La Reserva Ecológica de la Costanera Sur

Por Clara Rosselli

Es un mediodía de invierno pero el sol ya comienza a calentar la ciudad. Entro a la Reserva Ecológica con la persistente intención de llegar al río. Así, me voy metiendo por los senderos y de a poco la ciudad va quedando atrás: las bocinas se callan y comienzo a escuchar los cantos de pájaros, la agitación del microcentro desaparece ante un paisaje algo bucólico de pastizales y gramíneas, de arbustos por aquí y allá, de cortaderas, de ceibos y palmeras. Esta es la primera vez que visito la Reserva Ecológica, situada en todo el borde costero que recorre la parte trasera de Puerto Madero, la que da sobre el río.

La orilla del Río de la Plata. Foto: Christian Denes.

La orilla del Río de la Plata. Foto: Christian Denes.

¿Por qué Reserva Ecológica?

Muchos atribuyen el concepto de ecología a las acciones referidas al cuidado del medio ambiente. Pero, ¿qué quiere decir realmente “ecología”? Básicamente, la ecología estudia la relación entre los seres vivos y su ambiente, comprendiendo la suma de los factores abióticos (como el clima y la geología) y los factores bióticos (organismos que comparten un hábitat). La ecología analiza también la distribución y la abundancia de los seres vivos como resultado de esta relación.

Ecología es la conservación de la salud del ser humano en equilibrio con los ecosistemas naturales y se apoya en tres principios generales: la preservación y la regeneración de los recursos naturales; la preservación de la vida salvaje y la reducción de la contaminación generada por el hombre. El concepto es mucho más atractivo y abarcativo que la simple consideración de la cuestión de ser “verde”; ser ecológico es buscar la manera de que la energía vital circule correctamente en el ecosistema en donde me encuentre.

En 1869 el alemán prusiano Ernst Haeckel introdujo el término Ökologie en su trabajo Morfología General del Organismo. Ökologie está compuesto por las palabras griegas oikos (casa, vivienda, hogar) y logos (estudio o tratado), por ello ecología significa “el estudio de los hogares” o de los diferentes ambientes de vida (ecosistemas) y del mejor modo de gestión de esos. En el caso de la Reserva Ecológica, esto último es de suma importancia ya allí se pueden encontrar dos tipos de gestión: la de la naturaleza y la del hombre.

Cuando usamos el término ecología con relación a la Reserva, en realidad es con referencia a esta interacción de seres vivos y medio ambiente que ha ido cambiando con el tiempo y con la intervención del hombre. La naturaleza ha obrado sabiamente para economizar recursos, dar sustento a la generación de diferentes ecosistemas y generar vida en un área que se creó sobre una base artificial, logrando un sistema “ecológico”.

La Reserva es un lugar privilegiado para andar en bicicleta. Foto: Christian Denes.

La Reserva es un lugar privilegiado para andar en bicicleta. Foto: Christian Denes.

Historia y características

La Reserva Ecológica es un caso curioso de cómo la naturaleza avanzó sobre, y gracias a, la mano del hombre. El área que hoy ocupa fue, entre 1918 y 1950, el Balneario Municipal donde los porteños solían aprovechar el río para bañarse. Pero la paulatina contaminación llevó al abandono y decadencia del Espigón Plus Ultra, en la Costanera Sur, y a que los balnearios quedaran en desuso. Hacia 1978, con la idea de crear un “Centro Administrativo de la Ciudad” la zona fue rellenada con escombros pero seis años más tarde el proyecto fue abandonado, posibilitando así la conquista de la ribera por parte de la naturaleza. Poco más tarde, en 1986, la Fundación Vida Silvestre, Aves Argentinas, Amigos de la Tierra y otras agrupaciones no gubernamentales propusieron al Gobierno de la Ciudad designar esta área como Reserva Ecológica, nombramiento que finalmente se obtuvo en 1989.

Sendero. Foto: Clara Rosselli.

