Lucharon por un sueño y lo hicieron realidad
El 20 de septiembre pasado se inauguró el Centro Cultural Martina Céspedes – Chacabuco 448, CABA-. Un logro para un grupo de hombres y mujeres que saben que el futuro está en los chicos y jóvenes.
Así lo expresó Raúl -“el Poyo”- Carricart cuando declaró en TV Sindical: “Era un viejo anhelo tener una sede social propia y esto se dio después de una lucha de muchos años. En plena pandemia surgió la posibilidad de alquilar este gran local, por un monto bastante económico y con seis meses de gracia. Queremos que este club sea como los de antes, donde los chicos llegaban a la mañana temprano y se retiraban a la noche; donde podían hacer deporte, estudiar teatro, danza y sobre todo tener contención, cosa que hace muchos años que los clubes tradiciones habitualmente no ofrecen porque están condicionados por las competencias dejando de cumplir la meta principal para lo que fueron creados”.
Con relación a desde dónde proceden los pibes que llegan al Martina, contó que: “Hay chicos de Barracas, Dock Sud, Isla Maciel, San Telmo; los que no tienen cabida en ningún lado o que no tienen plata para pagar una cuota o que fueron marginados por su comportamiento, llegan acá que es la última parada antes de la calle”. Y agregó: “Acá tenemos reglas estrictas, pero también tenemos la capacidad de darles un abrazo y contenerlos cuando las cosas no van bien para ellos. Es más que su segunda casa, es su primera porque ya no están teniendo ni siquiera eso y están más tiempo acá que en su lugar”.
En cuanto al deporte, Carricart dijo: “Si bien nunca fue la intención del club competir, lo hacemos con las mejores herramientas y nos entrenamos para ganar, pero el objetivo no es ese sino que jueguen todos, hasta ¨el tronco¨, porque lo que nos interesa es inculcar los valores”. Y detalló que, además el Martina les propone a los chicos “apoyo escolar, que es muy importante para que los que van quedando rezagados del estudio puedan seguir, porque los pibes más humildes no tienen conexión para las clases virtuales y acá pueden ponerse en el mismo nivel que los que sí pueden; en un ambiente tranquilo, sin presiones y con una maestra muy buena, muy cálida, tanto que hasta yo me pondría a estudiar de vuelta”.
También Efrain Cruz, ayudó a construir esta realidad del Martina Céspedes y recordó que Raúl Carricart “fundó su primera escuelita de fútbol -en la década del ochenta- para trabajar con los chicos del PaDeLaI, que tenían una necesidad característica de los pibes que es la de no tener espacio para poder practicar deportes y también muchos fuera del sistema educativo. Ahí lo conocí, en esta gran labor de brindarles un espacio de contención y desarrollo y nos pusimos a trabajar juntos -alrededor del año 2000-; yo con adolescentes, a partir de un programa de educación de la Dirección de Educación no Formal dirigido a ellos. Formamos un equipo donde tomamos las dos franjas etarias”.
Y agregó: “Imaginate el desarrollo y trabajo que tiene Raúl, es realmente fantástico, es un ejemplo para el barrio San Telmo. Realiza un trabajo de inclusión social y también para insertar a los chicos en el sistema educativo formal. Ese es un gran problema, hay 1.800.000 adolescentes fuera del sistema educativo y en eso hay que trabajar. Estos espacios -como el Martina- sirven para que puedan incorporarse a la educación y no queden fuera del sistema laboral, porque hoy se necesita formación. Todos merecen tener oportunidades, especialmente en un país donde está todo por hacerse. Habrá que trabajar mucho con los funcionarios responsables de deportes, de educación para bajar programas que puedan generar actividades para los jóvenes”.
Pero Efrain no se quedó en los logros, ya está pensando en más y así lo dijo: “Esta sede es maravillosa donde los chicos pueden venir, pero necesitamos una canchita; hoy tenemos también la de la iglesia de San Telmo y agradecemos al párroco -Eduardo Graham- por eso. Seguramente, en algún momento, podremos armar nuestro espacio de deportes que necesitamos para los pibes”.
Por su parte, Jimy Delgado, presidente del recién inaugurado Centro Cultural Martina Céspedes, expresó: “Estoy contento con esto que costó muchísimo y lo logramos sacar a flote entre todos. Lo que más queremos es un equipo de buenas personas; es la formación de adolescentes que puedan estar contenidos por los problemas que hay en la sociedad, sosteniendo los valores. El club se hace entre todos, es para todos y con todos, así lo vamos a llevar adelante”.
Y sí, estaban todos: los que gestionaron este sueño, los que ayudaron a hacerlo posible, los que pusieron su granito de arena, los que lo disfrutan, los amigos, los curiosos, los vecinos… la comunidad sin prejuicios.
Agradecemos a Javier Cabrera por las fotos del evento, que ilustran la nota.