¿Porque en la selección campeona del Mundo no juega ningún negro?

Introducción.

“La Esclavatura puede ascender más allá del destino del soldado” (José de San Martín).

En varias publicaciones de El Sol de San Telmo, vimos que la población de San Telmo contaba en su momento con una importante proporción de afrodescendientes que daban vida al barrio y su presencia era altamente visible ¿Qué pasó con esa importante presencia?

Ante el recuerdo del último Campeonato Mundial de Fútbol ¿Por qué en la Selección argentina no hay negros? ¿Cómo puede ser que entre tantos candomberos que llenaban de algarabía las calles de San Telmo no haya quedado ninguna semilla, ningún descendiente que sueñe con ser una estrella de fútbol? Por ese motivo me propongo analizar en qué nos diferenciamos de equipos como el de Francia, por ejemplo, donde son mayoría.

Al investigar, vemos que en los 130 años del seleccionado argentino hubo UN SOLO jugador negro (o sea, descendiente de africanos) en 1922, llamado Alejandro Nicolás de los Santos, goleador en Huracán que jugó solamente cuatro partidos.

Alejandro Nicolás de los Santos

 Historia de la colectividad de afrodescendientes en la Argentina

1)Desde 1514 hasta la Revolución de Mayo de 1810.

Los primeros en ser traídos como esclavos son africanos del sur de Sahara. Esto se prolonga durante muchos años; son más o menos 20.000 los que ingresaron por el puerto de Buenos Aires. Y mucho de ellos se quedaron en el barrio San Telmo. Fueron traídos -en su mayoría- por los ingleses, quienes tenían una concesión especial para hacerlo. La corona española no veía esto con malos ojos, ya que prefería esclavizar a esos africanos que, a los nativos americanos, a quienes decidió catequizar y explotar como mano de obra barata. Para entonces, tener esclavos en casa era signo de riqueza. Este tráfico humano inescrupuloso (que enriquecía a los esclavistas) disminuye cuando se produce la independencia de España.

En 1787 se instala en San Telmo la Real Compañía de Filipinas, para la “administración” de los esclavos. Las familias pudientes podían acercarse al Parque Lezama e incluir en sus compras habituales un par de esclavos o esclavas que hablaban el bantú, provenientes de Angola, Guinea Ecuatorial y el Congo. Se calcula que ingresaron a América 60 millones de africanos; doce de estos millones por el puerto de Buenos Aires y de ahí pasaron a Montevideo, Valparaíso y Río de Janeiro. Eran empleados para trabajar en agricultura, ganadería y trabajos domésticos y, en menos escala, en artesanía.

Durante el virreinato de Vértiz, Buenos Aires tenía 7.300 negros y 1.200 mestizos, mulatos o indios. La mayoría se quedó en los barrios de Monserrat y San Telmo.

Antes de las invasiones inglesas, las milicias contaban con soldados negros y mulatos. En 1806 se constituye el famoso Batallón de Castas, con soldados indígenas, mulatos (padre blanco y madre negra), pardos (descendientes de europeos y esclavos), naturales, morenos (marrón oscuro) y negros.

El Batallón del Cuerpo del Oeste de Artillería estaba formado por esclavos que lucharon contra los ingleses. En ese momento, en el virreinato de Liniers existía la posibilidad de dejar de ser esclavo para quien perteneciera a ese batallón. A los esclavos liberados se los llamaba “manumitido” o “liberto”.

El ingreso de esclavos empieza a disminuir junto con un proceso de integración a la sociedad porteña y la creación de organizaciones que contenían a la colectividad aafrodescendiente, como las Cofradías, Naciones y Sociedades de Socorros Mutuos.

2)Desde la Revolución de Mayo hasta la llegada de la gran inmigración europea.

