Denuncian la destrucción de restos arqueológicos

Denuncian la destrucción de restos arqueológicos
Lo nuevo y lo viejo volvieron a encontrarse en San Telmo. Varios vecinos habían presentado ante el gobierno porteño denuncias por ruidos y trabajos fuera de horario en las obras de ampliación de la famosa parrilla La Brigada, en Estados Unidos al 400. Pero ninguno de ellos imaginó que la empresa constructora desagotó un curso de agua histórico que pasa por allí debajo ni que tapó dos arcadas antiguas descubiertas durante una excavación para la obra. Como sucedió en otros tantos casos recientes, el curso de las aguas podría haberse llevado el patrimonio.
Cuando Juan de Garay realizó la fundación de la vida española en Buenos Aires, en 1580, la ciudad fue diseñada entre dos pequeños zanjones, uno al Norte y otro al Sur. Este último, “recibía dos pequeños cursos de agua, el uno, en Estados Unidos entre Bolívar y Defensa, y el otro, en Defensa entre Chile e Independencia”, señala Rafael Berutti en Los límites primitivos de San Telmo. Con el primero de esos cursos se habrían topado los constructores, según el presidente de la ONG República de San Telmo, Manuel Fernández, cuya denuncia ante la Defensoría del Pueblo porteña motivó un expediente administrativo que aún está en curso.


“Al excavar -explica Fernández- alrededor de un metro por debajo del suelo encontraron el canal de agua y dos arcadas primitivas de hace, al menos, 100 años. Primero sacaron el agua con una bomba que vimos todos los vecinos y después, el 1º de agosto, taparon el canal y las arcadas con cemento, ocultando el descubrimiento de gran valor patrimonial. También se comenta que habrían encontrado vajilla, pero si se encontró algo, ¿dónde lo vamos a ir a buscar?”. Esta versión fue desmentida por el Estudio Santamaría, encargado de la obra, y por Hugo Echevarrieta, dueño de La Brigada.
Desde el gobierno porteño confirman el pesimismo de los vecinos: “Los trabajos de excavación para la obra del subsuelo borraron casi por completo los rastros que pudieran existir con anterioridad”, afirmó a El Sol de San Telmo la arquitecta Graciela Labato, de la Dirección General de Casco Histórico. Además, anticipó que “se está revisando la posibilidad de implementar la obligación de presentar un informe que evalúe, con herramientas de tecnología específica, la presencia o no de rastros arqueológicos en el sustrato, previo al inicio de cualquier obra que se encare en todo predio localizado en el radio antiguo de la ciudad”. Justamente, lo que reclaman los vecinos: protección efectiva y eficaz del patrimonio histórico y cultural de San Telmo; y que lo nuevo y lo viejo puedan convivir.
—Juan Pablo Parrilla Branda

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