“La música no solo se escucha, se siente”
Rubén Allegro Weistein, coleccionista de discos
Después de doce años en el Mercado de San Telmo, Rubén -el coleccionista de discos de vinilo- se mudó al entrepiso de Fedro. A fines del año pasado, la fisonomía de la tradicional librería de Carlos Calvo 578 – CABA, cambió su “living” por la disquería actual que cuenta con miles de ejemplares, tantos que su dueño ya perdió la cuenta.
El Sol: ¿Cómo empezaste a coleccionar discos?
R.A.W.: En 1964, a raíz de Los Beatles. Yo tenía un dúo folclórico con mi hermana Viviana. Ella cumple años el 5 de abril y, entonces, mientras organizábamos el “asalto” (como se llamaban antes las fiestas adolescentes donde los chicos llevaban las bebidas y las chicas la comida) en la casa de mis viejos en Parque Patricios, el padre de un amigo -que trabajaba en una casa de artículos del hogar- trajo un disco de Los Beatles. Llevó el single “Love me do”. Quedé fascinado. Terminó el asalto y yo seguía escuchándolo. Eso fue un sábado, al lunes siguiente, fui a la disquería de mi barrio y pedí todos los discos de esos tipos. El mundo se me dio vuelta. Ahí empecé a coleccionar y no paré más.
Rubén recuerda cuando aparecieron los discos LP (por sus siglas en inglés “long play”) a fines de la década de los cincuenta. “Muy poca gente podía tenerlos. Al principio tenían una sola canción de cada lado, hasta que apareció el disco de vinilo que contenía siete temas en cada cara y es irrompible”; explica el coleccionista.
¿En esos años los discos de Los Beatles se importaban?
Por un lado estaba el sello grabador y, por otro, la fábrica de discos. El sello mandaba las matrices que las fábricas prensaban. Había que pedir turnos. La Electric Musical Industries (EMI) mandaba las matrices a la Capitol (de Estados Unidos). Por ese entonces, el “capo” de la EMI manda una carta histórica -desde la costa Este a la fábrica de la costa Oeste- avisando que tenían que multiplicar por cinco la cantidad de discos, porque no alcanzaban. La gente enloqueció. Fue imparable. Su uso se volvió cotidiano, se hizo masivo. El disco era “el” regalo. Había una publicidad que decía: “Regale alegría. Regale felicidad. Regale música”.
Weistein abrió su primera disquería en Suipacha y Lavalle, luego tuvo otra en Corrientes y Callao y, posteriormente, en el complejo La Plaza, al comienzo del “Cavern Club”, que vendían solo discos de Los Beatles.
Apasionado por los discos, asegura que estos “están hecho de vibraciones, por lo que la música no solo se escucha, sino que también ‘se siente’ con el cuerpo”. Cuando aparecieron los CD (compact disc), esas vibraciones físicas se tradujeron en registros magnéticos, es decir en impulsos eléctricos. Por eso, la “sensación” al escuchar un CD es diferente a la de escuchar un disco de vinilo.
Al azar, agarra un disco y resulta ser nada menos que “El tango”, con textos de Jorge Luis Borges, música de Astor Piazzolla, cantado por Edmundo Rivero y recitado por Luis Medina Castro. “Hay que tener de todo”, dice Rubén, antes de contar una anécdota que lo conmueve: “Una vez llegó un colombiano buscando una rareza: el disco “Cantando con Pipo Mancera”. Durante cincuenta años esta persona iba recorriendo disquerías de toda América buscándolo, pero sin éxito. Cuando el coleccionista le dijo que lo tenía y se lo mostró, el turista tuvo un ataque de llanto. Con aquel disco cantaba su familia cuando se reunía, durante su infancia.
¿Tus clientes son más turistas o locales?
R.A.W.: Yo vivo de los argentinos. Los extranjeros que vienen a la Argentina no son turistas de “llevar objetos”. Vienen, observan, pero no se llevan discos del país.
¿Cuáles son los discos más pedidos?
R.A.W.: Los que más se venden son los de tango. Recuerdo que pocos días después del fallecimiento de Eladia Blázquez, un matrimonio extranjero pidió “El corazón al Sur”, un “temazo” que -cuando lo puse- nos conmovió a todos, especialmente porque acababa de morir la autora y cantante.
En las bateas de Fedro conviven “A San Telmo”, el disco que Roberto Grela le dedicó a nuestro barrio, con “Sexy cover” (un ítem aparte entre los coleccionistas) que son las tapas de modelos como Susana Giménez, Cris Morena, Moria Casán o Graciela Alfano.
“El disco es el testimonio histórico de la cultura”, concluye Rubén.
Texto y foto: Diana Rodríguez