Nota de la directora: un año en retrospectiva
Estimados lectores de El Sol de San Telmo,
Con este número cumplimos un año de vida en el barrio—una fecha que no se imaginaba cuando fuimos a hablar con el arquitecto José María Peña en julio de 2007 para ubicarnos en el camino, como el viajero que consulta al “sabio” al comienzo de su búsqueda. Ese día Peña nos dijo que las dos cosas más importantes que íbamos a tener que encontrar eran la convicción y la persistencia. Porque en este tipo de trabajo los que dudan, cuestionan y abandonan son muchos, mientras que los que siguen para adelante con fe y claridad son pocos. Tuvimos dudas y cuestionamientos, pero al final la convicción y la persistencia nos permitieron sobrevivir nuestro primer año con sus desafíos y logros. Gracias al sabio Peña por esas palabras y por haber iluminado el camino de entrada.
La importancia de los medios locales
El periodismo comunitario es un ámbito que muchos de los que trabajan en el rubro de Comunicaciones no valoran. La gente suele pensar que un periódico barrial es un medio pasado, “para viejos”, muchas veces carente de contenido sustancioso y buena presentación. Nosotros quisimos romper algunas de estas ideas, demostrando que un periódico barrial no sólo podría tener fuerte contenido y una linda estética, sino que hoy día cumple una función valiosa en el imaginario colectivo: el refuerzo de la identidad local y el sentimiento comunitario.
En esta época de conceptos y pensamiento uniformes, todo empieza a parecerse y la globalización hace que una hawaiana (en mi caso) puede sentirse no tan lejos de su marco de referencia en las calles de Buenos Aires, a miles de kilómetros de su país. Por eso un barrio como San Telmo, con su fuerte sentido de identidad y pertenencia, es un remanso de autenticidad y respiro.
Esta identidad local ya no existe en muchos lugares del mundo, y se debe en parte al aislamiento y marginalidad en que permaneció San Telmo durante años, descansando en su propia y única salsa. Ahora, mientras que la globalización avanza, el localismo encuentra cada vez más adherentes… desde los ancianos hasta los jóvenes, muchos de los cuales nos apoyaron de distintas maneras—ofreciéndose como colaboradores, compartiendo sus opiniones y sugerencias, y confirmando que en nuestras páginas está reflejado algo que la gente empieza a buscar: la identidad propia y única de su comunidad. A pesar de nuestras faltas y errores (que son muchos), saber que pudimos aportar algo al desarrollo de esta comunidad ya es un gran logro que me deja satisfecha con el trabajo de nuestro primer año.
Más allá de la hoja impresa
Una de las maneras menos visibles en que se plasmó este desarrollo comunitario son las distintas iniciativas que nacieron desde El Sol y tomaron vida propia. Casi todas fueron el resultado de convocatorias que hicimos sobre temas pertinentes a la vida de la comunidad.
San Telmo Limpia, un grupo de vecinos que tuvo el genio de crear la baldeada comunitaria como acto simbólico de hacernos cargo de cuidar nuestro barrio—dentro de un marco de concientización y educación vecinal—nació de una mesa redonda sobre la suciedad y la basura que organizamos en marzo. San Telmo Preserva, una iniciativa que enfrentó al Ministerio de Desarrollo Urbano para cuestionar y revisar su proyecto de semi-peatonalizar la calle Defensa, nació de una reunión que organizamos sobre el tema en agosto. San Telmo Cuenta, un ciclo de historias orales contadas por los vecinos “ilustres” del barrio realizó su primera presentación en la librería Fedro en septiembre, ante una audiencia compuesta por residentes de larga trayectoria tanto como recién llegados. Y quedan más en el horno…
Pero lo que quiero resaltar es que estas iniciativas nacieron no porque el periódico las creó, sino porque la gente las quiso. Sin las ganas y el compromiso de los vecinos que se sintieron movilizados a invertir tiempo, energía y corazón para mejorar y fortalecer el barrio, ninguna habría nacido. Y para mí esto demuestra que el capital humano de San Telmo—más que su patrimonio tangible—es su recurso más valioso y menos aprovechado.
Por eso en este número quería darles lugar a algunas (no todas, lamentablemente, por limitaciones de espacio y tiempo) de las personas que construyeron la movida santelmeña este año. En vez de las secciones fijas que normalmente publicamos, hay una serie de testimonios personales escritos a partir del significado de comunidad y comunicación. Es una manera de agradecerles a estas personas y personajes que me enriquecieron y a cuantos vecinos más que tal vez no se dieran cuenta, pero cuyas calles, casas, y vidas cotidianas son un poco mejores gracias a los que se hicieron cargo de participar en crear un San Telmo más fuerte, más lindo y más nuestro.
¡Felices fiestas! Nos vemos en el año nuevo, con la esperanza de seguir construyendo comunidad a través de la comunicación y la participación de todos.
Con profundo agradecimiento y aloha,
Catherine Mariko Black
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