muñecas – 1928/2010), quien tuvo el último hospital de muñecas y con el que -probablemente- la mayoría de los coleccionistas empezaron y éste le aconsejó que consultara la revista «Billiken» que era en ese momento una gran fuente de información.
A partir de allí empezó a desarrollar el amor por la recuperación de las muñecas. En esa época los juguetes eran solo accesibles a la clase alta, un objeto de lujo, hasta que se creó la Fundación Eva Perón que desarrolló un gran trabajo social con los niños. Por otro lado el «Plastisol», un nuevo producto que permitió abaratar su fabricación y, por consiguiente, democratizó el acceso al mundo de los juguetes de los niños de las clases más humildes.
Entre 1940 y 1970 la Argentina fue una gran protagonista en la fabricación de juguetes. A partir de los años ochenta comenzó la importación de productos asiáticos y, por ende, el decaimiento de la industria nacional.
Adrián compró y compró juguetes hasta llenar su casa. Dejó su profesión y abrió un puesto en el Mercado de San Telmo. La idea principal es que funcione como museo- boutique. Además, posee una colección privada que abarcan muñecas de los años 1860 a 1980. A la pregunta si vendería alguna de su colección, me responde que no le gustaría pero así y todo donó una, representando a Shirley Temple, al gobierno de Bolivia que se encuentra en un museo importante de ese país.
Una vez al año organiza un encuentro de coleccionistas en el mercado. El año pasado las invitadas de honor fueron las hermanas María y Mabel Castellano, que donaron todas sus muñecas al Museo Fernández Blanco. Este año el encuentro se titula «Mi primera muñeca».
Adrián me dice que su deseo principal es despertar la sonrisa de la memoria afectiva. Estoy convencida de que lo consigue, al menos yo le agradezco esa que provocó en mi cara la primera vez que vi su vitrina y creí reconocer allí mi primera muñeca.
Nunca dejo de pasar delante de esa esquina de los sueños, que me provoca chispitas en los ojos y me transporta -por un instante- en el mundo mágico de mi infancia.
Texto y foto: Nelly Dutoit