“San Telmo es como un raro espejo”
Un vecino reflexiona sobre las múltiples caras que muestra el barrio durante un típico domingo
San Telmo es como un raro espejo en donde uno se puede ver reflejado. Lo que uno es y también lo que uno no es, la contracara. Tiene propiedades de arcón donde hay guardada infinidad de cosas que uno va descubriendo todos los días. San Telmo muestra y hace descubrir contrastes constantemente.
Estaba escribiendo esto, hoy domingo de medianoche, cuando escuché desde la calle música klezmer, aunque raro puesto que había percusión. Salí a la plaza y encontré un conjunto asquenazí al que se habían juntado colombianos para quienes el romancero sefardí les es natural, con derbuka y todo. La música, la danza de las mujeres y el aroma de los tilos de plaza hacían una impresionante fusión.
La época de los jacarandás floridos y pelados se está terminando como también la época de las magnolias en el parque. Sin embargo, comienzan los gomeros a mostrar sus pimpollos. En la Plaza Dorrego el ceibo está a pleno, las acacias terminan su floración y los tilos recién empiezan.
Más temprano había pasado la llamada de tambores de los uruguayos, unos 25 habían sido. Algunas eran mujeres. Interesante la pasión que ponen ellas al batir el parche del piano o del repique. Delante y por detrás de la formación, que avanzaba de a pasitos, bailaban muchas mujeres y algunos hombres. Y hasta los turistas comienzan a bailar en la calle. Últimamente entran a la Plaza Dorrego alrededor de las siete de la tarde y luego van marchando hacia el Centro.
Hoy aproveché para ir a la Iglesia de la Santísima Trinidad, que tiene la liturgia los domingos a las 10 sobre el Parque Lezama. La congregación, ortodoxa rusa, no fue grande, pero importante y cantó muy bien. Como era domingo y la plaza estaba llena de feriantes decidí tomar un cafecito y pensar que en nuestro barrio tenemos, además de la iglesia romana, una iglesia luterana (Dinamarquesa en Carlos Calvo al 200) que suele tener conciertos corales muy buenos. Tenemos también una iglesia evangelista, una sinagoga Sefardí (calle Piedras casi San Juan) y no muy lejos, en Monserrat tenemos la iglesia presbiteriana de San Andrés (Belgrano y Perú) donde se casó mi hija con música de órgano y gaita a la melodía de “Amazing Grace”.
La Plaza Dorrego, con la feria, es un caos los domingos. Sin embargo, siempre hay escenas simpáticas. Hoy observé a un hombre mirar una cadenita durante varios minutos en uno de los puestos. Al acercarme noté que la cadenita en realidad tenía un ‘nazar’: regalo típico del hombre a su amada para librarla de la envidia de terceros o ‘mal de ojo’ en toda la cuenca musulmana del Medio Oriente. Me hizo acordar a un nazar similar que mi abuelo compró para su mujer, en Sarajevo, hace más de 100 años y que llegara a mí y que yo regalé, a mi vez, a quien quise que fuese la mujer de mi vida. ¡Qué días aquellos! Cuando reaccioné, vi que este turista explicaba cosas a sus, supongo, mujer e hijas. No sé por qué pensó tanto tiempo, pero si tanto pensó antes de hablar, probablemente es que alguna historia tenía.
San Telmo es un raro espejo donde uno se encuentra a sí mismo.
—Jorge Vrljicak
Me gustó la nota, recuerdo a la Plaza Dorrego cuando comenzó a vender antigüedades hace más de treinta años y era un paseo que finalizaba a las 16 hs y solamente estaban los domingos.¡Cómo cambiaron los tiempos! Pero su esencia permanece…