“Los pueblos indígenas hemos sido despojados de todo”

Sisquito Flores, de la feria de San Telmo.

Sisquito Flores, tocando un instrumento musical que se llama Cholonca, que significa » llamador de alegría » y que es muy pequeño.

Es músico, artesano, escritor y luthier. Sisquito Flores nació en Yavi (Jujuy), aunque vive en Buenos Aires hace 25 años. Pertenece al pueblo originario Chicha, del Norte de la Argentina, más precisamente de la cuenca de Pozuelos. Comparte la cultura llamada genéricamente Colla (que se extiende por la zona de Humahuaca, tanto del lado argentino como del sur de Bolivia). “En su momento, nuestro pueblo adhirió a la Confederación Incaica, cuando se conformó la gran cultura Quechua”, explica Sisquito, quien tiene el puesto número uno (por ser el primero) de la feria de la calle Humberto 1°, entre Defensa y Balcarce.

Es domingo y la tradicional esquina santelmeña está copada por el abrazo simbólico al Bar Plaza Dorrego, por su posible cierre. Desde hace años, Sisquito comparte la vereda de la Feria de Tango, Tradición y Pueblos Originarios con las mesas del bar histórico. “Conozco a los mozos desde hace mucho tiempo y, por supuesto, me solidarizo con su lucha”, señala Flores, cuyo puesto de arte indígena incluye tejidos de lana de llamas, así como instrumentos y otros productos autóctonos.

El Sol: ¿Cómo nació la idea de esta feria?

Sisquito Flores: Surgió luego de la crisis de 2001, cuando los artesanos transitábamos por todo Buenos Aires y apareció la necesidad de autogestionarnos. Entonces esta feria fue habilitada por la propuesta pluricultural, diferente al resto de las otras ferias de Buenos Aires. Por entonces eran 15 puestos de distintos pueblos (como los Diaguitas, Mapuches, Qom, por ejemplo). Ahora somos menos, se hace difícil nuestra propuesta en un ámbito donde no se reconoce el arte indígena. El turista sí lo aprecia, porque le parece exótico.

¿Puede vivir de lo que recauda los domingos?

En realidad tengo otros trabajos: hago música -tengo nueve discos publicados- soy autor e intérprete; toco varios instrumentos como el charango, la quena, la guitarra. El disco “Phuma rupay” (“Puma ardiente”) contiene una selección de temas sobre el despertar de conciencia del hombre. Otros, como “Achechila Munay” (Espíritu del amor”) y “Nuna jalpa” (“Espíritu de la Tierra”), incluyen temas que tienen que ver con la ecología, la identidad y el medio ambiente.

¿Esa identidad tiene relación con la Pachamama?

Sí, nuestro planteo no es solo económico y cultural sino también espiritual. Y eso tiene su fundamento en la cosmovisión permanente sobre la relación -y comunión- con la Madre Tierra (o Naturaleza). Los pueblos andinos tienen un calendario anual propio que respeta los solsticios y equinoccios. Por ejemplo el 21 de junio -que coincide con el fin del otoño y el comienzo del invierno- es la fiesta más importante, llamada Inti Raimy. Es un tiempo de reflexión y gratitud en el cual se agradece lo que se logró durante el año.

 La bandera de los pueblos originarios es similar a la de la comunidad LGBT…

Son los mismos colores pero en realidad no tiene nada que ver con esa agrupación. Es el emblema sagrado de los pueblos indígenas que implica la unidad en la diversidad, en equilibrio y armonía.

Una turista se interesa por uno de los ponchos tejidos que, a su vez, tiene un prendedor con un símbolo incaico. Otro de los prendedores expuestos -similar a un alfiler de gancho grande- contiene una semilla de color naranja que me llama la atención: “Se llama Cholonca nuna que significa ‘llamador de alegría’, explica Sisquito. Me muestra otra igual, pero con tres perforaciones y, para mi sorpresa, se lo lleva a la boca transformando el pequeño objeto en un instrumento musical del que extrae una bella melodía. “Yo compongo y estoy grabando un nuevo CD, espero terminarlo antes de fin de año. Dentro de la propuesta musical tratando de aportar algo a nuestro folclore, en este caso, tomamos ritmos de otros lados: de los hermanos Wichis, Guaraníes e incluso algún carnavalito”, señala el artista.

“Además soy luthier y escritor. De hecho, he publicado libros con relatos de oficios como el tejido, la pintura, el tallado o la alfarería”, dice el hombre de piel oscura, autor de “Maki Ima Kispichispa” (“Manos que salvan”) y de “Relatos del pueblo Chicha”.

Cuenta que llegó a publicar en una editorial importante “que se quedó con los derechos” de su obra, por lo que ahora sus publicaciones son editadas por la UCCI -Universidad del Consejo Cultural Indígena-.

Recuerda que la idea original de la feria de Tango, Tradiciones y Pueblos Originarios era que tengan su propio espacio para la autogestión. Sin embargo, afirma que “muchos hermanos se fueron, porque no pudieron sostenerse con la venta de sus productos. Yo sigo adelante gracias a que hago otros trabajos”.

“Los pueblos indígenas hemos sido despojados de todo, desde la mega minería hasta la explotación de los recursos naturales, como la soja”, destaca Flores.

Comenta que participó de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, propuesta por el Papa Francisco: “Aunque tengamos diferentes cosmovisiones (con la Iglesia Católica) estamos todos juntos en el cuidado de la Madre Tierra”, señala categórico.

Atahualpa Yupanqui decía: “La música es una de las cosas que puede salvar al mundo, porque un hombre que busca y encuentra y se solaza horas y días y años y años luz, a través de generaciones, con la belleza ¿Qué otra cosa puede querer que un mundo mejor?”.

Texto y foto: Diana Rodríguez

 

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