-La Fundación- Centro Cultural

El 27 de abril, alrededor de las 20:30, desde arriba del escenario de La Fundación (Humberto I° 378, CABA – 4362 Matus0099), Fabián Matus anuncia su reapertura.

Su figura, inconfundible en el ambiente de la música argentina, se acomoda en ese lugar que asustaría a muchos pero que, para él, es el hábitat familiar. Y eso es tan así que uno ve detrás suyo la imagen eterna, imponente e inconfundible de Mercedes Sosa, “la mamá” como él la nombra haciéndola de ese modo universal y despojándose -generosamente- del egoísmo propio de los hijos.

Se lo ve rodeado del afecto de muchos de los de “su palo” y otros que no lo somos pero que acompañamos su felicidad de estar allí, sosteniendo el notable legado familiar del que sus hijos Agustín y Araceli -Secretario y Tesorera de la Institución, respectivamente- no pueden disimular que lo llevan en el alma, como él.

La Fundación, como se la conoce, “se ha trazado nuevos planes. El objetivo es tener un espacio que nos permita organizar todo lo que hubiera hecho la mamá para otros artistas, otros espectáculos, otras áreas. Por eso queremos comentarle a la sociedad que estamos abiertos para tener conciertos, peñas, proyecciones de cine en gran escala -en pantalla de 5 x 6- y Master Class, una idea que nos acercó Nora Valle (periodista y productora), en el auditorio con capacidad para cincuenta personas con una duración de dos horas. La primera estará a cargo de Graciela Borges y luego se sumarán Claudio Villarroel -producción periodística-, León Gieco y Juan Carr -solidaridad- Pedro Aznar -música-, Darío Sztajnszrajber -filosofía-; entre otros. Ya tenemos casi armada la programación para el año”, cuenta entusiasmado Fabián.

Matus tiene un hablar bajo y pausado pero contundente, transmite lo que está haciendo con el convencimiento de que era lo que la mamá quería para ese predio, que ella eligió por su historia, entre varios que le propusieron. “Queremos que el público y los artistas sepan que pueden venir a charlar con nosotros para presentar su arte acá o hacer sus conciertos. El patio del predio -de 800m2- es para 500 personas sentadas o 900 de pie. Hay que tener en cuenta que tenemos un mínimo de costos que debemos cubrir (seguros, bomberos, la parte técnica, personal, etc.) que suman, aproximadamente, el equivalente a 200 espectadores para que nadie pierda plata. Por ejemplo, si quiere venir Marcelita Morelo, que la adoro, para colaborar, con un formato más económico y le alcanzan 500 espectadores, yo encantado”, invita.

Al margen de la indiscutible presencia de su madre, aun en su ausencia física, Fabián Matus tiene su propio prestigio y amistad con muchos de los hacedores de la música nacional porque los conoce desde siempre, con algunos se ha criado o “somos familia”, sostiene. Por otra parte, cuando trabajaron juntos “los he cuidado, porque tiene que ver con los valores en los que me formé. Me reúno mucho con los hijos de grandes artistas, sabemos que tenemos que honrar la representación de nuestros padres” dice, haciéndose cargo de lo que no puede ni quiere evadir.

De cualquier manera, su “ventaja” está -como bien lo señala-, “en haber trabajado siempre junto a la mamá y eso hace que, a veces, otros que están en una situación parecida pero quizás en otra profesión, me consulten para saber cómo seguir con la obra de sus padres, para que no se pierda esa cadena de valor artístico que tiene la sociedad. Por ejemplo, hablamos con un amigo de una editorial que Cacho Fontana fue un antes y un después en su profesión y no tiene un libro que lo testimonie; entonces dijimos: el libro tiene que hacerse. Y la editorial se acercó a la hija de Cacho”. Sin duda este es uno de los legados tangibles de su madre, que rescata como propio: aglutinar valores de diversos orígenes para enriquecerse, tanto profesional como humanamente.

En cuanto al Centro Cultural en sí, Fabián nos recuerda que tiene áreas estables: “La Colmenita, la Orquesta Juvenil de San Telmo y la Unión de Técnicos de la República Argentina. La Colmenita es una compañía de teatro infantil, con un sistema de aprendizaje diseñado por el director cubano Carlos Alberto Cremata (creador del grupo teatral La Colmena) donde se les enseña a desarrollar valores a partir del juego a través del teatro, la música y el canto. Por ejemplo en un grupo, cómo asumir que uno será el líder y cómo comprender que sin el grupo el líder no es nada y viceversa. Nada que tenga que ver con ideología política, es una cuestión ética. Es para niños de 5 a 15 años, de ingreso y aprendizaje gratuito. Los padres forman una cooperadora que ayuda a comprarles la comida o algo específico, pero los niñitos estudian y aprenden gratis”.

