La voz del señor Barrio del Sur

En la edición de La Nación del año 1909, hay un “divertido” artículo que muestra -acabadamente- las diferencias que desde esa época existen entre los barrios del sur y del norte.

Aquí extractamos parte del mismo, para exponer la eterna inequidad de las autoridades de turno en el tratamiento de los similares problemas que aquejan a los distintos sectores de la ciudad.

Una tarde se presentó una persona a la redacción del diario, preguntando por el encargado de la sección municipal. Era un hombre fuerte, alto, de espaldas anchas y encorvadas como si tuviera que soportar sobre ellas todos los impuestos municipales. Su vestimenta era extraña, anacrónica, llevaba por sombrero una chistera, el saco era un frac de cabildante, el chaleco parecía de época menos remota y los pantalones modernísimos así como los botines, siendo lujosos estos últimos pero bastante deslustrados por el polvo y el barro. Lo más singular del personaje era que en él parecían confundirse rasgos añejos y modernos de la evolución nacional.

Estaba ofuscado y bufando dijo: ¡Estoy furioso con el intendente! Por la parcialidad con que protege a los afortunados vecinos del norte… Ensanche de la calle Santa Fe, que maldita la falta que hace y en el que se lleva gastadas enormes sumas, construcción de las exposiciones del centenario, creación de barrios modelos, expropiación de mercados para convertirlos en calles o plazas, expropiación de Belvedere, avenidas diagonales ¡Y todo para el Señor Barrio del Norte! ¡Y al fin y al cabo, el Señor Barrio del Norte es un advenedizo que no cuenta en sus solares con una sola casa patricia como otros barrios que yo me sé!

¡Barrio del Sur dijiste! Pues allá van los corralones municipales de… limpieza, la quema de las basuras, los hospitales para tuberculosos, la casa de aislamiento… ¡Puras gangas! Y si se acude al intendente pidiéndole que cree plazas y parques al oeste y al sudoeste o que adquiera las fincas cuyos propietarios piden línea para edificar, en las calles Independencia, Belgrano o San Juan, resulta que jamás tiene recursos… ¡Pero sobran para hacer expropiaciones de discutible urgencia en beneficio del Señor Barrio del Norte…! ¡No! ¡Esto es de una parcialidad intolerable! ¡Si el Señor Barrio del Norte quiere darse corte para el centenario y valorizar sus propiedades abriendo avenidas, que se las costee él mismo y que el intendente se abstenga de cargar esos gastos en la cuenta de los demás barrios que siempre pagan, pero para los cuales jamás hay fondos ¡Esta injusticia es preciso que tenga término!

Bien Señor, muy bien, tendremos en cuenta su queja, pero ¿Nos haría la bondad de darnos su nombre? ¡Oh… Cómo se nota que son muchachos que no conocen más que las calles asfaltadas! ¡No me ha reconocido usted ni por mi aire de porteño viejo ni por estas prendas de antaño, ni siquiera por estas espaldas tan anchas pero doblegadas por el peso de tanto impuesto pagado para que otros se den el plato! ¡Sepa usted caballerito que yo soy el Señor Barrio del Sur!

Y haciendo una cortesía, en la que se notó la buena cortesía de antaño, el importante y agraviado personaje se marchó, dejando a su paso un grato perfume de cosas añejas, envuelto por desgracia en tufos de hornos de ladrillo y quemas de basura.

Como sabemos, nada es nuevo bajo el sol ya que esta situación de desmedro es notoria en nuestro barrio y se acentúa cada vez más en vez de corregirse. Sobre todo en los temas de la limpieza y cambio de contenedores rotos, viejos o sucios; eterno deterioro de asfalto y veredas; ningún control en la invasión del espacio público; diferente calidad y diversidad en los juegos infantiles y/o ausencia o constante postergación en la reparación de los mismos por “falta de presupuesto”; déficit en el mantenimiento de plazas y parques; entre otros.

Los gobernantes de turno, aunque en el momento de postularse representen a un sector, al ser elegidos tienen el deber de gestionar para toda la comunidad y ser equitativos en el tratamiento de los problemas urbanos. Deben poner el énfasis en los lugares donde se necesite, para mejorar la ciudad en toda su extensión ya que los impuestos los pagamos todos y la devolución en obras y atención al alumbrado, barrido, limpieza siempre es en desmedro del sur, este y oeste de la ciudad.

                                                                                   Isabel Bláser

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