Mi encuentro con la filosofía budista de Nichiren Daishonin

Por Diana Rodríguez

“Vivir sin filosofía es como tener los ojos cerrados y no querer abrirlos”, René Descartes (1596-1650).

Conocí el budismo de Nichiren Daishonin en el año 96, por una vecina de mi edificio. Lo primero que llamó mi atención fue que esta mujer siempre estaba radiante, sonriente y abierta al diálogo. Cuando comenzamos a hablar me di cuenta que su vida no era fácil, estaba en pareja con un hombre que no la amaba y ella sufría por ello. Sin embargo, nada le impedía sonreír. Ésa era su mejor carta de presentación.

Me invitó a una reunión (han) de meditación que realizaban desde la organización budista Soka Gakkai Internacional, en una casa de familia y, por simple curiosidad, accedí. Al principio me pareció muy raro ver a toda esa gente invocando un mantra en un idioma extraño. Pensaba en que los vecinos creerían que estábamos todos locos…

Pero poco a poco fui profundizando en la práctica y el estudio. Nichiren Daishonin fue un monje budista japonés (1222–1282), cuyo principal objetivo fue permitirle a cada persona comprender la verdadera naturaleza de su vida, y brindarle al pueblo paz y felicidad.

En sus escritos, Daishonin enseña la esencia de esta filosofía aplicada a la vida. Es una enseñanza que permite a todos extraer de su interior el estado de la budeidad, que sería la expresión más sublime de la condición humana; una enseñanza que nos permite transformar nuestro karma y convertir veneno en medicina.

La Soka Gakkai Internacional es una ONG dedicada a difundir esta enseñanza y a propagar la paz, la cultura y la educación. Su mensaje es que cada uno de nosotros debe hacer su propia revolución personal, basada en el principio filosófico del humanismo, y convertirse así en actor clave de la prosperidad social y de la paz, en el lugar donde cada uno vive. Actualmente cuenta con más de 12 millones de miembros en más de 190 países del mundo. La práctica principal de la Soka Gakkai es la “Ley Mística” de recitar el mantra Nam Myoho Rengue Kyo. ¿Pero qué significa esta frase? Veamos:

Nam: esta palabra deriva del sánscrito namu, que significa “dedicar nuestra vida a algo”. En la acción de recitar rítmicamente la frase Nam Myoho Rengue Kyo, nos fusionamos a la ley que rige el universo, o Dharma, y armonizamos nuestra vida con él. En el sánscrito, namu indica los elementos de la acción correcta que uno debería tomar y la actitud que uno debería desarrollar para lograr la budeidad en esta vida.

Myoho: significa literalmente “Ley Mística”. Myo se refiere a la esencia de la vida, que es invisible y está más allá de la comprensión de nuestra mente. Esta esencia se manifiesta en forma tangible (ho). La práctica nos permite tomar conciencia de esta unión y percibir así cada circunstancia con más sabiduría. Fenómeno material (ho) es cambiante, pero dentro de todo fenómeno es una realidad constante llamado myo. Myo también significa abrir, revivir, y asumir las cualidades que necesitamos para desarrollar nuestras vidas.

Rengue: significa “flor de loto”. El loto florece y da semillas al mismo tiempo, de esta forma representa la simultaneidad de causa y efecto. La flor de loto florece en un estanque fangoso y, a pesar de ello, se mantiene pura e inmaculada. De la misma manera, una persona común, inmersa en su vida cotidiana, puede hacer surgir desde su interior el noble estado de vida de la budeidad.

Kyo: el Buda enseñó mediante la prédica, es decir, oralmente. La palabra Kyo significa sutra (enseñanza del Buda) y también “sonido”. En un sentido más amplio, Kyo conlleva el concepto de que todas las cosas en el Universo son manifestación de la Ley Mística.

Myoho-renge-kyo es el nombre japonés del Sutra del Loto. Entonces el significado literal de Nam-myoho-renge-kyo es “me dedico al Sutra del Loto”. Este sutra es reconocido como una de las enseñanzas más importantes del budismo. Su mensaje central es que la budeidad –una condición de felicidad absoluta, libertad del miedo y de las ilusiones- es inherente en todas las formas de vida. El desarrollo de esta dimensión interna permite a todas las personas superar sus problemas y vivir una vida llena y activa, vinculada a los demás y a la sociedad. En vez de enfatizar la impermanencia y la necesidad de eliminar todo deseo y apego terrenal, el Sutra del Loto remarca la realidad absoluta de la naturaleza budista en la vida. Por ende es una enseñanza que afirma profundamente la vida cotidiana y que alienta un compromiso activo con el mundo. También es único dentro de las enseñanzas del Buda en abrir el acceso a la iluminación para todas las personas, sin distinción de género, raza, clase social o educación.

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3 Respuestas

  1. lihue dice:

    Hola me quisiera poder contactar con vos. Mi situacion es que estaba en un han en Merlo, de onde soy naturalmente, pero ahora vivo en San telmo y quiero volver a retomar. Hago daimoku en casa, pero quiero empezar a intercambiar experiencia y profundizar en el estudio. desde ya muchas gracias!

  2. Maria dice:

    Me gusta ,la tranquilidad que dais ,graciad

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