Política pública

Entrevista a Gabriel Santagata sobre el sistema comunal y la participación ciudadana

Gabriel Santagata. Foto: gentileza de Alerta Militante

Gabriel Santagata. Foto: gentileza de Alerta Militante

¿Qué significa una política pública? En realidad es un término repetitivo dado que el significado de la palabra “política” (del griego politika, con raíz en polites –ciudadano–, y polis, ciudad) ya está relacionado a lo público. Desafortunadamente, hablar de políticas privadas vs. políticas públicas hoy es fácil porque en una época de grandes influencias privadas es cada vez más común que la política del Estado se aleje de los intereses de los ciudadanos y de la polis.

Sin embargo, hay una corriente de pensamiento y acción tomando fuerza en distintos ámbitos, que se suele llamar participación democrática o ciudadana, y recurre a herramientas de participación directa en la formulación de la agenda política del Estado.

El caso más conocido es el de la ciudad de Porto Alegre en Brasil, donde en 1989 la municipalidad implementó un sistema de participación ciudadana en las decisiones del presupuesto. Actualmente, cuenta con la participación anual de 50.000 residentes en una ciudad de 1.5 millones de habitantes, y articula los gastos de más del 20% del presupuesto total del municipio.

Hoy ese modelo se está implementando en distintos países y ciudades del mundo, y hasta la ciudad santafecina de Rosario logró la participación de un 9% del electorado en el programa del Presupuesto Participativo entre 2003 y 2009, con una incidencia directa sobre unos 30 millones de pesos, o poco más de 3% del presupuesto total de la municipalidad.

En Buenos Aires ha habido varios mecanismos de participación ciudadana, incluyendo su propio proyecto de Presupuesto Participativo dentro de los Centros de Gestión y Participación Comunales(CGPCs) y el sistema incipiente de comunas que reemplazará a los GCPCs y cuya postergada implementación sigue frustrado varias gestiones, incluyendo la de Mauricio Macri.

Regido por la Ley Orgánica de las Comunas (1995), el sistema pretende crear una red de Consejos Comunales en 15 distritos de la ciudad que servirán de intermediario entre el Poder Ejecutivo del GCBA y la ciudadanía. Sus objetivos incluyen: la descentralización y desconcentración del gobierno de la ciudad; una mayor participación de la ciudadanía en asuntos políticos; mayor equidad y redistribución a favor de las zonas desfavorecidas de la ciudad; la preservación del patrimonio y la identidad cultural de los distintos barrios; consolidación y promoción de la democracia abierta y directa; y el desarrollo sustentable.

Pero dado que no se cumplió la transición al sistema comunal para la fecha estipulada en la normativa (2007), hubo una serie de modificaciones incluyendo la Ley 3223 (noviembre 2009) que estableció por decreto las elecciones comunales a la fecha del 5 de junio de 2011, e instó al gobierno a “iniciar un programa intensivo de difusión y formación pública relacionado con el proceso de descentralización».

Este año un grupo de vecinos denunciaron al Gobierno de Macri ante el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad por no cumplir con estas tareas, y como resultado se puso en marcha una serie de diez “Preconsejos Consultivos Comunales”, reuniones convocadas por y dentro de los distintos CGPCs. Asistidos por más de 6.000 personas, según el Observatorio de Resultados de la Ciudad fue “un récord absoluto para reuniones sobre la temática de Comunas”.

Sin embargo, para muchos críticos, el proceso de transición sigue siendo dificultado por razones que incluyen: falta de convocatoria, pobre difusión, la confusión estructural entre GCPCs y las comunas tanto al nivel de autoridad como en la práctica, y una agenda política que simplemente no prioriza la formación de fuertes bases de participación local.

Para rescatar la experiencia concreta de los Preconsejos Consultivos Comunales, hablamos con Gabriel Santagata, Licenciado en Ciencia Política de la UBA y director del periódico zonal Alerta Militante, que hace más de diez años informa sobre San Telmo, Montserrat, Constitución y Puerto Madero con una visión editorial, en sus palabras “progresista, de centro-izquierda y democrática”. Santagata participó en las reuniones de los Preconsejos Consultivos de la Comuna 1 y su opinión de este proceso es una mezcla de desilusión, motivación, escepticismo y compromiso político.

¿Qué opinás del proceso de transición a las comunas?

Se da una doble situación en la que estamos trabados: por un lado, la sociedad no está preparada para discutir estos temas debido a su desmoralización y despolitización, y por otro lado está el rol del Estado, que tendría que facilitar la participación ciudadana pero no lo hace.

En mi opinión, esta gestión es la que menos hizo de difusión para los procesos participativos. No sólo no hace nada, sino que considero que lo hace a propósito. Es una política de Estado que los consejos comunales no pueden funcionar, y donde el Presupuesto Participativo básicamente fue destruido.

Desde el Gobierno van a decir que la participación fue récord (este año participaron más de 5.700 personas). Pero tal como lo hizo funcionar esta gestión es meramente un título. Cuando hay voluntad política, puede funcionar, como sucede en Rosario. La cantidad de gente que participa en Rosario es mucho mayor a la de Buenos Aires (en 2009 hubo más de 8.700 participantes), pero allá hay un intendente que hace una verdadera campaña de difusión, que no se queda solamente en la letra, y los vecinos saben que al participar realmente tendrán un impacto en la discusión del dinero público.

¿Cuáles han sido las dificultades en los preconsejos consultivos comunales, hasta ahora?

La primera reunión tuvo una convocatoria cuanto menos aceptable de unas 150 personas, y su nivel de desorganización fue importante. El lugar era muy chico y la reunión se convirtió en una serie de discusiones entre los que apoyan a la gestión y los que no. Los que se quedaron fueron los vecinos más organizados, que tienen más resistencia por una cuestión de ideología y formación… Los vecinos más independientes se sintieron agredidos, aparateados y al poco tiempo la mayoría dejó de participar.

¿Cómo ves el año que viene?

Se van a votar las autoridades comunales el 5 de junio, y como es un año electoral existe mucha probabilidad que se vote todo junto -consejos comunales, legisladores locales, diputados nacionales, la jefatura del Gobierno-. ¿Te imaginás en la agenda política dónde estarán las comunas en todo eso?

La Ciudad de Buenos Aires, además, es una situación muy particular… el electorado aquí tiende a pensar en términos nacionales, entonces le cuesta pensar en términos comunales.

Los vecinos que se definen como independientes o no-partidarios van a tener una dificultad muy importante con este esquema. Si las elecciones se hacen todas juntas no se van a diferenciar entre los distintos niveles políticos, y seguramente el discurso público y el voto se va tirar más al nivel presidencial y va quedar todo supeditado a los intereses de los partidos políticos. Los vecinos que se reúnan y trabajen más al nivel local o barrial van a estar con una desventaja importante al lado de los partidos, que es el opuesto a cómo fue pensada originalmente la Ley de las Comunas.

¿Creés que puede funcionar mejor la participación ciudadana?

En mi opinión no deberíamos participar más del ámbito que convoca el GCBA, sino que en otro ámbito que convocan los vecinos mismos. Si los ciudadanos estuviaron mejor informados, politizados y movilizados, estaríamos discutiendo otras cosas en vez de esta paparruchada de hoy. Como está dirigido ahora no me parece que esto se puede lograr en el ámbito que esta proponiendo el GCBA.

Pero para mí esto no es casual sino causal, y es el resultado de que se haya desinformado, desmotivado y despolitizado a la ciudadanía. Desde la desindustrialización y el cambio del modelo productivo en Argentina, además del fin de las ideologías que vivimos en los ’90 cuando rifaron el Estado, hay todo un proceso de banalización de la política que es como llegamos a 2010.

Va ser difícil cambiar estas condiciones y es un trabajo de hormiga. Hoy tenemos que desmentir la política como mala palabra y aumentar la participación ciudadana como una política en sí misma. Yo creo realmente en los partidos políticos, y opino que hay que revalorizarlos [participa activamente en la Unión Cívica Radical y en la CTA]. Nunca me olvidaré que en el ’83, después de tantos años de encierro y represión, en los locales partidarios la gente hacia fila para afiliarse.

Hay que alentar que el vecino participe en asociaciones civiles, cooperadoras y otros espacios que son las primeras fases de volver a la participación política. Sin duda, hoy día los medios vecinales son uno de los espacios donde se ven las ganas de participación de la gente, y cumplen un rol fundamental en mantenerla viva en la medida que logren que el vecino se lo apropie.

Alerta Militante comenzó con un grupo de estudiantes de la UBA que un día nos reunimos y dijimos que lo que salía en los medios nacionales no reflejaba la realidad. Cuando empezamos teníamos que salir a buscar las notas, pero ahora nos llegan solas, los vecinos son los que nos escriben.

—Catherine Mariko Black

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