Poesias

Recuerdo infantil

Tardes calladas y quietas

en que el solcito del patio

aletargaba las horas

que hizo Dios para la siesta.

Un patio de conventillo

con macetones de piedra

y una niña pequeñita

sentada, aburrida y quieta.

Los minutos caen pesados

a la hora de la siesta

y el sol se va descolgando

por etéreas escaleras

La niña piensa en la tarde,

aunque más siente que piensa,

pues recuerdos aún no tiene,

y el futuro no la aqueja.

Y es de ese sentimiento

que ha nacido este poema.

La niña tiene los ojos

de cuando yo era pequeña.

San Telmo

Cuando piso tus piedras desparejas,

cuando veo, harapientos, tus mendigos,

cuando huelo el olor a vino y mugre

que destilan tus viejos conventillos,

medito: cuán sublimes son a veces

estas vulgaridades de bolsillo

al lado de la hueca podredumbre

del mundo inconsistente de los ricos.

—Sara Esther González
(Sara participó de la charla sobre las memorias vecinales de la vida en los inquilinatos y conventillos de San Telmo. Estos poemas forman parte de su aporte a este número.)

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