Nota del editor

Con este número del periódico El Sol de San Telmo queremos dar a conocer nuestra visión para un periodismo comunitario nuevo, abierto y dinámico. Contemplamos un periódico que pueda ayudar a enfrentar los problemas concretos de un barrio en plena etapa de transformación, pero que también sabrá celebrar e incentivar la riqueza cultural, histórica y arquitectónica de este pequeño pero valiosísimo rincón de Buenos Aires.

Queremos que El Sol de San Telmo sea un lugar de encuentro para las voces y opiniones de todos los que nos preocupamos por el futuro del barrio, sobretodo los que viven y trabajan en él. Este periódico nace ya distinto a los diarios de gran tiraje. Representa un periodismo íntimo, cálido y arraigado en este lugar, una publicación que se nutre de la opiniones y experiencias de los residentes con más historia en el barrio que nosotros.

El fenómeno turístico y inmobiliario reclama un medio gráfico que pueda servir como foro para discutir cambios y propuestas, que cada vez suceden con más rapidez y aparente descontrol. También desde los gobiernos es cada vez más intensa la mirada hacia los recursos culturales e históricos porteños, entre los que San Telmo se perfila como una joya sin par.

El peligro es que se pierda la identidad que hace lo que es. Alrededor del mundo, tras sentir presiones parecidas, muchos barrios históricos se han convertido en escenografía simpática para turistas pero al mismo tiempo han muerto como trazos vivientes del tejido urbano. Ya no respiran, viven ni sueñan por su cuenta, ni abrigan vidas y quehaceres de personas reales. Si eso ocurre en San Telmo sería una pérdida para todos.

Esperamos que este sea un lugar donde se piense con honestidad y profundidad acerca del futuro del barrio, que por su antigüedad y su tradición es algo así como la conciencia de la ciudad— memoria hecha de ladrillos, asfalto, y adoquines. El turista, el comerciante, el funcionario y el residente pueden colaborar para crear un San Telmo y un casco histórico enriquecidos por las aportaciones de todos. Pero se necesita un espacio donde se puedan barajar y combinar armoniosamente esas visiones, y anhelamos que El Sol de San Telmo sirva para este fin.

Pensamos que para ello no sirve un periodismo seco, frío, sin voluntad de dar a luz y sintetizar opiniones. Se necesita comunicación fluida dentro de la cual todos respetan y escuchan sin tachar ni tildar con etiquetas, que para nada sirven, cuando se trata de una comunidad donde conviven todas las clases sociales, las afiliaciones políticas y las culturas. Desde sus comienzos San Telmo es un barrio plural, multicultural, creativo, heterogéneo y abierto al país y al mundo. El Sol de San Telmo es una humilde manera de contribuir a la continuidad de esa tradición, que está ya asentada para siempre en esta barranca del Río de la Plata.

—Marcelo Ballvé

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