¿Los cines en San Telmo, seguirán siendo una utopía?

Por Isabel Bláser

El crecimiento vertiginoso de las ciudades no da lugar, muchas veces, al cuidado de las tradiciones o costumbres que los habitantes han adquirido a través de los años. Nadie consulta nada, todo se hace por necesidad o urgencia. ¿Pero necesidad o urgencia de quién o de quiénes?, porque seguramente si consultamos a los vecinos de San Telmo la mayoría de ellos estarían encantados de tener en el barrio alguno de los tres cines que había o -por lo menos- que hubieran sido reemplazados por otros u otro.

El cartel del Cine Cecil es lo único que le queda.

El cartel del Cine Cecil es lo único que le queda.

Quizás sea una ironía que la Universidad del Cine tenga su sede en el Pasaje Giuffra a metros de la calle Defensa, donde en el Nro. 845 se alzaba la más aristocrática de las salas santelmeñas, inaugurada en los años 30. O quizás sea un presagio de que algún estudiante, profesor o interesado que recorra esas callecitas, al levantar la vista y al ver el cartel –Cecil– tome coraje y se anime a proponer inaugurar una -aunque más no sea- para sus muestras.

Sería interesante también que los que habitamos el barrio no miremos ´para un costado´ o esperemos que siempre las cosas las hagan otros y vayamos ´al rescate´ de costumbres o lugares que han cambiado por otros que en su momento creímos eran mejores pero que, con el tiempo, nos hemos ido dando cuenta que no superaron lo anterior; porque si no, no los añoraríamos.

En el caso de los cines, San Telmo ha dado muestras de inquietudes en ese sentido y al no haber salas como antaño, porque su costo no ha permitido abrirlas, los cinéfilos se han encargado de ofrecernos seguir disfrutando de esa buena costumbre -aunque sea de otro modo- creando los cineclub (a los que ya hemos hecho referencia en algún número anterior).

Claro que cuando pensamos en la apertura de nuevos cines, no nos referimos solamente a la edificación sino -además- a la manera en que se desarrollaban los hechos en ese ámbito. Y en este sentido quizás lo que sucede también, es que cuando asistimos a alguna de las modernas salas, nos falta el saludo y el acompañamiento del acomodador, la voz del chocolatinero con su caja colgando llena de ¡¡¡caramelos, chocolates, bombónnnn heladooooo!!! y eso nos hace reconocer que así como todo tiempo pasado no es por decreto mejor, tampoco lo han sido todas las formas adoptadas por las nuevas modalidades.

Seguramente no podamos recobrar las tres salas que nuestro barrio ostentaba (además del Cecil, el Carlos Gardel en Bolívar 1100 y el San Telmo en Chacabuco al 900) pero si -como dicen- en la vida todo se recicla, ojalá que en este caso sea una certeza.

También te podría gustar...

2 Respuestas

  1. Oscar dice:

    Cuantas películas hemos visto con mi hermano tanto en el cine Cecil como en el Carlos Gardel,siendo niños y adolescentes. Matines inolvidables. 3 películas todas en Blanco y negro. De acción, de western, etc

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *