La transformación social a través del arte

“Circo del Sur”

Puede que muchos no conozcan la cantidad de actividades que ofrecen algunos colegios de San Telmo. Uno de ellos es el Centro Educativo Isauro Arancibia, de jornada extendida, ubicado en Paseo Colón 1318, CABA. Es el espacio donde actualmente funciona el “Circo del Sur” (Facebook: Circo del Sur o Talleres Circo Social del Sur), una ONG que viene trabajando con adolescentes en riesgo desde 1996, en diferentes lugares. Desde 2002 es una asociación civil que ofrece cursos y talleres a adolescentes en situación de vulnerabilidad, provenientes de villas, asentamientos y hogares humildes de toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Natalia Lazzaro, trabajadora social que coordina los talleres, explica que “también nos dedicamos a la formación de formadores y favorecemos la búsqueda de empleo. El circo puede darles a los chicos herramientas para la vida. A través de las artes circenses se desarrollan las habilidades socioemocionales (llamadas ‘habilidades blandas’) para enfrentar mejor el mundo del trabajo y la vida en general”.

El Circo Social no solo ayuda al desarrollo de destrezas artísticas, sino también a fomentar la perseverancia, la autoestima, el trabajo con el cuerpo, la disciplina y la comunicación en poblaciones a las que suelen faltarle oportunidades.

“El compromiso, la creatividad, la empatía y el trabajo en equipo son algunos de los valores que tratamos de transmitir”, sostiene Natalia (39), que, como los malabaristas, puede hacer varias cosas al mismo tiempo: organiza horarios en una planilla, saluda con un beso a cada alumno que se va, ayuda a los profesores a instalar los soportes que luego usarán los chicos para colgarse, convida un mate.

Poniendo el foco en las habilidades y empleabilidad de los jóvenes en distintas situaciones, mejora las capacidades para la búsqueda de empleos. “Como emprendedores, ofrecemos opciones de pasantías en lugares privados (como la cadena de confiterías Le Bleu) y estatales (articulados por el Ministerio de Trabajo)”, comenta Natalia.

El proyecto también ha sido impulsado por dos escuelas en Chile y Perú, con un mismo propósito. “Los talleres (que duran dos horas) ya cuentan con 350 alumnos. Y los directores del Circo del Sur son Mariana Ruffolo y Pablo Holgado”, agrega Lazzaro.

El circo tiene dos vertientes: una más tradicional, normalmente llevada a cabo por familias en carpas y otra como el del Sur, más aggiornada, que combina el teatro y la danza. Esta última, el circo contemporáneo (que no utilizada animales), tiene objetivos sociales a través de la disciplina artística y el acompañamiento de la juventud desprotegida.

El Centro Educativo alberga a personas en situación de calle y a adultos que no han completado la primaria. Es un proyecto que reúne organizaciones culturales, de derechos humanos y de educación; en San Telmo.

Cuesta creer que el Isauro Arancibia (que ofrece talleres que van desde costura a panadería y que también alberga un jardín de infantes para hijos de los trabajadores), ha sido objeto de vándalos quienes entraron por la noche a robar y se llevaron pañales, medicamentos, ropa, cafeteras, hornos y objetos usados para los talleres de panadería.

El Circo del Sur utiliza la cultura como estrategia de desarrollo y transformación comunitaria, social y personal. Tiene como objetivo la evolución social a través del arte. O sea, pensar al arte circense como una estrategia para generar nuevas formas de pertenencia, participación y organización comunitaria, así como para potenciar el desarrollo de las capacidades de creación y autonomía de los jóvenes con los que trabajan.

Lo paradójico es que mientras el edificio está en obra, tiene una amenaza de desalojo por el trazado del nuevo “Paseo del Bajo”, obra proyectada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Esta propuesta para mejorar el transporte a través de una nueva autopista que tendrá un sistema vial de 12 carriles, 4 de ellos para tránsito pesado y 8 para tránsito liviano entre la Autopista Buenos Aires-La Plata y Retiro, puede también acabar con el Centro Clandestino de Detención “Club Atlético”, ubicado a una cuadra de la escuela -Paseo Colón 1200-.

“Acá o en cualquier otro lugar, vamos a seguir trabajando para comunicar que hay oportunidades para una población normalmente maltratada, rechazada o estigmatizada”, asegura Lazzaro. Cuidar estos espacios es responsabilidad de todos nosotros.

Texto y Foto: Diana Rodriguez

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