«Market San Telmo»

Escuché a unos extranjeros, en la terminal de Buquebus, pidiéndoles a los taxistas que los llevaran al Mercado de San Telmo. Todos se negaron, no sé por qué y no sabría desentrañar el misterio del mundo-taxi.

Adoro pasear entre los puestos del Mercado, revolver los libros, los pequeños objetos, mirar las muñecas de mamá, las cajas de botones, las «pilchas» de los años cincuenta. Las maletas de cuero, tan gastadas, que han debido hacer mil viajes, los discos -sí los discos, no los CD- recordándonos esos ritmos que tanto hicieron bailar y soñar con el Foto Mercadoamor y el desamor. Zapatos que nos recuerdan a nuestras abuelas y la intriga de saber qué caminos, senderos o avenidas recorrieron. Un sinfín de antigüedades.

Los turistas, cámaras en bandolera, extasiándose delante de las piezas de carne que se balancean. Ellos, que solo la conocen cortada en trozos y embalada en papel transparente. Verduras, frutas tropicales y del país, tan apetitosas. Las papas… a un precio que hace que me pregunte si no deberían figurar como obras de arte en la sección antigüedades. Hace poco se ha subastado una foto, representando una papa, por un millón de Euros. ¿Sería una del Mercado?

Se conoce a personajes muy interesantes en él, como las catamarqueñas Graciela y Gloria, pero… eso será para contarlo otro día. Adoro pasear por el Mercado de San Telmo.

Texto y Foto:Nelly Dutoit

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