Sabores del mundo

Recetas ancestrales que no solo llenan nuestro estómago, sino que amplían las barreras de nuestra mente. El dicho que nuestras madres o abuelas solían repetir era “panza llena, corazón contento”. Y no estaban tan equivocadas. La comida no es ni debería ser un trámite, una obligación para poder continuar con nuestra atareada vida cotidiana. Al contrario, comer es un ritual, un momento para relajarnos, maravillarnos y entrar en contacto con nuestro cuerpo y nuestros sentidos. Sabemos todo lo que tenemos que saber de la comida argentina: las empanadRestaurant 01 as crujientes, los pastelitos bien patrios, el dulce de leche al que nadie puede hacerle asco, el asado que siempre es excusa para juntarse con amigos y familiares, el locro calentito para hacerles frente a las tardes de invierno… pero ¿cuánto sabemos de los sabores que otros países tienen para ofrecernos?

Muchas veces, por miedo al cambio o mera comodidad, nos perdemos oportunidades y experiencias increíbles y el gozar de un buen plato exótico. Pero a no preocuparse, que San Telmo tiene una oferta gastronómica muy variada para llenar hasta al más glotón. La comida china es, quizás, más accesible para aquellos no acostumbrados a salirse del “menú argento”. Consta principalmente de arroz, fideos, mariscos y vegetales y sus ventajas principales son no solo la rapidez con que suelen ser preparadas, sino la abundancia y simplicidad de sus platillos. En el barrio abundan los restaurantes de este estilo, ideales para llamar y pedir un par de órdenes de chau fan (arroz salteado con camarones, carne pollo y /o verduras) y empanaditas primavera (con carne picada o vegetarianas) y hacer una juntada con amigos un viernes por la noche (si es viendo una serie o película, mejor).

La comida árabe es un gusto al que podRestaurant 02ríamos denominar como “adquirido” ya que no todos los paladares están preparados para los sabores mediterráneos fuertes, especiados, picantes y con mucha personalidad. Una buena salida de parejas podría ser arriesgarse a probar algunos platos como el shawarma (lomito de ternera en pan pita con lechuga, tomate, especias mediterráneas y salsa de sésamos) o el falafel (croquetas de garbanzo fritas con ajo, cebollas, morrones, salsa tajina y especias). Definitivamente, una aventura culinaria de principio a fin. Por su parte, la comida mexicana si bien es picante es más conocida por la mayoría de las personas e invita a reuniones con amigos degustando las famosas fajitas, enchiladas, quesadillas y, por supuesto, nachos bien pero bien crujientes con distintos dips como el guacamoles y el queso derretido.

Es cuestión de poner una fecha, juntarse y… ¡ándale, ándale, que el último en terminar paga la cuenta! La comida peruana hará desfallecer de gusto a los amantes de los pescados y mariscos, con su exquisito ceviche bien fresco y amplia variedad de caldos, sopas y guisos de frutos mar. Para los más “clásicos”, también tiene las salchipapas (papas fritas con ensalada y salchichas salteadas en rodajas) y una amplia variedad de pollos crujientes, empanizados y saborizados con salsas de lo más variadas. Por último, le dedicamos un espacio especial a la comida japonesa, ya que muchas veces es injustamente dejada de lado por considerarla “de moda” o insulsa o por pensar que es “de locos” pagar por comer pescado que ni siquiera está cocinado. Bueno señoras y señores, muy por el contrario, no solo cabe aclarar que la comida japonesa no se reduce al archiconocido sushi, sino que consta de una amplia variedad de comidas ricas en pescados y mariscos fritos, empanados o al vapor, así como de deliciosas sopas conocidas como “ramen” que maravillarán a cualquiera que quiera comer algo exótico, caliente, nutritivo y abundante. Se trata de recetas ancestrales que no solo llenan nuestro estómago, sino que amplían las barreras de nuestra mente.

La comida debe nutrirnos en cuerpo y alma y unirnos con aquellas personas con las que las compartimos, sea un bife de chorizo con papas fritas a caballo o unas geishas de salmón ahumado con palta y caviar. No desperdiciemos la oportunidad que nos ofrece nuestro barrio de conocer los sabores del mundo, mantengamos nuestro corazón, mente y estómago abiertos ¡Bon apetit!

 Agustina Corral 

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