A partir de la revolución podemos ver un cambio en la vida de los afrodescendientes; se desarrolla un proceso político con aires de mayor libertad. En ese momento, las estadísticas arrojan 9.600 negros y mulatos. En San Telmo y Monserrat cobran vida personajes como el del “negrito farolero”. La población negra parece disminuir. Del batallón de Castas pasan al Regimiento de Pardos y Morenos. El 30% de los soldados eran negros, pardos, mulatos o amerindios que participaron en las llamadas guerras de la independencia, alcanzados por una ley que establecía que todo aquel esclavo que había estado cinco años al servicio de los ejércitos patriotas quedaba en libertad. Su salario era la mitad del que cobraban los criollos, y no podía llegar a oficiales ni ingresar a Caballería (regimiento para blancos).

Pero San Martín termina con la prohibición y, en 1816, permite a los negros ocupar cargos en la oficialidad. En la batalla de Chacabuco, el batallón 8vo. era la línea de choque; la mayoría eran negros, muchos de los cuales perdieron la vida.

A Bernardo de Monteagudo no se le permitió asumir en el Triunvirato por ser hijo de madre negra (en cambio, Rivadavia no tuvo ningún inconveniente en asumir la primera presidencia, ya que era mulato). Al año siguiente, la Asamblea no reconoció el derecho a la libertad de los esclavos. Y en 1822 todavía se seguía registrando la venta de esclavos, especialmente la de criados.

Un nombre destacado en esta historia es el de María Remedios del Valle, llamada “Madre de la Patria”, una aafrodescendiente que actuó como auxiliar en las Invasiones Inglesas y luego formó parte del Ejército del Norte durante la guerra de la Independencia, lo que hizo que Belgrano le otorgase el grado de Capitana. El 8 de noviembre, fecha de su muerte, se estableció como Día Nacional de los Afrodescendientes.

Durante el Gobierno de Rosas, la población negra era el 30% del total en Buenos Aires y se hacía visible de muchas maneras: reinaban en San Telmo el candombe y la milonga y podía verse circular, por la calle Defensa, a muchos gauchos negros. Esta es la época de mayor influencia y participación de los negros en la sociedad porteña y con mayor estatus social. Rosas sanciona una ley que prohíbe la compra y venta de esclavos. Los ahora libertos invitaban al Restaurador a sus fiestas y eran adheridos a la causa federal. A diferencia de lo que ocurría en el bando unitario, los negros tenían cargos importantes en el ejército de la Federación. Se formó una red de espionaje entre los servidores de las casas pudientes y a la grieta entre federales y unitarios se sumó la del odio de estos últimos contra los negros. Reinaba el etnocentrismo o sea la creencia en la superioridad de la denominada “raza blanca”.

A pesar de esto, durante el gobierno de Rosas crecen los derechos de los negros. La Ley del Rescate estableció que después de cinco años de servicio militar, quienes todavía eran esclavos quedaban en libertad.

En 1860 se completa la abolición de la esclavitud. En todos los colegios del país se permite el ingreso de niños negros y avanza el proceso de mestizaje y de integración.

3)La gran inmigración europea. Desde 1853 a 1880 (llegada de los Ferrocarriles ingleses).

Es indudable que una de las causas de la disminución de la población afrodescendientes en la Argentina fue la alta mortalidad en las guerras de la independencia, desde 1810 en adelante, incluida la campaña de San Martín en el Alto Perú y las guerras entre unitarios y federales. Otras causas importantes fueron la infame Guerra de la Triple Alianza y la fiebre amarilla de 1871, durante la cual muchos de los negros que vivían en San Telmo huyeron rumbo a Montevideo (esto explicaría en parte por qué en la selección uruguaya sí hay jugadores negros). Pero la causa principal tal vez sea el mestizaje.

Este proceso se conoce como “Blanqueamiento” o “Aclaramiento”. En la época colonial ya había muchos pardos y trigueños y las uniones entre individuos de distintas etnias siguieron produciendo este efecto que, entre otras cosas, hizo que disminuyera en alguna medida el odio. Queda aproximadamente un 1,8% de negros.

