«Pongan un crespón alrededor del cuello de las palomas” – H. W. Auden

Fue la primera imagen que tuve, al imaginar la plaza Dorrego sin su presencia definitiva. Pero gracias a los recursos con los que contamos los humanos, los recuerdos comenzaron a fluir y el alma se equilibró con situaciones que perduran en nuestros corazones.

Todo comenzó en los años 70´. Apareció un arquitecto llamado Peña, intentando crear aquí, en San Telmo, un lugar de recreación, de comercio colorido, con cientos de personas ofreciendo al paseante ese mundo -tan nuevo para entonces- donde se mezclan los objetos. Esa bailarina dando vueltas sobre la cajita de música, ese reloj antiguo marcando nuevas horas, esa señora detenida en el tiempo vendiendo muñecas atesoradas por su dedicación, esos discos trayendo melodías que incorporan la nostalgia de temas olvidados…

Y el hacedor del milagro, recorría los pasajes de la Feria… charlaba, escuchaba, ordenaba situaciones… Fueron muchos años con su presencia atravesando luchas, desencuentros… lo que es la vida misma. Y siempre los transitó con firmeza, con su don de gente, con su calidez…

¡Cuánto lo disfrutamos, cuando lo tuvimos, los hijos de esa Feria! Guardaremos su recuerdo en nuestro corazón.

¡Lo saludamos, “Peña”! Hombre de bien. Lo extrañaremos. Formó parte de nuestras vidas.

                                                                                                        Lilita Vives

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