Mi primera visita a San Telmo

peru_chileEl barrio más fascinante para mis amigos y yo durante nuestros primeros días en Buenos Aires, fue San Telmo. No hay una explicación y si la hay, es muy sutil. Tal vez fue la honestidad del lugar, las palabras garabateadas sobre las paredes que piden que las lean porque significan algo. Quizás fueron las constantes sorpresas que nos dio el barrio, ya sea una iglesia que se eleva por encima de los otros edificios o un íntimo graffiti de una mujer llorando. Los mensajes en los edificios en San Telmo son inesperados y para nosotros, los extranjeros, son muy intrigantes.

Por allí, un edificio amarillo vibrante con muchos dibujos y palabras sobre las paredes puede estar al lado de uno inmaculado y gris. Este barrio es como el mundo: tiene mucha diversidad. Ofrece una perspectiva de la vida donde lo diferente está bien y nadie necesita ocultarlo.

Todo no es perfecto en San Telmo. Como las personas, el barrio tiene defectos. La basura ensucia la calle y el olor se queda en el aire, en algunos lugares. Las aceras están rotas y necesita uno tener cuidado cuando camina, porque hay agujeros, caca de perro y chicles; entre otras muchas cosas.

Pero todas las cosas malas no destruyen las buenas. Podría destacar a la gente que siempre ayuda a los extranjeros en la búsqueda de direcciones, las calles empedradas y la honestidad en cada dibujo o frase. También la actividad de los domingos con la feria, donde los vecinos y extranjeros nos reunimos en las calles y juntos miramos y nos asombramos con las diferentes tarifas de los distintos proveedores. El barrio siempre está lleno de vida, personas que representan variadas culturas y colores. Tal vez la palabra mejor para describir San Telmo es: único.

                                                                                  Holly Hunt

 

 

 

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