Los luthiers de San Telmo

Un charango en el taller de Espinosa.

Un charango en el taller de Espinosa.

Herederos de un oficio antiguo

Hoy día uno se acostumbra a pensar que los instrumentos musicales salen de fábricas, pero aún perdura un oficio tradicional que con los años va ganando en misticismo y –por lo menos en la Argentina, en practicantes también-: Los luthiers, esos artesanos que se dedican a crear y mantener los instrumentos de cuerda de los cuales podría salir una zamba norteña, una sinfonía clásica y hasta una canción de protesta de rock nacional.

Quizás sea el aire de otros tiempos que aún resiste en el barrio, pero a pesar de su tamaño diminuto, en San Telmo hay varios de estos artesanos tradicionales.

En Estados Unidos al 500 podemos dar con el taller y casa familiar de Jorge Espinosa. Con casi cuarenta años en la profesión, Espinosa empezó construyendo charangos para uso propio, luego como músico fundador del grupo folklórico Ollantay y, finalmente, creando instrumentos para músicos como Leda Valladares, Cacho Tirao, Pedro Aznar y Steve Howe (YES). Se ha transformado en un referente del rubro, conocido sobre todo por sus charangos tallados e instrumentos latinoamericanos.

Hoy Espinosa vive principalemente en Cosquín, Córdoba, pero su hijo Juan de 21 años vive ahora en la antigua casa, y está a cargo del taller. Igual que cuando era chico, el espacio está lleno de herramientas, maderas e instrumentos de todo tipo y tamaño, bañados en esa luz cálida y suave que tienden a atraer los talleres tradicionales.

Herramientas en el taller de Jorge Espinosa.

Herramientas en el taller de Jorge Espinosa.

“Desde muy joven veía a mi viejo laburar, pero no sabía que era algo especial ser luthier”, dice Juan mientras indica un espacio debajo del entrepiso del taller donde él dormía de chico. “Ahora la gente sabe lo que es un luthier, pero antes tenías que decir ‘hago instruentos’. Mi viejo iba y venia con la lutheria, y hubo momentos cuando tuvo que transformar el taller en una carpintería –como la época de Menem, que era nuestro mayor momento de pobreza porque todo se importaba-.”

Por suerte, el mercado y el país cambiaron, y hoy la revaloración tanto del trabajo artesanal como de la música autóctona aseguran un futuro para la nueva generación. Comenta Juan que, si bien sigue siendo difícil formarse como luthier en la Argentina, hay mayor intercambio profesional e interés público en el rubro, y un oficio tradicional que antes se heredaba dentro de una familia o una casa cerrada ahora se está difundiendo más.

“Este es un viaje de ida donde nunca voy a dejar de aprender. Con los años de experiencia que me dejó mi padre, no tengo que hacer todo por ensayo y error como lo hizo él”.

Juan trabajando en el taller de Jorge Espinosa.

Juan trabajando en el taller de Jorge Espinosa.

Raúl Cela, otro luthier del barrio, se formó con Espinosa (con quién tocaba en el grupo Ollantay) y ahora trabaja por su cuenta. Dice Cela que prefiere la reparación de instrumentos por encima de su construcción: “Es un trabajo doble. No sólo tenés que repararlo sino que antes debés abrirlo, estudiarlo, ver cómo lo creó el luthier y, recién a partir de eso, podés comenzar. Ya sea para crear o para reparar, esto es un trabajo de paciencia. Además con la baja de calidad en la fabricación de instrumentos, es más común que presenten falencias, asi que eso nos garantiza trabajo (risas)”.

Aunque Cela trabaja sobre toda clase de instrumentos, incluyendo guitarras eléctricas, banjos, charagnso, balaikas y un cajón peruano, remarca que la historia de la luthería clásica empieza con el violín. “Un Stradivarius para mi es la máquina más perfecta que ha inventado el hombre” opina.

El taller de iViolini.

El taller de iViolini.

Para hablar de violines, visitamos a otra antigua casa sobre Perú al 1000, donde en el taller iViolini se repara y se vende instrumentos de cuerda desde 1989. Fundado por Walter Kirschfink, un alemán que llegó a la Argentina en 1984 para estudiar en el Conservatorio Nacional, iViolini “fomenta la luthería argentina para músicos argentinos”, según su dueño.

“Hoy día en el país hay entre 200 y 300 personas dedicándose al oficio. Cuando llegué había menos de diez”, dice Kirschfink. El experto y asesor en instrumentos explica que en la Argentina la gran mayoría de los luthiers que inmigraron de Europea a fines del siglo diecinueve desaparecieron después de la segunda guerra mundial. “No hubo un gran traspaso de su conocimiento. De los ‘50 a los ‘80, unos pocos luthiers mantuvieron el arte en el país, no todos dispuestos a enseñar, y encima poco intercambio entre ellos. Por eso, tener tantos profesionales hoy es algo notable”.

Paralelamente, cuenta Kirschfink, el crecimiento del mercado musical en el mundo ha generado mucha demanda por instrumentos de calidad y sobre todo por violines antiguos (un Stradivarius puede costar hasta millones de dólares). Esta situación implica que, por un lado, hay más demanda para luthiers de talento que pueden hacer las reparaciones y copias de instrumentos antiguos. Por otro lado, el costo de un violín, viola, o violoncello puede ser prohibitivo, y “los que pierden son los músicos que no tienen dinero para adquirir un buen instrumento”.

El taller de iViolini.

El taller de iViolini.

iViolini intenta revertir esta tendencia en la Argentina, consigiendo los insumos y materiales de la luthería; capacitando y enseñando (facilita intercambios y residencias entre luthiers europeos y argentinos); y vendiendo los instrumentos de nuevos luthiers en su taller. “Es nuestro mérito y un agrado ver hoy a muchas personas que vendieron sus primeros instrumentos aquí”, dice Kirschfink.

Un cello en el taller de iViolini.

Un cello en el taller de iViolini.

—Leonardo Aguirre y Catherine Mariko Black

Jorge Espinosa Taller. Estados Unidos 541. 4300-3165. www.espinosa-luthier.com.ar

Raúl Cela: 15-6848-1878/ 4362-9898.

iViolini. Perú 1076. 4361-5769/0032. www.iviolini.com.ar

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2 Respuestas

  1. Te amo, Juano dice:

    Juano, sos hermoso, cada vez que te veo por San Telmo me muero del amor. Te amo. ¿Por qué sos tan lindo?. Te amo. ¿Cómo hago para dejar de pensar en vos?

    Pd. Tu papá estaba tan bueno como vos cuando era jóven?
    Si es así, me mandás fotos de tu papá?

  2. Irene dice:

    Quiero comprarle una flauta a mi madre. Ella es viuda y siempre ha querido tener una. Ya he mirado clases particulares. Encontré esta web de venta de flautas y tiene muy buena pinta. ¿Alguien ha comprado en ella?

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