Sendero. Foto: Clara Rosselli.

A partir de ese momento tuvo diferentes reconocimientos como sitio de interés ecológico. Tal vez el más significativo fue su declaración como sitio Ramsar, designación que le es dada a las áreas donde existen humedales, que son básicamente tierras de características pantanosas, inundables y cubiertas de agua de manera permanente o temporal, cuya profundidad en marea baja no excede los seis metros. El Delta del Tigre, por ejemplo, es un sitio Ramsar creado de manera natural. El caso de la Reserva es diferente ya que se asentó sobre tierras rellenadas y se generó por una “ocupación espontánea del espacio por parte de esa gran diversidad biológica, y el restablecimiento de especies que originalmente vivían en la zona”. Así lo describe en el libro La Reserva Ecológica Costanera Sur, publicado por varios especialistas en el tema, el actual director de la misma, Claudio Bertonatti.

La Reserva tiene algo más de 350 hectáreas y alberga unas ricas flora y fauna compuestas por más de 1.500 clases de plantas, animales y otras especies. Representa más del 25% del espacio verde de la ciudad de Buenos Aires. Fue creada bajo la Ordenanza 41.247/86. Algunos de los objetivos que plantea la ley para el sector son la educación ambiental, el ecoturismo, el esparcimiento, la conservación y la investigación. “Hoy es una fuente de biodiversidad en medio de una mega-ciudad y el aula más grande del país, donde la educación y la interpretación del patrimonio cumplen un papel de enorme valor”, comenta Bertonatti al comienzo del libro.

Cardos. Foto: Clara Rosselli.

Cardos. Foto: Clara Rosselli.

Entre sus ambientes se encuentran las lagunas y los bañados interiores (Laguna de los Coipos, Laguna de las Gaviotas, Laguna de los Patos) y pastizales con presencia desparramada de especies arbóreas, arbustos, hierbas y gramíneas. Sólo por nombrar algunos: plumerillos, cortaderales, ceibos, sauces, alisos de río, curupí, sarandí colorado y palmeras. Entre su fauna abundan desde cuises, comadrejas, gran variedad de aves (incluyendo cigüeñas, caranchos, carpinteros, cormoranes, garzas, chingolos, cardenales y zorzales), hasta tortugas, lagartos overos, insectos y peces.

Tiene un acceso por Costanera Sur y otro por Viamonte, un vivero, senderos para hacer trecking, andar en bici o salir a trotar. Por sus caminos uno se encuentra con gente haciendo ejercicio, observando aves con binoculares, simplemente descansando al aire libre o tocando una canción en una armónica. No falta quien toma mate y come galletitas dulces o grupos escolares que vienen a aprender, jugar y tomar aire puro en las áreas de esparcimiento con bancos y mesas de picnic sobre las orillas del Río de la Plata.

Problemáticas

La Reserva presenta distintas problemáticas tanto de orden propiamente natural como de actividad humana. Probablemente la más significativa sea el desecamiento de las lagunas, ya que produce la pérdida de numerosos ecosistemas y con ellos de especies animales y vegetales.

Luego de un período de inundaciones a fines de los 90, el nuevo siglo se ha caracterizado por el desecamiento de los cuerpos de agua y su salinización debido al bombeo y extracción de aguas del acuífero Puelche, que en estas alturas presenta grandes cantidades de sales. Como resultado de este desecamiento se están dejando de ver varias especies de flora y fauna que eran típicas de las lagunas.

Las torres de Puerto Madero detrás de un mar de pastos. Foto: Clara Rosselli.

Las torres de Puerto Madero detrás de un mar de pastos. Foto: Clara Rosselli.

Los incendios son a su vez una gran amenaza para el área ya que las gramíneas (una familia de plantas) que abundan en las lagunas y en el parque en general son grandes propagadoras del fuego. Ante esta circunstancia, la Reserva ha implementado un sistema contra la propagación de incendios que consiste en una red de bocas alimentadas por tanques de reserva de agua ubicadas estratégicamente cada 45/50 metros para cubrir todo el parque.

Algunos aseguran que la intención de las políticas de manejo de la Reserva es dejar que la zona se degrade para luego utilizar estos terrenos con fines inmobiliarios. Un espacio abandonado e inseguro, olvidado por la gente, puede transformarse, en potencia, en un nuevo polo de desarrollo urbano.

La misma vista, en 2005, cuando todavía había agua en las lagunas. Foto: Christian Denes.

La misma vista, en 2005, cuando todavía había agua en las lagunas. Foto: Christian Denes.

La acción de las ONGs

Grupos de vecinos y defensores de la naturaleza han sido en gran medida los impulsores de la creación, conservación y difusión de la Reserva, proponiendo su investigación y cuidado. Conversamos con el arquitecto Emilio Grass, de la ONG Por la Reserva, quien nos comentó su experiencia antes de presentarse en la Legislatura, donde apoyará la asignación de un presupuesto acorde a las necesidades y requerimientos actuales de la Reserva.

Una de las preocupaciones de Grass es que el avance de los emprendimientos inmobiliarios previstos para la zona conlleve un impacto paisajístico y urbano. “Hay un problema de borde, periférico”, nos cuenta al referirse a un proyecto de ampliar Puerto Madero hacia la Boca, por el lado Sur, y hasta el Puerto Nuevo y para arriba, hacia el lado Norte. Teme que el avance de las torres arroje sombras que afecten la flora y la fauna del parque: “esas son las amenazas del entorno edilicio”, agrega.

El grupo cuestiona específicamente un proyecto urbanístico propuesto por la empresa IRSA (con el respaldo de un proyecto de ley del Poder Ejecutivo del GCBA) en las 70 hectáreas que debieron conformar la ex Ciudad Deportiva de Boca. Este proyecto, bajo el nombre de Santa María del Plata, contempla un barrio con 11 torres en un plazo de 12 años, con una inversión total estimada en 900 millones de dólares.

Otra inquietud de Por la Reserva es la falta de presupuesto asignado al manejo de la Reserva, o lo que describieron como “una estrategia de abandono” en una carta al Jefe de Gobierno Mauricio Macri, en mayo de este año. “Antes, dentro del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires, figuraba la Reserva. Ya no figura más. Si no hay plata, el Plan de Manejo no se puede llevar a cabo”. Según Grass, el dinero que ahora hay asignado no alcanza para cubrir el mantenimiento ni la vigilancia.

Banco al lado de la orilla. Foto: Clara Rosselli.

Banco al lado de la orilla. Foto: Clara Rosselli.

El futuro

Para que la Reserva siga siendo un lugar ecológico se deben restaurar los ambientes dañados, haciendo hincapié principalmente en el mejoramiento de las lagunas. Pero también es importante el cuidado por parte de nosotros, los usuarios: evitando incendios por descuido, manteniendo la limpieza de la naturaleza, cuidando las especies y, sobre todo, reforzando la importancia de mantener un espacio verde público tan amplio entre la ciudad y el río.

La Reserva es nuestra conexión en la zona Sur con el río, es un pulmón verde muy cerca de San Telmo y del Centro, un lugar para distenderse, ejercitarse y respirar aire puro. Es un lugar donde uno se olvida por unos minutos que está tan cerca del ruidoso microcentro de Buenos Aires.

Ceibos y amantes en primavera. Foto: Christian Denes.

Ceibos y amantes en primavera. Foto: Christian Denes.

Horarios

Abril a octubre: 8 a 18 / Noviembre a marzo: 8 a 19 /

Martes a domingo, entrada libre y gratuita.

Dirección: Av. Tristán Achával Rodríguez 1550

Tel.: 4315-4129/4893-1853

www.buenosaires.gov.ar/areas/med_ambiente/reserva/

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