Con respecto a la Orquesta Escuela Juvenil de San Telmo, dirigida por Clara Ackermann, nos cuenta que: “Aunque ya no usa nuestro predio porque ha tenido un gran crecimiento, son niños de 7 a 17 años divididos en tres niveles a los que se les da en comodato el instrumento que elijan y clases para que aprendan a tocarlo y leer música. Se intercalan a los más fogueados con los pequeños y así van avanzando. No pagan, pero tienen una cooperadora de padres muy activos con un poco más de poder adquisitivo; recibió subsidios por convenios que hizo y forma parte del sistema de Orquestas Juveniles de la Nación, lo que le da un vínculo muy importante con el resto de las del país”. Y continúa “A fines del año pasado, tenían 90 alumnos y ya no daba el lugar. Ricardo Pinal, Director del Museo de la Ciudad y amigo de muchos años, vino a ver ensayos de la orquesta y quedo fascinado. Le comenté que era necesario el traslado y como Efraín Cruz (gestor barrial) ya se lo había comentado les ofreció un lugar en la sede del Museo, que los padres acondicionaron haciéndose cargo de los materiales para la instalación eléctrica y demás y allí están ahora”.

La Unión de Técnicos de la República Argentina (UTRA), tiene su sede allí desde 2014 y dan capacitación vinculada a derechos laborales, iluminación, sonido, manejo del escenario, higiene y seguridad, etc. “Sé de eso porque arranqué como ¨plomo¨ y para mí es un orgullo que mis compañeros estén acá. Es un trabajo muy importante, que no se ve” dice Fabián. Y comenta que el último seminario se realizó a fines del año pasado a cargo de Pedro Badessich y “se cubrieron todas las vacantes, porque vienen técnicos de todo el país”.

También en la Institución se dictan distintos cursos, por ejemplo de telar mapuche, toba, cestería, macramé, tapiz, relajación corporal. “Estamos gestionando con el artista Ica Novo (músico, compositor, poeta, docente, estudioso de la música argentina) para que dé uno de folclore”, agrega.

Pero Fabián Matus sabe que el legado cultural de Mercedes Sosa es demasiado trascendente y las nuevas generaciones tienen que conocer la historia de la más grande cantora latinoamericana. Por eso no solo en su momento produjo el documental “La Voz de Latinoamérica” sino que, en abril, salió el libro Mercedes Sosa para Chicos -de la Colección para Chic@s de la Editorial Sudestada- y la familia publicará uno, donde habrá entrevistas a sus dos hermanos, sus nietos y la otra familia, la musical.

La cesión del predio de La Fundación no tiene un tiempo estipulado, podrían desafectarlos si así lo disponen las autoridades, pero -afirma- “entienden la importancia del trabajo que estamos llevando a cabo y dicen que no hay motivos para que nos lo quiten, cosa que nos da tranquilidad. Tampoco -hasta el momento- nadie ha venido a decirnos qué tenemos que programar y qué no. Es necesario que lo diga, porque como opositor también tengo mi responsabilidad. Cuando uno tiene conducta se puede mover en todos lados. Tengo mi línea de trabajo, todos me conocen y saben quién soy. Mientras respeten mi libertad de trabajar, de pensar, no tengo problemas con nadie. Soy abierto, eso lo recibí de la mamá porque me crió así”.

Este momento de la historia -dice- lo encuentra “viejo, pero con la felicidad de estar trabajando con mis dos hijos a los que veo casi todos los días, almorzamos, charlamos y a eso le agrego mi segunda familia de músicos y técnicos. Esto lo viví con la mami y mi alegría es poder replicarlo con ellos. Creo que tengo una vida privilegiada, porque ella tuvo que dejar a sus papás para irse por el mundo. La idea es seguir haciendo cosas por la mamá todo el tiempo”; porque Fabián y sus hijos tienen claro que su tarea es mantener en la memoria social el legado de Mercedes Sosa.

Está de más decir que la ausencia física de Mercedes Sosa se siente, pero todo sigue porque así es la vida. Tomarán la posta otros pero siempre quedará su poderosa imagen de atraer hacia ella a sus pares y a los jóvenes, abriendo sus brazos, porque el gran maestro -como ella lo fue- deja que sus alumnos trasciendan impulsándolos hacia el futuro.

Isabel Bláser / Foto: Mónica Seoane

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