Podemos apreciar la presencia de los afrodescendientes en los productos culturales, como el Martín Fierro de José Hernández, donde aparece un gaucho negro. Seis años después, Hernández escribe: “A los blancos los hizo Dios, a los mulatos San Pedro, a los negros los hizo el diablo para tizón del infierno”. En 1904, el personaje principal de “Alegre” de Hugo Wast es un negro. Domingo Faustino Sarmiento, en “Civilización y Barbarie” (1845) dice “civilización es Europa y dentro de veinte años habrá que viajar a Brasil para ver un negro”.

En 1858 aparece “El Proletariado”, un diario de afrodescendientes y diecinueve años más tarde “El Unionista”. En 1905, el periodista Souza Reilly decía: “La raza se hace gris, el árbol africano está dando flores blancas caucásicas”.

Juan Bautista Alberdi decía “Gobernar es poblar”. Pero dado el eurocentrismo imperante en el país se pensaba en poblar… con europeos. Dos diputados, Jomin Sosa y José M. Morales, de origen afro, lo enfrentan.

La llegada de la gran inmigración europea cambia la historia de los negros en el Río de la Plata. Vinieron de Europa, en la primera ola, cuatro millones de inmigrantes. En 1930, debido al proceso de industrialización, comienzan las migraciones internas, que siguen hasta 1940. Continúa el mestizaje y, más que negros o mulatos, existe lo que hoy se llama a sí misma “gente marrón”, o “los marrones” (en esa época se los llamó -despectivamente- “cabecitas negras”). Este fenómeno de “blanqueamiento” derivado del entrecruzamiento de diferentes etnias y nacionalidades, sumado a las guerras que diezmaron a la población afrodescendientes, explican por qué en la Selección Argentina no juega ningún negro.

4) Llegada de los ingleses con los ferrocarriles. Nace el fútbol argentino.

Existían ya fuertes intereses económicos de la comunidad británica en la Argentina, que favorecieron la llegada del football. Este deporte fue primero adoptado por bancarios o empleados de comercio y luego por funcionarios y trabajadores del ferrocarril.

Hemos hablado en una publicación anterior del BAPE, el tren que pasaba por San Telmo: no sería de extrañar que los obreros ferroviarios que trabajaban en el tendido de rieles de este ferrocarril jugaran al fútbol y vivieran en San Telmo. También en Barracas, o en la Boca. Justamente, los dos clubes más importantes nacieron en La Boca, con nombres ingleses: Boca Juniors y River Plate. Los ingleses, que en otras épocas tenían el monopolio del tráfico de esclavos, ahora tenían el de los ferrocarriles.

En 1890, el “Saint Andrew Athletic Club”, un equipo formado por trabajadores ferroviarios británicos gana 1 a 0 en la final de la AAFF contra “Old Caledonians Football Club”. El partido se disputa en una calle cercana a San Telmo, la denominada Calle Larga (hoy Montes de Oca).

La segunda fundación del fútbol argentino se produce en el Alumni, con A. Watson Hutton. Pasa el tiempo y los dirigentes británicos se van; el fútbol se argentiniza, sin jugadores negros, pero con morochos. Muchos dirigentes de la época pertenecían a clubes populares, algunos de ellos fundados por sus padres ingleses o de Europa continental. Ya existía la Asociación del Fútbol Argentino y su selección había jugado varios partidos.

En 1853 nace en Barracas el primer campeón argentino. Ninguno de estos clubes tiene jugadores afrodescendientes, porque ya la población de ese origen era muy escasa. Sigue la influencia de los ingleses, como puede verse en el bar “El Británico”, el Hospital Británico, etc. Quedan palabras de origen africano que siguen en nuestro léxico, como “tango” y la milonga danza, que no se vincula con la música tribal de los esclavos. También son de ese origen las palabras tamango, quilombo, mucama, dengue, marote y muchas más.

