Colectivos: el tema
Cambia, todo cambia…. Escucho la letra de esa canción magistralmente cantada por la Negra Sosa y asocio a ella al actual San Telmo.
Esto es así porque no podemos obviar que la ausencia de colectivos por nuestras callecitas ha provocado un paisaje diferente. No digo ni mejor ni peor, digo diferente.
Pero para saber en qué cambió o no la vida de los vecinos, no hay mejor opción que preguntarle a ellos.
Y así, Esther de Zuviría (Chacabuco 1300) dice “Me parece desastroso el cambio de recorrido de los colectivos. No piensan en la gente mayor ni en las personas con alguna discapacidad motriz, embarazadas, mujeres que van con chiquitos en brazos”. Y agrega: “A mí me “mató” lo de los colectivos, tengo que ir seguido al microcentro… camino leguas… NO le ¨disculpo las molestias¨ a las autoridades. La gente gasta la mitad de la jubilación en taxis para ir al médico ya que las personas mayores tienen que caminar con bastón cinco cuadras y adivinar dónde está la nueva parada, para acceder a un medio de comunicación que ahora circula por carriles exclusivos llamados pretensiosamente Metrobús”.
Por su parte, Laura Muselman (Perú 600) opina que “para hacer un trayecto de quince cuadras, tengo que caminar ocho para tomar el colectivo. Mi pregunta es ¿qué pasa con la gente que no puede caminar o la que tiene que cargar bolsos o la que va con niños?”. Y termina diciendo “¿Beneficio? No le veo, solo reduje diez minutos de viaje en colectivo que sumé caminando. Creo que tendrían que haber dejado una línea de colectivos, por lo menos. Por otro lado me encuentro con calles intransitables, desoladas, rotas, sucias, copadas de banditas fumando marihuana”.
Natalia Lavorano (Chacabuco 1300) argumenta que “en cuanto a la polución, el ruido, el peligro al cruzar las calles con la nena en el carrito y el nene de la mano, es un acierto, pero yo lo tomaba a una cuadra de mi casa y me dejaban frente a mi puerta y ahora tengo que caminar con ellos (se refiere a sus dos hijos), seis u ocho cuadras. Así, me conviene más el subte –aunque es más caro- porque, además, es más rápido”.
Por otro lado, Fernando -dueño del quiosco de golosinas de Chacabuco y Carlos Calvo, que está justo frente a lo que eran las paradas de cuatro líneas de colectivos- coincide en que “el ruido de los colectivos era insoportable, lo mismo que los gases tóxicos que emanaban de ellos y eso ahora no sucede y es mejor para todos nosotros”. Y agrega que “el primer mes las ventas bajaron, pero después conversando con otros comerciantes de la zona nos dimos cuenta que en realidad bajó el consumo en general, alrededor del 25%, pero por otros motivos y ahora se estabilizaron las ventas”.
Isabel Bláser