LA MANZANA DE LAS LUCES Y EL PERIODISMO
Una manzana que recibió su nombre a propuesta de un artículo periodístico, no podía ser ajena a esa actividad…
Como se señalara en el artículo publicado en “El Sol de San Telmo”, en enero de este año, fue el periódico El Argos de Buenos Ayres, en su edición Nº 22 del 1º de septiembre de 1821, quien propuso asignar a la manzana comprendida por las calles Bolívar, Moreno, Perú y Alsina el nombre de “Manzana de las Luces”, fundamentando su decisión en las instituciones que allí habían funcionado y en las que en ese momento se estaban creando.
La Imprenta de Expósitos
Entre las instituciones que El Argos menciona no incluye, sin embargo, la Imprenta de Expósitos, que inició sus funciones en 1780 cuando son traídos desde Córdoba las prensas y los tipos de la antigua imprenta jesuítica, ocupando primero la esquina de Perú y Alsina y luego la de Perú y Moreno. Además de los libros, proclamas, bandos y toda clase de documentos públicos y privados, también se imprimieron en ella numerosos periódicos.
La serie se inicia con la publicación de “Noticias Recibidas de Europa por el Correo de España” en 1781, a la que sigue -a mediados de ese mismo año- el “Extracto de las noticias recibidas de Europa por la vía de Portugal”.
A partir de 1801 y bajo la dirección de F. A. de Cabello y Mesa, se editó “El Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata” que se publicó durante dos años, alcanzando los 110 números. Entre quienes difundieron sus pensamientos en este, considerado el primer periódico local, se puede citar a M. Belgrano, J. J. Castelli, D. de Azcuénaga (primer fabulista argentino) y el Deán G. Funes.
En septiembre de 1802 inició su publicación el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, dirigido por J. H. Vieytes, que perduró hasta la segunda invasión inglesa en 1907. Si bien se mantuvo bastante alejado de los temas políticos, el “Semanario…” desarrolló con gran solvencia los temas vinculados a su título, participando en su redacción M. Belgrano, M. J. de Lavardén y P. A. Cerviño; entre otros.
En 1796 se había presentado la propuesta de publicar un periódico denominado “La Gaceta de Buenos Aires”, aunque esta iniciativa de Santiago Luis Enrique de Liniers (hermano del penúltimo virrey) no prosperó. Pero el nombre volverá en 1809, cuando se publicó “La Gazeta de Gobierno”, que en 1810 será reemplazada por “La Gazeta de Buenos Ayres” que, fiel a la idea de que «El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes«, inicia su andadura de la mano de M. Moreno el 7 de junio para informar acerca del devenir político del nuevo gobierno. M. Alberti tenía a su cargo la recepción de las notas, documentos y colaboraciones que se publicarían y M. Belgrano y J. J. Castelli fueron, junto con el citado M. Moreno, sus principales redactores. Es importante señalar que luego de transformarse en “Gazeta Ministerial” y en “Gaceta del Gobierno” en 1821 se convirtió finalmente en el “Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires”.
Desde marzo de 1810 hasta febrero de 1811 se publicó “El Correo de Comercio”, que dirige M. Belgrano y que, a su modo, continuaría la tradición del “Semanario…” que dirigiera H. Vieytes.
El “Argos de Buenos Aires”, fundado en mayo de 1821 por S. P. Wilde y mencionado al comienzo de esta nota, también fue impreso -en algunas ocasiones- en la imprenta de Expósitos y en su sucesora, la Imprenta del Estado, pero también muchos de sus números vieron la luz en la Imprenta de la Independencia. Esta imprenta, junto a las de M. J. Gandarillas y Cía., la Del Sol y la de Haller y Cía. -por citar algunas-, editaron también varios de los títulos vinculados inicialmente a la de Expósitos y otros de la sorprendente cantidad de periódicos que jalonan los primeros años de la independencia.
Otras publicaciones periódicas que, durante períodos más o menos breves, vieron la luz en la imprenta de Expósitos fueron “El Censor”, dirigido por V. Pazos Silva, “Mártir o Libre” de B. de Monteagudo, “El Redactor de la Asamblea” que difundía lo actuado por la Asamblea General Constituyente del año 1813, “El Redactor del Congreso” que haría lo propio con lo actuado por el Congreso de 1816. Pueden señalarse también una serie de periódicos satíricos que -oponiéndose a las políticas rivadavianas- editó en 1820 F. de P. Castañeda, religioso perteneciente a la orden franciscana. Sus títulos son sumamente reveladores de sus intenciones: “El Despertador Teofilantrópico, Místico, Político”, “Doña María Retazos”, “El Amigo de Dios y de los Hombres”, “El Desengañador Gauchi-político Federi-montonero, Chacuaco-oriental, Choti-protector y Puti-republicador de todos los Hombres de Bien, que viven y mueren descuidados en el Siglo XIX de nuestra Era Cristiana”.
En 1822 y 1823 se imprimió “El Centinela”, editado por F. Varela, J. C. Varela e I. Núñez, y con él se cierra la historia de la Imprenta de Expósitos y de los periódicos allí impresos, ya que en 1824 la misma pasó a ser Imprenta del Estado.
La Imprenta Buenos Aires y la Imprenta de la Prensa
La Imprenta Buenos Aires, que como reza su pié, se ubicaba en la “Calle de Moreno 73, frente a la casa de Gobierno” (refiriéndose a la vieja numeración y a la casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires) fue propiedad de E. del Campo y allí vería la luz, en 1866, “El Fausto Criollo”. Entre 1867 y 1868 imprimió el semanario “El Inválido Argentino” destinado a apoyar las iniciativas que promovían el auxilio a los inválidos de la Guerra del Paraguay y con cuyo concurso se construyó el Hospital de Inválidos, inaugurado por B. Mitre en mayo de 1868, que luego devendría en el Hospital Rawson. La publicación estuvo a cargo de J. C. Paz, quien poco tiempo después adquirió la imprenta a Del Campo y fundó la Imprenta de La Prensa. Con la experiencia adquirida y con los mismos suscriptores y avisadores, comenzó la publicación de “La Prensa”, que apareció diariamente a partir del 18 de octubre de 1869 y en 1909 se trasladó a la sede de Av. de Mayo.
Más de una docena de títulos, muchos de los cuales constituyen hitos en la historia del periodismo en la Argentina, tuvieron su cuna tipográfica en la Manzana de las Luces. Cada uno de ellos, a su modo, contribuyó a informar y cultivar a sus lectores y a forjar la sociedad y la nación. Es poco probable que ninguna otra manzana, en ninguna ciudad del mundo, haya tenido una vinculación tan fuerte con el periodismo como la que ha tenido la Manzana de las Luces.
José Sellés-Martínez
Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces
Nota del autor: Gran parte de la información de este artículo se ha originado en la obra “Expósitos. La tipografía de Buenos Aires. 1780-1824” de Fabio Ares (2011, Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico) y puede consultarse libremente en: https://www.buenosaires.gob.ar/sites/gcaba/files/documents/expositos_la_tipografia_en_buenos_aires2.pdf