La zona histórica ayer y hoy
En la década de 1970 aún se discutía la preservación de sectores urbanos consolidados, en los cuales las formas de vida y el rico patrimonio arquitectónico de distintas épocas los hacían imprescindibles para la historia de la ciudad.
En Buenos Aires el Barrio Sur, así denominado por los urbanistas, tuvo -hasta esos años- un triste destino ya que estaba sujeto a un futuro plan de renovación en el que sus características, sus calles y edificios serían reemplazados por macro manzanas y nuevos edificios en altura.
El arquitecto José María Peña, director del Museo de la Ciudad, comenzó en el año 1972 a encarar la posibilidad de crear un sector histórico para la ciudad de Buenos Aires.
Seis años más tarde, el Consejo de Planificación Urbana y el citado Museo de la Ciudad concretaron el estudio pertinente que posibilitaría la creación de un área en la cual esos valores patrimoniales fueran protegidos a través de una normativa específica.
Posteriormente, en el mes de abril del año 1979 -a través del decreto 1521- se creó la Comisión Técnica Permanente para la Preservación de Zonas Históricas presidida por el arquitecto Peña e integrada por las arquitectas María del Carmen Porta, Silvia Quintans, Graciela Slemenson, el arquitecto Alberto Enrique Grillo y el que suscribe. A través de un minucioso relevamiento del área, se consideró que la zona a preservar debía comprender los barrios más antiguos de la ciudad que eran los que se extendían hacia el sur de la Plaza de Mayo.
La avenida de Mayo también fue incorporada al proyecto, ya que representa uno de los ejemplos destacados de la evolución de la ciudad. Ya concluidas las tareas de relevamiento de cada parcela, en el que se consignaron los usos predominantes, las características arquitectónicas, el uso del suelo, el equipamiento urbano etc. se determinaron los límites de la futura Zona Histórica y las normas que regularían el área.
Los citados límites serían la avenida Paseo Colón, la avenida Martín García, las calles Tacuarí, Hipólito Yrigoyen y Rivadavia.
Así es que a través de la Ordenanza 34956 se incorporó al Código de Planeamiento Urbano el distrito U 24, la primera Zona Histórica de Buenos Aires.
La reglamentación aseguraría el mantenimiento del patrimonio, los espacios públicos, las calles y sus empedrados, las tipologías, los usos que hicieran a la vida barrial y, especialmente, la preservación de su valor como conjunto.
Este mantenimiento no implicaba la congelación del barrio, ya que las tareas de mantenimiento y restauración serían primordiales.
La aplicación de la norma se fue produciendo paulatinamente, se comenzó la restauración de fachadas y plantas bajas, la recuperación de edificios con la consiguiente desaparición de desajustes urbanos, la instalación de nuevos usos y, además, se comenzó a notar la llegada de personas que elegían vivir en un barrio histórico, anticuarios, galerías de arte, etc.
Hoy el Casco Histórico sigue un incierto derrotero. Recorriendo sus calles, se notan desajustes que lo perjudican y una sensación de que quien debiera hacerse cargo de su cuidado no lo hace adecuadamente.
Eduardo Vázquez
Muy buen articulo. me gustó el homenaje al Arq. Peña
Gracias por su comentario. Saludos.