Piero: el cantantautor y vecino no para
Por Diana Rodriguez
Piero De Benedictis nació en Italia pero vino a vivir en Argentina a los tres años. Fue seminarista, trovador comprometido, exiliado en Europa, director de Cultura de la provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Eduardo Duhalde y propulsor de la Fundación “Buenas Ondas”, dedicada a darles herramientas a los jóvenes para que puedan insertarse en la sociedad, a través del aprendizaje de oficios. El cantautor es conocido por sus canciones de protesta: “Para el pueblo lo que es del pueblo/, porque el pueblo se lo ganó./ Para el pueblo liberación”.
Llega unos minutos tarde a la entrevista en Origen, se disculpa y explica que está “tapado de laburo”. “Estoy componiendo bastante -dice-, tanto que estoy haciendo varios discos a la vez. Están por salir tres CD, -que fueron los primeros-: Mi viejo, Pedro Nadie y Coplas de mi país, remasterizados y remozados. La idea es que no sea una mera reedición, sino rescatar otras cosas. Entonces hay como cinco, seis o siete bonus tracks en cada uno. Y aparecieron cosas que me había olvidado, por ejemplo la canción Mi viejo en italiano y otras que me prohibieron. Pero fueron tres discos emblemáticos, claves, que pegaron en todos lados, sobre todo en Latinoamérica”. El tiempo parece no pasar para Piero, está exactamente igual que hace 20 años. Rulos y anteojos redondos son sus mismos atributos desde los dorados 60´, época de la “imaginación al poder”.
¿Cuándo llegaste a San Telmo?
Yo vivía en el centro. Me vine con mi mujer (Mariana Shetini) acá hace casi 20 años. Compré una casa tranqui y, después de diez años de estar juntos, decidimos tener un hijo. Cuando estaba llegando mi hijo Giulano (9) dijimos “ahora vamos por la nena también”. Después nació mi nieta Ambar (fruto de la relación entre Juan De Benedectis y Juana Viale). Más tarde vino mi hija Fiorella, y luego llegó Jazmín, que tiene 2 años. (Quizás el secreto de su eterna juventud resida, en la total libertad para engendrar hijas menores que su propia nieta).
¿Qué te gusta del barrio?
Me gusta todo, cada vez más. Que no sea denso, que no haya tanta población como en Palermo o Belgrano, que son hormigueros de gente. Acá se mantiene mucho más el barrio y, además, es una caja de sorpresas. Lugares por los que pasé mil veces y “no los vi”. Pasás por una puerta y hay un pasillo adentro y cuando doblás, es todo un mundo. Hay historia, porque por ahí pasaron generaciones y un montón de cosas. Además veo que se va limpiando, se va ordenando, cada vez hay menos casas tomadas, está más prolijo y más seguro.
Mientras toma un café “muy liviano”, recuerda que fue seminarista “por una equivocación”. De chico en el pueblo de Allen, en la provincia de Río Negro, pensó que el seminario era un colegio secundario católico, nada más. Cuando le estaban por entregar las sotana, recién cayó en que estaba por ser sacerdote. Entonces aclaró los tantos y, aún hoy, conserva muy buenos amigos de aquella época. Especialmente el padre Alejandro Mayol (que falleció hace poco), “un tipo bárbaro” cuyas canciones, como La creación; El trencito y La canción de la abuela, grabó. Ese disco, que tiene ilustración de Carlos Nine, no para de venderse. Han pasado generaciones y siguen escuchando los temas del director Pejerrey y sus animalitos. “Ahora vamos a hacer un espectáculo con eso, a mitad de año, en Colombia. Y después vamos a llevarlo por todos lados”.
“Tengo muchas giras previstas por Latinoamérica. Tocamos en muchas ciudades, desde Canadá para abajo, hasta Ushuaia”, cuenta el cantante. Como si todo esto fuera poco, está por hacer un programa de TV, en el que relatará cuentos de los pueblos aborígenes del Cono Sur. El presidente Evo Morales le otorgó la nacionalidad boliviana, que agrega a sus pasaportes Argentino, Colombiano e Italiano. “Estoy muy agradecido por eso -sostiene-. Que otros países me reconozcan es, para mí, mejor que ganar un Grammy”.