Lo mejor de San Telmo: gastronomía
Mejor Bar: por suerte en San Telmo no faltan bares clásicos y de calidad, y en esta categoría aparecieron los sospechosos de siempre (el Bar Dorrego, La Poesía, Todo Mundo, el Hipopótamo). Pero pareciera que la antigüedad tiene vigencia porque los ganadores son dos de los más antiguos e íconos de la zona: El Bar Británico y El Federal
Mejor Pizzería: las pizzerías suelen tener sus propios cultos y místicas, y en San Telmo tenemos varias —desde las cadenas (Ugi´s, Zapi), pasando por las viejas instituciones barriales (Pirilo, Tío Felipe) hasta algunas más gourmet (Sr. Telmo). Pero los vecinos votaron fieles a lo suyo: el ganador fue Pirilo*, halagado por su historia y onda bien barrial; con Sr. Telmo en segunda lugar por su calidad y pizza a la parrilla, y Tío Felipe y Mi Tío en tercero. *Ver nota pág. 8.
Mejor Parrilla: nuevamente, en esta categoría ganó la onda “barrial”. El voto no dejó lugar a duda: El Desnivel, “porque es rico tanto al turista como al vecino” y “el ambiente único” sigue siendo la parrilla de preferencia, con Gran Parrilla La Plata y La Brigada en segundo y tercer lugar.
Mejor Panadería: esta categoría no dejó un ganador claro, dado que las panaderías tienden a gustar tanto por su cercanía a la casa como por su producto. Muchas fueron mencionadas, pero algunas se destacaron: El Amanecer “por sus medialunas de miel” y Cosas Ricas “por sus sándwiches y salados” terminaron apenitas delante de Antaño, Tentempié y La Nueva Independencia.
Mejor Heladería: aunque hay cada vez más heladerías en San Telmo, las dos sucursales de Sumo tienen su clientela fiel, que las votaron “por su crecimiento y atención”, “por recuerdos de chica”, “porque sus ricos helados artesanales no tienen nada que envidiarle a heladerías más grandes”. La heladería fue fundada en 1992 y debe su nombre al hecho de que sus dueños son fanáticos de la banda de rock. En segundo puesto hubo empate entre Nonna Bianca y Dylan.
Mejor Bodegón: esta categoría representa una institución bien santelmeña donde la historia y atención familiar parecen ser definitorios. Dos lugares que no se podrían encontrar en ningún otro barrio empataron: Restaurant Manolo y La Coruña, cuya dueña Carmen Margaraita Moreira López dijo “nos aguantan y seguimos aguantando”, cuando se enteró.