Rescatamos de esa época a personajes afro argentinos como Rosendo Mendizábal (1868-1913), el payador Gabino Ezeiza (1858-1916), Carlos Posada (1874-1918), autor de La Pulpera de Santa Lucía, Salgán y Enrique Maciel.

Ya en 1890 no hay en San Telmo botelleros, changadores, vendedores de fruta, pescadores, blanqueadores, ni sirvientes negros. Pero al Club San Telmo, fundado en 1904, le dicen “Los candomberos”.

Y mientras tanto, en Francia…

En contraste con nuestro país, que debió luchar para dejar de ser colonia, Francia se caracterizó por ser un país colonialista, que extendió sus dominios hacia otros continentes. Una ley de 1922 dictaba que todo ciudadano cuyo padre o madre haya nacido en una colonia francesa, en África o en cualquier otro lugar del mundo, es ciudadano francés. Y si algo puede hacer un ciudadano francés, es jugar en la selección de fútbol de Francia. Hoy, de los veintiséis jugadores del plantel de esa selección, catorce tiene raíces africanas; prácticamente el 50%. Kylian Mbappe, su mejor jugador, nació en Bondy, del departamento de Saint-Denis, a 7,4 km de París, barrio de inmigrantes musulmanes y de la industria cinematográfica. Su padre es de Argelia, una de las tres posesiones africanas no occidentales de Francia. Hasta su independencia en 1962, el pueblo de Argelia estuvo sometido al imperio colonial francés durante más de 80 años, sufriendo dolor y violencia. El resto del plantel es de ese origen, como, por ejemplo: Curmame Dembelé, de padre malí y madre senegalesa; Mateo Quendouzi, de padre marroquí; Jules Kounde, cuyo padre es de Benín; Aurelien Tchoucmens y Williab Saliba, ambos de padre camerunés, y Axel Desasí, cuyo padre es del Congo.

Mientras que en Argentina los afrodescendientes representan hoy el 3% de la población, Francia, con 9 millones de inmigrantes, tiene el 14% de su población de ese origen.

Consideración final

Hoy, la palabra negro en Argentina tiene un significado muy distinto al de siglos anteriores, y al que tiene en otros países. Es como si la argentinidad fuera sinónimo de “blanquitud”. Pero es una palabra que encierra múltiples significados, la mayoría de ellos negativos; no sirve solamente para denominar un color. Se sigue usando para nombrar a quienes ahora se reconocen como “marrones” (producto del mestizaje, o descendientes directos de los pueblos originarios) y, que en muchos casos siguen en una escala “inferior” del mundo del trabajo, ocupando lugares de servicio.

Como ya vimos al comparar ambos países, las causas de que en la Selección Argentina no haya jugadores afrodescendientes y en Francia sí, tienen que ver con el distinto lugar que ocupan históricamente ambas naciones: Francia es y ha sido un país colonialista, mientras que Argentina, por el contrario, nunca ha tenido colonias, sino que ha estado (y todavía lo está, de algún modo) bajo las políticas colonialistas de países centrales como España, Inglaterra y EEUU. Siempre estuvimos expuestos a los vaivenes de esa dependencia.

Sin embargo, hubo un proceso de integración, cuyo resultado es una forma de jugar al fútbol única, de sello argentino, que produjo los dos mejores jugadores del mundo: Maradona y Messi.

Les debemos a los británicos que, por sus intereses económicos, nos trajeran los servicios ferroviarios y junto con ellos a los empleados y técnicos que jugaban al fútbol. Pero para esa época ya la negritud en su máxima expresión se había evaporado e integrado por completo a la cultura argentina. Aquí, los negros son más argentinos que el mate. Y aquí, blancos, negros, morochos o lo que fuere, ganamos el Mundial.

                                                                                   Ing. Vial Mario Briski

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