La importancia del lenguaje en el desarrollo del niño
Por Alma Gil Palacios
Por Alma Gil Palacios
Hace más de dos años que hago una actividad con mis hijos, que disfrutamos muchísimo: visitamos las librerías del barrio buscando algún libro para regalar. Para los cumpleaños siempre elegíamos algún libro que nos gustaba a nosotros y también pensábamos en el niño que lo recibiría. Paulatinamente esto se transformó en hábito y nos incentivaba el hecho de que aquellos libros elegidos eran elogiados. A partir de allí hubo madres del
Jardín de Infantes del Instituto Integral del Sud que comenzaron a llamarnos para resolver sus regalos.
Nos quedamos horas en la librería Fedro recorriendo cada estante para encontrar aquel pedido que nos había llevado hasta ahí. Paciencia infinita la de sus dueños -Daniel y Marcelo-, que buscaban con nosotros, hasta pasado el horario de cierre, para ayudarnos a encontrar ese libro que les parecía que estaba en algún lugar; siempre con buena predisposición y consideración hacia mis colaboradores de 4 y 10 años. Tardes de los sábados en Asunto Impreso, leyendo en ese pupitre de escuela tan tentador. Entrábamos de día y salíamos de noche, pero las chicas siempre pasando la mejor música y nosotros tan a gusto que la tarea de leer era el mejor de los momentos. Así como otros instantes en Nueva Librería.
Fuimos formando una rutina cada vez que teníamos que buscar un regalo -que por supuesto era un libro- y esta rutina llenaba nuestras vidas de momentos increíbles. Ahora seguimos con esa tarea, un poco más diseñada porque nuestra fama de buscadores de libros-regalo se expandió y ahora nos llaman desde otros lugares como Barracas, el Centro, Constitución y Barrio Norte.
Algunas veces me pregunto si hubiera prosperado tanto nuestro emprendimiento en el caso que se hubiera originado en otro barrio. Porque San Telmo tiene tanto de esa gente que nos hizo fácil la tarea, tiene tanto del estilo que se trasmite por aquí… que a lo mejor sería otra cosa, pero no así como es… no tan “de todos”.
Nuestro trabajo tiene que ver con la comunicación y su desarrollo en el niño a través de la palabra. La comunicación es un instrumento esencial para expresar deseos, trasmitir ideas, decodificar penas, etc. El significado de las palabras juega un rol prioritario para que esa comunicación sea precisa. La elección de las mismas contribuye a que podamos decir lo que realmente queremos decir.
Es fundamental proporcionar este concepto a los niños: el significado de las palabras. Algunas son parecidas a otras y pueden representar lo mismo, pero elegirlas puede ser clave para una comunicación exitosa. Una experiencia personal puede graficar este pensamiento: Mi hija de 6 años estaba muy entusiasmada ante la llegada de su hermanito. Mientras veía crecer la panza imaginaba maravillosos momentos, situaciones románticas, simpáticos accidentes, todo era “Disney” en su mente. Luego el hermanito nació: se hizo presente “en carne y hueso” con su dependencia, sus necesidades, su temperamento, sus hábitos y también se exteriorizó toda la demostración de afecto de los que lo rodeaban, incluyéndome por supuesto. No era tan maravilloso como lo imaginado por mi hija. Lo imaginado era eso, imaginado.
Un día estaba en uno de esos momentos de cariño para chiquitos, cuando uno desborda todos los “itos” en una sola frase: “Amorcito, mi chiquito dorado, bebito mío, corazoncito de encanto, bla, bla, bla…” y ella me detuvo: “BASTA MAMÁ, ¿NO VES QUE ASÍ ME HACES ‘DESEAR’ SER ÉL?” No hubo nada más contundente para mí que aquellas palabras. Era la exteriorización perfecta de su sentimiento visceral, nada encubierto. Algunas veces los padres nos ocupamos de lo que les pasa a nuestros hijos en su mundo interior e imaginamos todas las posibilidades: ¿Estará un poco celoso? ¿Tendrá sueño? ¿Estará cansado? ¡Pero qué tranquilidad cuando ellos lo pueden decir! ¡Qué alivio cuando pueden expresarlo liberando, como en este caso, la pena! ¡Qué alivio cuando al que recibe el mensaje no le quedan dudas! ¡Qué alivio cuando se puede ayudar! ¡Qué alivio cuando podemos decir lo que nos pasa!
Sabemos que la comunicación necesita de otros ingredientes además de las palabras, pero es muy beneficioso para nosotros cuando tenemos en nuestro conocimiento una cantidad considerable de ellas para empezar a relacionarnos. El libro es una herramienta para construir ideas, elaborar pensamientos, acercar palabras. Pensamos en esto cuando sugerimos un libro para un niño, contribuir en algo al arduo y fascinante proceso de aprendizaje de la comunicación y a la entrada al mundo de las relaciones humanas.
Tres libros para chicos que nunca fallan:
“Uno, cinco, muchos” por Kveta Pacovska. Arte, arte y más arte para aprender a contar. Se trata de una mirada luminosa sobre el maravilloso mundo de los números.
“Estas son las mañanitas” por Carlos Pellicer López. Es muy difícil trasmitir sensaciones, pero con un camino de música y color este pequeño-gran libro lo logra.
“La Bella Griselda” por Isol. Este libro despierta debate, pensamiento y razonamiento acerca del amor. Es una buena elección para las niñas de hoy que son “inteligentes, desopilantes y amorosas”.