“Más hace una hormiga andando que un buey echado”
Para probarlo, les cuento que en mi edificio de Garay al 400, el cien por cien de sus más de treinta departamentos ha entrado por el aro, luego de muchos y laboriosos intentos para convencer a los remisos de la necesidad de involucrarnos -en la vida diaria y no con el discurso- para separar -de la basura diaria- todo lo reciclable: botellas, cartones, plástico, diarios y varios que, dos veces por semana, pasa a recoger un integrante de la cooperativa a la que corresponde San Telmo, CARTONEROS DEL SUR.
Creo que ni en el foro de Davos discutieron por el pago de la deuda como nosotros por el cumplimiento de algo tan elemental: el convencimiento personal de que no hay más lugares donde enterrar el caudal de desperdicios que producimos, de los cuales la mayor parte se puede reciclar… Y que lo hacemos motu proprio o lo haremos un poco después, cuando nos obliguen, multa mediante.
Pero lo cierto es que, en cada piso, ahora tenemos un cesto de cartón que nos regalaron en el Punto Verde instalado en la plaza Vera Peñaloza (San Juan y Chacabuco) y ahí va lo que no es orgánico; cuando el encargado recoge por separado todo esto, impresiona el caudal que se puede reciclar y lo que se saca a los contenedores es el 40% de lo que se tiraba.
Es fácil. Es gratis. Mejora el barrio. Y si estos argumentos no nos convencen… ¡LO VAMOS A TENER QUE HACER IGUAL, A CORTO PLAZO!
Saludos y a animarse,
Texto y Foto: Graciela Fernández