La iglesia ortodoxa rusa
La Iglesia ortodoxa rusa en la Argentina
Un ejemplo muy conocido por afuera pero poco por dentro es la Catedral de la Santísima Trinidad (Tel.: 4361-4274) sobre la calle Brasil 315. Desde los alrededores del parque Lezama se ven sus 5 cúpulas azules “acebolladas”, cada una de las cuales termina en una cruz, sostenida por cadenas, que mira hacia el Este.
La Iglesia ortodoxa rusa es la más grande de la comunión de la Iglesia católica apostólica ortodoxa. Esta comunidad cristiana, cuya antigüedad se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, es la segunda Iglesia cristiana más grande del mundo después de la Iglesia católica apostólica romana, con más de 225 millones de fieles.
La Iglesia ortodoxa se considera la heredera de todas las comunidades cristianas de la mitad oriental del Mediterráneo. Tras varios desencuentros y conflictos, la Iglesia católica ortodoxa y la Iglesia católica romana se separaron en el llamado «Cisma de Oriente y Occidente», en el año 1054. La Iglesia ortodoxa está constituida por 15 iglesias autocéfalas, que solo reconocen el poder de su propia autoridad jerárquica. De éstas, la Iglesia ortodoxa rusa, que reconoce el Patriarca de Moscú, es la más grande con 140 millones de fieles en el mundo.
La hermosa edificación en nuestro barrio fue un proyecto de Mihail Preobrazensky, el arquitecto del Santo Sínodo de Rusia, adaptado y hecho realidad por el Arq. Alejandro Christophersen, quien también diseñó el Palacio San Martín en el barrio de Retiro. Sus orígenes datan del siglo XIX, cuando en toda Sudamérica no había una Iglesia ortodoxa ni ningún sacerdote de ese culto, por lo que los seguidores de esta rama del cristianismo en la Argentina –entre ellos griegos, eslavos (dálmatas y montenegrinos), yugoslavos, búlgaros, rumanos y sirio-libaneses– tenían que recurrir a otros templos para sus necesidades espirituales.
Fue así como en 1888 las comunidades ortodoxas solicitaron directamente al Emperador Alejandro III de Rusia el envío de un sacerdote a la Argentina. Diez años más tarde, gracias al apoyo del siguiente Emperador Nicolás II, se colocó la piedra fundamental de la iglesia y el templo fue formalmente inaugurado en 1901 en la presencia del Presidente de la República Julio Argentino Roca y autoridades nacionales y municipales.
Al entrar en la Catedral de la Santísima Trinidad se siente un espíritu litúrgico envuelto en los cánticos de su coro. Los feligreses escuchan la celebración de la ceremonia al mismo tiempo que se acercan al atril y realizan la señal de la cruz con una profunda reverencia. El ambiente, con olor al incienso que prenden los fieles en sus ofrendas, junto con el colorido del lugar y los cánticos que convocan al rezo hacen que el espíritu se transporte lleno de emoción aún ante la ausencia de creencia en esos rituales.
Paula Pierini de Burmo nos hizo saber que en el ritual de la misa “las mujeres tienen que entrar al templo con pollera y preferentemente con la cabeza cubierta” para que no haya confusión dentro de la iglesia, sino una clara diferenciación entre ambos sexos ya que cada uno tiene tareas distintas. “Dios le dio al hombre estar a cargo del oficio religioso y la mujer acompaña”. Ella cuenta que siendo niña fue bautizada en la Iglesia católica apostólica romana pero “a los 16 años una compañera de la escuela me invitó a acompañarla a una misa y me sentí atraída por el coro y la solemnidad de la gente que escuchaba el oficio en eslavo y rezaba”. A los 19 años se puso de novia con un hijo de padres bielorrusos y se convirtió en ortodoxa.
Pierini de Burmo nos ayuda a conocer mejor las formas de los antiguos y solemnes ritos ortodoxos, explicándonos que “los monaguillos son varones y ayudan en el altar poniendo las velas a la Santísima Trinidad y encendiéndolas. Las mujeres no pueden entrar allí, pero participan de la celebración orando o van al coro, que cualquiera de los fieles puede integrar”. Los feligreses hacen la señal de la cruz con una inclinación de su cuerpo hacia delante y muchos de ellos la realizan frente a atriles que llevan un ícono sobre un manto cuyo color varía según la fiesta que se esté celebrando.
Una de las diferencias entre la Iglesia católica ortodoxa y la Iglesia católica romana es que en la primera no se admiten las imágenes tridimensionales para veneración, como las estatuas de santos, sino únicamente imágenes planas o bidimensionales, tales como pinturas o mosaicos, tradicionalmente llamados íconos.
Pierini de Burmo nos indica que “el color de la vestimenta del Sacerdote también cambia según la celebración: en el caso de la Madre de Dios, es celeste; negro para la Cuaresma de Pascua; blanco para las fiestas importantes; verde para el Domingo de Ramos o la Santísima Trinidad; amarillo para los días comunes”. La Catedral de la Santísima Trinidad cuenta con tres sacerdotes (el padre Valentín que ya no oficia y el padre Alejandro -ambos viven en el templo- y el padre Miguel). Pierini de Burmo también nos explica que los sacerdotes tienen que ser casados. Este estado matrimonial del párroco ortodoxo es otra de las diferencias llamativas entre la Iglesia católica romana y la católica ortodoxa.
Le consultamos si la Iglesia interactúa desde el punto de vista social con la comunidad y nos cuenta que: “todos los mediodías se hace comida y se le da a la gente que ‘vive’ en el Parque Lezama. También se junta ropa y se manda a Misiones”, donde hay una comunidad a la que ayudan.
Habrá un registro de los coreutas de la iglesia? .Mi abuelo que vino a la Argentina en 1.924 estuvo en un coro que ensayaba en la iglesia;no se en que año,tampoco sé si el coro era de la misma iglesia u otro coro que allí ensayaba.Si alguien sabe algo agradeceria el informe